Turismo
Más allá de las palmas de cera: así se vive la experiencia de recorrer el Valle de Cocora sin prisa en el Quindío
La verdadera magia de este lugar no solo se encuentra en sus majestuosas palmeras, sino en las experiencias que ofrece su entorno y otros sitios cercanos.

El Valle de Cocora es considerado uno de los mayores atractivos turísticos del departamento del Quindío, en Colombia. Este lugar es famoso por ser hogar de la palma de cera, un árbol emblemático y símbolo nacional que representa la riqueza natural y la biodiversidad del país.
Se encuentra localizado 10 kilómetros al norte del municipio de Salento, ofreciendo a sus visitantes varios senderos ecológicos para apreciar su belleza y tomar las mejores fotografías de su travesía por el Quindío.
Sin embargo, más allá de las palmas de cera como protagonistas de este paraíso natural, hay otras experiencias que ofrece su entorno y algunos sitios cercanos que no se pueden pasar por alto para disfrutar al máximo su visita.
La mejor manera de explorar el Valle de Cocora
Para descubrir este lugar de un modo auténtico e inigualable, la aventura inicia montando en los jeeps clásicos, conocidos como Willys en la zona, que inician el recorrido desde el parque principal del pueblo Salento.
El trayecto hasta este paraje desde el municipio es muy corto, pero vale la pena ir bien despierto para apreciar la majestuosidad de los paisajes del Quindío.

Otra forma de llegar hasta el Valle, dejando atrás el asfalto, es haciendo senderismo, una actividad que toma entre cinco a seis horas, y que llama la atención de muchos aventureros porque permite disfrutar de cada punto de vista que ofrece este lugar de una manera mucho más especial, destaca la prestigiosa revista National Geographic.
Con esta última opción, los visitantes del Valle de Cocora pueden sentir la adrenalina al pasar sobre puentes colgantes, mientras sienten el contacto con la naturaleza en su estado más puro y observan de cerca el río Quindío.
En el punto en que la ruta comienza a volverse más exigente, se encuentra la Casa de los Colibríes, donde es posible tomar un merecido descanso y comer algo en medio de un paisaje adornado con colibríes revoloteando entre los árboles.

Una vez en el Valle, lo más gratificante de llegar al lugar es detenerse para contemplar su paisaje, respirar aire puro y disfrutar de sus encantadores miradores sin prisa, tomando las mejores fotografías de recuerdo de la zona.
Para complementar la experiencia, es posible hospedarse en una finca que permite acercarse al día a día de una familia local o animarse a explorar una de esas haciendas que atraen con su aroma a café, sitios que brindan la oportunidad de conocer el proceso de producción de este grano, desde su recolección en adelante.
Ahora bien, antes de concluir la aventura en este rincón del Quindío, se recomienda no olvidar caminar por las coloridas calles de Salento y mucho menos de Filandia, un municipio cercano que también se destaca por su ambiente tranquilo y casas con balcones.