Vehículos
Fin a los trancones: expertos encontraron la forma de evitar que se armen largas filas cuando no hay una causa justificada
La congestión, en muchas ocasiones, no es producto de un accidente, de un semáforo dañado o de una obra en la vía.


A la hora de conducir, es muy común verse sorprendido por un trancón, situación que incomoda, retrasa los desplazamientos y que, a medida que se avanza, produce intriga en los conductores sobre qué es lo que lo ha provocado.
Sin embargo, es muy común que cuando se llega al punto donde aparentemente debe haber un semáforo averiado, una obra en la vía o un accidente que esté provocando el trancón, sorprendentemente no hay ninguna situación como estas y el tráfico comienza a fluir con normalidad, algo que genera intriga y que fue objeto de un estudio por parte de un grupo de académicos en Europa.
Uno de los análisis más recientes ha sido desarrollado por la Universidad de Zaragoza en colaboración con la empresa de movilidad Alsa. Sus conclusiones, publicadas en el Boletín Diario Informativo de Unizar, se enmarcan en el programa WaveDriving Course, un curso de formación a conductores de autobús sobre conducción armónica que propone un enfoque innovador para evitar la congestión mediante pequeños cambios en la manera de conducir.

¿Qué son las retenciones fantasma?
El curso parte de una pregunta tan sencilla como importante: ¿por qué se producen los trancones? Según los responsables del programa, el profesor Antonio Lucas-Alba y el experto en movilidad Óscar M. Melchor, la causa muchas veces no está en un accidente o una señal de pare, sino en el propio comportamiento de los conductores.
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Cuando la densidad de coches en carretera es alta, por ejemplo, en hora pico o durante un periodo donde se incrementan los viajes como en vacaciones, cualquier mínima perturbación (una frenada brusca, una curva, una distracción) se propaga hacia atrás como una onda. Es lo que se conoce como retención fantasma, porque no tiene una causa visible.
Conducir manteniendo la distancia de seguridad, un error
Según Antonio Lucas-Alba, “la mayoría de los conductores están entrenados para mantener la distancia de seguridad, pero este hábito, en situaciones de tráfico denso, provoca un efecto dominó de frenadas que genera congestión”.

Esto ocurre porque mantener una distancia constante hace que los autos reaccionen uno tras otro ante cualquier pequeña variación de velocidad del vehículo que va delante, lo que crea oscilaciones en el flujo de tráfico.
Avanzar para mantener la inercia
El programa de la Universidad de Zaragoza propone un enfoque distinto, llamado conducción armónica o WaveDriving, que plantea conducir no para mantener una distancia fija, sino para mantener una velocidad constante y fluida.

Esto implica anticiparse a las frenadas del coche de delante, aumentar ligeramente la distancia de seguimiento y adaptar el ritmo para evitar el típico patrón de “acelerar-frenar-acelerar” que tanto agrava la circulación.
Un conductor que aplica esta técnica puede llegar a estabilizar el tráfico que tiene detrás, generando una “onda de fluidez” que evita el colapso.
Este estudio pone a prueba no solo la paciencia de los conductores, sino la capacidad de quienes transitan por las vías para poner a pruebas estas recomendaciones y así evitar que la congestión sea la protagonista durante los viajes por carretera.