Vehículos
Le quiere cambiar las luces a su carro para que se vea más ‘cool’: datos que evitarán que cometa varios errores
Alterar la configuración de un vehículo, además de echar a perder el trabajo de los fabricantes, pone en riesgo su seguridad y su bolsillo.


En el mundo del automovilismo, las modificaciones estéticas y funcionales son comunes entre los entusiastas, y el cambio de luces es uno de los más frecuentes.
Sin embargo, alterar los sistemas de iluminación originales de un vehículo puede acarrear riesgos considerables tanto en términos de seguridad como de legalidad.
Expertos en mecánica y seguridad vial desaconsejan modificar las luces originales de fábrica.

Seguridad en la conducción: el factor más importante
Las luces originales de los autos están diseñadas por ingenieros y fabricantes para proporcionar un rendimiento óptimo en términos de visibilidad, alcance y dispersión del haz de luz. Estas características no solo garantizan que el conductor vea correctamente el camino, sino que también aseguran que otros conductores y peatones perciban el vehículo de manera clara y sin deslumbramientos.
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Cambiar estas luces por otras no homologadas, como luces LED o HID (High-Intensity Discharge) en farolas no diseñadas para ellas, puede provocar un desbalance de luz, reduciendo la visibilidad y aumentando el riesgo de accidentes.
De acuerdo con el portal especializado Motor pasión, “instalar luces no aprobadas puede causar deslumbramientos a otros conductores, lo que representa un peligro significativo, especialmente en carreteras oscuras o en condiciones de mal tiempo”.
Homologación y compatibilidad técnica
Cada vehículo tiene un sistema eléctrico y óptico diseñado específicamente para su modelo. Cuando se sustituyen las luces originales por otras más potentes o de diferente tecnología, se puede generar un mal funcionamiento del sistema eléctrico, sobrecalentamiento del cableado, o incluso daños permanentes en la computadora del vehículo.

Por ejemplo, instalar luces LED en faros halógenos puede producir errores en el tablero o mal funcionamiento del sistema de iluminación automática.
Además, los componentes de iluminación están sujetos a procesos de homologación que cumplen normativas internacionales como las establecidas por la ECE R48 (Reglamento sobre instalación de sistemas de iluminación y señalización).
Cambiar las luces sin seguir estos estándares puede invalidar la homologación del vehículo y hacerlo ilegal para circular, especialmente en países donde las inspecciones técnicas son estrictas.
Implicaciones legales
En Colombia y muchos otros países, las modificaciones en el sistema de iluminación están reguladas por normativas de tránsito.
Según el Código Nacional de Tránsito Terrestre (Ley 769 de 2002), los vehículos deben mantener las características originales de iluminación, salvo que las modificaciones estén debidamente aprobadas por las autoridades competentes.
Un cambio no autorizado puede resultar en sanciones económicas, inmovilización del vehículo o la pérdida de la garantía del fabricante. Además, en caso de un accidente, las aseguradoras pueden rechazar el reclamo si se determina que la modificación contribuyó al incidente.
Alteración del diseño óptico original
Las luces originales están diseñadas para trabajar en armonía con los reflectores, lentes y difusores del faro. Cuando se instalan luces de diferente intensidad o tipo, se rompe esta calibración óptica, generando sombras, puntos ciegos o dispersión inadecuada de la luz.

Esto no solo afecta la estética y funcionalidad del vehículo, sino que también puede disminuir la efectividad del sistema de iluminación en situaciones críticas como lluvia, niebla o curvas pronunciadas.
Una nota periodística de Autobild España resalta que “las modificaciones caseras de los faros no solo deterioran la eficacia de la iluminación, sino que pueden provocar daños en el sistema óptico original, comprometiendo la seguridad del vehículo”.