Vehículos
Las carreteras más difíciles para manejar en Colombia: verdaderos retos para cualquier conductor; hay algunos que las evitan
Según la inteligencia artificial, estos cinco tramos representan un verdadero desafío para cualquier conductor; curiosamente, no aparece La Línea.


Colombia, con su geografía montañosa, selvas densas y climas variables, presenta un verdadero reto para la infraestructura vial.
Aunque el país cuenta con rutas panorámicas de gran belleza, algunas de sus carreteras son reconocidas por ser particularmente peligrosas y complejas para los conductores.
El Trampolín de la Muerte (Mocoa – San Francisco – Pasto)
Sin duda, la más temida de todas es el famoso “Trampolín de la Muerte”, una vía de unos 80 kilómetros que conecta Mocoa (Putumayo), con San Francisco y Pasto (Nariño).

Esta carretera fue construida en los años 30 y desde entonces ha sido sinónimo de peligro. Su trazado estrecho, sin pavimentar en gran parte, con precipicios sin barandas, niebla espesa y frecuentes derrumbes, la convierten en una de las rutas más difíciles de América Latina.
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La falta de señalización, las lluvias constantes y un escaso mantenimiento son otras variables que se le suman a las ya complicaciones que ofrece el recorrido. Su nombre no es una metáfora exagerada: representa un verdadero reto incluso para conductores experimentados.
Vía Medellín – Quibdó (Carretera al Chocó)
Conocida por su belleza natural, esta ruta también es infame por su mal estado y su alta peligrosidad.
La carretera que conecta Medellín con Quibdó atraviesa la cordillera Occidental y se ve afectada constantemente por lluvias torrenciales, derrumbes y el deterioro del pavimento.
Esta vía es crítica para la comunicación entre Antioquia y el Chocó, pero el abandono estatal y la falta de mantenimiento han provocado numerosos accidentes, especialmente durante la temporada invernal. A pesar de ser pavimentada, la niebla, los tramos estrechos y el tráfico pesado incrementan los riesgos.

Vía al Llano (Bogotá – Villavicencio)
Aunque es una carretera principal con inversión constante, la vía al Llano es conocida por sus cierres frecuentes, caída de piedras y deslizamientos de tierra. Este corredor vial de vital importancia para la economía del país ha enfrentado crisis graves, como la del año 2019, cuando estuvo cerrada por varios meses debido a derrumbes.
El Instituto Nacional de Vías (Invías) ha advertido en múltiples ocasiones sobre la inestabilidad del terreno. La combinación de tramos sinuosos, túneles largos y un alto flujo vehicular, exige máxima atención al conducir por esta carretera.

Vía Bogotá – Manizales (Alto de Letras)
Esta carretera es reconocida tanto por su dificultad como por ser la favorita de ciclistas profesionales. El Alto de Letras es uno de los puertos de montaña más largos del mundo, con una subida que supera los 80 kilómetros, partiendo desde Mariquita hasta llegar a los 3.700 metros sobre el nivel del mar.
Para los conductores, el reto se encuentra en las curvas cerradas, la alta pendiente, el clima cambiante y la altitud. Con niebla, lluvia y bajas temperaturas constantes, este tramo exige vehículos en óptimas condiciones, especialmente en lo que respecta a frenos y tracción.
Vía Pasto – Tumaco
La carretera que une el interior del departamento de Nariño con la costa pacífica es otra de las más complicadas. A pesar de ser clave para el comercio, la falta de pavimentación en muchos tramos, los huecos, el barro en temporada de lluvias y la inseguridad convierten este trayecto en un verdadero martirio.
Los transportadores deben recorrer esta vía con extrema precaución, especialmente en época invernal, cuando es común quedar atrapados por derrumbes o inundaciones.