Turismo
El pequeño pueblo boyacense construido sobre una meseta, rodeado de quebradas y montañas, ideal para el turismo de naturaleza
Este agradable destino está a solo 15 minutos de Tunja.

Boyacá es considerado uno de los destinos acogedores de Colombia. Destaca por ser una región llena de historia, cultura y belleza natural en donde los viajeros encuentran diversidad de destinos para conocer y disfrutar.
Posee una gran riqueza natural con paisajes montañosos, lagunas sagradas, páramos como el de Ocetá, y múltiples senderos ecológicos que lo convierten en un destino ideal para los amantes del ecoturismo y la aventura.
A esto se suman sus pueblos coloniales que le agregan valor. En la lista se encuentran Villa de Leyva, Ráquira, Iza y Tunja, capital del departamento, entre muchos otros.
Este departamento alberga 123 municipios, cada uno con atractivos especiales que vale la pena conocer, especialmente si los viajeros son amantes de la aventura, la naturaleza, la rica gastronomía y los planes tranquilos.

Una de esas muchas opciones es Motavita, cuyo nombre se dice que tiene dos significados. Por un lado, se afirma que en lengua muisca, expresa baño de la labranza de la cumbre; pero, por otro, hay quienes indican que se refiere a la terminación de la oscuridad, de acuerdo con el Sistema de Información Turística de Boyacá (Situr).
Uno de los aspectos que destaca de este pueblo es su arquitectura que se caracteriza por tener una mezcla de influencias indígenas y coloniales, con casas y edificios con techos de teja y paredes de adobe.
Además, es un territorio que cuenta con varios senderos ecológicos y miradores con lindas vistas de los paisajes naturales de la región. También se pueden visitar las fincas productoras de frutas y hortalizas y conocer de cerca el proceso de producción y comercialización de estos productos.
Sitios de interés
En la lista de lugares de interés se encuentra el Monumento a la Familia Campesina, erigido en el parque principal, a pocos pasos de la Parroquia de la Santa Cruz, así como el Valle de Sote, El Infiernito, el páramo de Motavita y las Moyas de Farfacá.
En cuanto a festividades, en febrero se llevan a cabo las tradicionales festividades en honor a Nuestra Señora de las Aguas, patrona del municipio, y la celebración del Día del Campesino, en la que se rinde homenaje a quienes realizan las labores del campo.

Algo para no perderse en Motavita es su gastronomía, en la que resalta el cordero sudado o al horno, la pepitoria, la torta de sesos, el cuchuco de maíz o de cebada, y típicas bebidas como la chicha o el guarapo.
Datos históricos
Datos históricos referidos por Situr, indican que el zaque de Hunza, Quemuenchatocha, solía visitar Motavita y, en su recorrido desde Tunja, los pobladores cubrían el suelo con mantas de vistosos colores y construían bohíos para recibir a la comitiva, en un peregrinaje que duraba varios días.
Este poblado fue fundado en 1586 y en 1776 fue erigido a parroquia conocida como Santa Cruz de Motavita. El casco urbano fue construido sobre una meseta rodeada de profusas laderas y montañas. Su hidrografía la conforman las quebradas Honda, Fusachá, Corralejas y El Infierno.
Se dice que durante la época colonial, Motavita fue un importante centro de producción agrícola y ganadera, y en la actualidad sigue destacando por su producción de frutas y hortalizas de alta calidad.