Turismo
Cuatro joyas ocultas para visitar en Santa Marta, según la inteligencia artificial
Estos destinos son ideales para quienes buscan experiencias únicas fuera de los circuitos tradicionales.
Sus paisajes inolvidables, su gente y cada aspecto cultural que compone a Santa Marta la convierte en un destino imperdible en Colombia, cargado de exuberante vegetación, imponentes montañas y un azul de sus mares que enamora a cualquier viajero mientras admira su belleza bajo el sol en una de sus paradisiacas y reconocidas playas que combinan de manera perfecta con el blanco de la Sierra Nevada.
Por eso, a propósito de la conmemoración de sus 500 años de historia, a continuación se mencionan cuatro joyas ocultas para visitar en esta encantadora ciudad que lo tiene todo, recomendadas por la inteligencia artificial ChatGPT.
1. Piedra de Donama
Una formación rocosa impresionante en lo profundo de la Sierra Nevada, rodeada de selva y con vistas panorámicas inolvidables. Esta zona sagrada para la comunidad indígena Kogi combina naturaleza pura y espiritualidad ancestral.
Según un artículo publicado por El Informador, la Piedra Donama está ubicada en una finca del corregimiento de Bonda y es un monolito de 2.5 metros de altura, en cuya superficie se conservan varios jeroglíficos en bajo relieve.
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Para vivir una experiencia gratificante, es importante tener en cuenta que requiere una caminata guiada y es ideal para quienes buscan aventura cultural fuera de lo convencional.
2. Cascadas de Marinka y Pozo Azul
A pocos kilómetros de la ciudad, en el bosque húmedo de Minca, se encuentran dos escenarios naturales poco masificados:
- Marinka: un salto de agua que desemboca en piscinas naturales rodeadas de vegetación.
- Pozo Azul: una poza cristalina perfecta para nadar después de una caminata entre montañas y ríos
Ambos sitios ofrecen un entorno relajante y refrescante, ideal para escaparse del calor de la costa y experimentar una conexión única con la naturaleza.
3. Palafitos en la Ciénaga Grande de Santa Marta
Hacer una visita a estos pueblos palafíticos construidos sobre manglares y ciénagas, habitados por comunidades cuyos modos de vida han permanecido casi intactos, es una forma auténtica y poco turística de conectar con la riqueza natural y cultural de la región.
4. Playa Inca Inca
Para quienes buscan tranquilidad frente al mar, a unos 8 km del centro de Santa Marta, se encuentra esta pequeña playa ubicada en un entorno silvestre que se destaca por su ambiente calmado.
Rodeada por el cerro Ziruma, es ideal para nadar, hacer snorkel o simplemente relajarse en la arena, especialmente entre semana cuando hay pocos visitantes.
Cada uno de estos destinos enamora por su autenticidad y el privilegio que brinda al estar lejos del turismo de masas. Además, ofrecen conexiones culturales y ecológicas auténticas, narrando su propia historia y cautivando con un entorno natural único.
También ofrecen una gran diversidad de experiencias: desde caminatas históricas y arqueológicas, hasta el ambiente perfecto para relajarse junto a cascadas o manglares.
No obstante, es importante tener en cuenta que algunos destinos requieren guía o transporte especial (por ejemplo, Piedras de Donama y los palafitos).
De igual manera, se aconseja hacer sus visitas por la mañana para evitar la mayor intensidad del sol y mantener buenas prácticas durante los recorridos, que contribuyan a su conservación y reflejen tanto respeto ambiental como cultural.