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Qué hacer si su carro comienza a oler a freno quemado: causas y cómo comportarse en este caso
Mantener la calma es clave para evitar sorpresas que puedan desencadenar una emergencia.
Percibir un olor a freno mientras se conduce puede ser una señal de advertencia que no debe pasarse por alto.
Este tipo de olor, generalmente descrito como un aroma acre, metálico o similar a quemado, puede indicar desde un desgaste normal hasta un problema mecánico serio.
Conocer las posibles causas y saber cómo actuar es fundamental para mantener la seguridad y evitar reparaciones costosas.
¿Por qué huele a freno un auto?
Uno de los motivos más comunes es el sobrecalentamiento del sistema de frenos. Esto puede ocurrir tras un descenso prolongado, frenadas continuas o una conducción agresiva.
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Al frenar repetidamente, las pastillas y discos alcanzan temperaturas elevadas, generando ese característico olor a quemado.
Otra causa frecuente es que una pinza de freno se haya quedado trabada, lo que produce fricción continua incluso sin accionar el pedal.
Esto genera un calor excesivo que también produce olor. Según expertos de Midas y AutoZone, una pinza atascada puede incluso dañar el disco de freno si no se detecta a tiempo.
El olor también puede deberse a frenos nuevos en proceso de asentamiento. En este caso, es normal que durante los primeros 100 a 200 kilómetros se perciban olores por el proceso de adaptación entre pastillas y discos. Sin embargo, si el olor persiste después de ese periodo, se recomienda una revisión.
Además, problemas con el freno de mano mal liberado o defectuoso pueden provocar que una de las ruedas siga frenando parcialmente, generando fricción y olor sin que el conductor lo perciba de inmediato.
¿Qué hacer si se detecta olor a freno?
- No entrar en pánico: Si el olor aparece después de un descenso o una conducción exigente, lo mejor es detenerse en un lugar seguro y permitir que los frenos se enfríen. Evitar el uso excesivo del freno en bajadas prolongadas es clave para prevenir el sobrecalentamiento.
- Revisar visualmente las ruedas: Al detenerse, es posible notar que una rueda está más caliente que las demás. Esto puede ser indicativo de una pinza atascada o del freno de mano activado parcialmente.
- Evitar tocar los componentes de freno: Aunque pueda ser tentador revisar los discos o tambores manualmente, estos pueden estar extremadamente calientes y causar quemaduras graves.
- Llevar el vehículo a un taller especializado: Si el olor persiste o se repite con frecuencia, lo ideal es hacer una revisión completa del sistema de frenos. Un técnico puede verificar si hay desgaste irregular, pérdida de líquido de frenos o fallas mecánicas.
- No ignorar ruidos acompañantes: Si el olor viene acompañado de chirridos, vibraciones o pérdida de potencia de frenado, se trata de una señal clara de fallo que requiere atención inmediata.
Prevención: clave para evitar sorpresas
Mantener el sistema de frenos en óptimas condiciones no solo evita el mal olor, sino que garantiza la seguridad.
Se recomienda realizar una revisión de frenos cada 10.000 a 15.000 kilómetros, dependiendo del estilo de conducción y las recomendaciones del fabricante.
El uso adecuado del freno motor en pendientes, evitar frenadas bruscas y no circular con el pie apoyado en el pedal del freno son hábitos que extienden la vida útil del sistema. También es fundamental cambiar el líquido de frenos cada dos años o según el manual del vehículo.
