Semana Sostenible
La caña que conserva: así se produce sin destruir en los campos de Colombia
Transición energética, carbono neutro y prácticas agrícolas sostenibles marcan el camino de Riopaila Castilla hacia un modelo agroindustrial más alineado con los retos ambientales.

En medio de los cultivos de caña de familias agricultoras colombianas que proveen a Riopaila Castilla de materia prima, en el Valle del Cauca y Cauca, no solo crece caña, también habitan guaduales, tigrillos, osos hormigueros, aves nativas, entre muchos otros que revelan una transformación silenciosa.
La sostenibilidad nació en el suelo, donde esta agroindustria centenaria decidió integrar conservación y producción como una misma estrategia de futuro.
El compromiso ambiental se traduce en acciones visibles. La empresa ha priorizado la conservación de cuencas hídricas, la capacitación en prácticas ambientales y el monitoreo de fauna en zonas agrícolas.
“La presencia de animales que antes no estaban, nos indicó que algo estábamos haciendo bien. Tenemos evidencia con fototrampas, pero también con el testimonio de los trabajadores, a quienes capacitamos para que reconozcan y protejan la biodiversidad”, explicó Guillermo Carvajal, gerente de Asuntos Corporativos de Riopaila Castilla.
Ese mismo enfoque se extendió a los corredores biológicos donde la compañía concentra los esfuerzos de reforestación, ayudando a conectar la montaña con los cuerpos de agua en la parte baja. En estos procesos participan comunidades locales, asociaciones de usuarios de ríos y organizaciones gremiales. Mientras la empresa se encarga del mantenimiento en las zonas planas, los habitantes lideran labores de siembra en las partes altas.

La gestión del agua es otro frente relevante. Riopaila Castilla implementa sistemas de riego inteligentes, tecnificados y prácticas de cobertura vegetal para lograr un uso más eficiente. En sus fábricas, además, mantiene un uso responsable mediante la recirculación del agua. “Desde las zonas altas comenzó todo. Si no conservamos desde allá, la operación se vuelve inviable”, afirmó Carvajal.
Ese enfoque integral se refleja en la transformación de su matriz energética. Toda la energía que utiliza proviene de fuentes renovables. Buena parte se produce a partir del bagazo de caña, lo que le permite no solo operar con autonomía, sino además aportar excedentes al sistema energético nacional. En la operación que este grupo agroindustrial tiene en el Vichada, también se estudia la posibilidad de instalar paneles solares para reemplazar el uso de diésel.
En cuanto a mitigación de emisiones, Riopaila Castilla ingresó este año al mercado voluntario de carbono, con créditos certificados que avalaron la conservación de bosque en la Orinoquía. El proceso tomó varios años, e incluyó estudios científicos, tecnología blockchain y lineamientos internacionales de trazabilidad. Carvajal destacó el potencial de crecimiento de este modelo, que podría incorporar otras zonas de conservación propias.
La sostenibilidad no se limitó al entorno natural. La compañía adoptó un enfoque regenerativo también en la relación con sus proveedores. La mayor parte del área cultivada pertenece a familias agricultoras, por lo que los cambios se hacen con argumentos técnicos y resultados visibles. “Esto no es un discurso. Se trata de que el productor de caña vea más rendimiento, más sacarosa, más ingreso. Ahí es donde funciona”, aseguró.
Esa misma filosofía permeó la cultura organizacional. El área Ambiental no opera como un departamento aislado, sino como una línea transversal. Cada año, los trabajadores reciben formación para entender que su labor también aportaba a los objetivos sostenibles de la compañía. “Hoy todos comprendemos el propósito. El reto fue traducir ese compromiso en rentabilidad y eficiencia”, señaló el gerente.
Sin embargo, no todo resulta positivo. En algunas zonas del país donde tiene operación la empresa, la alteración de orden público comenzó a afectar la movilidad del personal, la protección de los cultivos e incluso las decisiones de inversión. Carvajal advirtió que las quemas no autorizadas, impulsadas por actores externos, elevaron el riesgo de incendios descontrolados.
Frente a los estigmas que recaen sobre el monocultivo, Riopaila Castilla optó por abrir sus puertas. Durante los últimos tres años, estudiantes, líderes sociales y habitantes de la región han visitado sus instalaciones para conocer de cerca los procesos. “La mayoría se sorprendió. Se dio cuenta de que aquí no solo se produce azúcar. También se genera energía, se fabrican alcoholes, se conserva el bosque, se impulsa el desarrollo de las comunidades donde se opera”, concluyó Carvajal.