Ciencia
El ‘gran error’ que mencionan que la Nasa ha cometido durante más de 50 años
Durante más de 50 años, se habría pasado por alto un detalle crucial en ciertas pruebas.

Durante más de cinco décadas, los procedimientos para ensayar vehículos espaciales en la Tierra podrían haber pasado por alto un factor esencial. Un reciente análisis liderado por investigadores de la Universidad de Wisconsin–Madison sugiere que las pruebas realizadas por la NASA para garantizar la eficacia de sus roveres en entornos como la Luna o Marte podrían haber contenido un error fundamental en su planteamiento.
La revelación pone bajo la lupa la manera en que se han interpretado durante años los ensayos en condiciones controladas, diseñados para imitar la baja gravedad de otros cuerpos celestes. La clave: la interacción entre ruedas y suelos varía de forma significativa cuando la fuerza gravitatoria es distinta.
¿Dónde estuvo la falla durante más de 50 años?
Hasta ahora, las agencias espaciales habían optado por simular la gravedad de la Luna o Marte aligerando la masa de los roveres y probándolos en superficies arenosas en la Tierra. Sin embargo, lo que no se había contemplado es que la propia arena también reacciona de forma diferente en un entorno de menor gravedad. Es decir, no solo el vehículo cambia su comportamiento, sino también el terreno bajo sus ruedas.

Este detalle aparentemente menor podría haber afectado negativamente el diseño y la planificación de diversas misiones. De hecho, un ejemplo emblemático fue el del rover Spirit, que terminó inmovilizado en Marte. Aunque en su momento se consideró un accidente puntual, ahora se cree que podría haber sido una consecuencia directa de estas pruebas poco realistas.
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Una nueva era de simulación espacial
El estudio, liderado por el experto Dan Negrut, empleó el motor de simulación Project Chrono para recrear con precisión cómo interactúan los vehículos con distintos tipos de suelos en condiciones de baja gravedad. Los resultados demostraron que las metodologías anteriores producían expectativas demasiado optimistas sobre el rendimiento real de los roveres fuera de la Tierra.

Gracias a este nuevo simulador físico (que además es de código abierto y accesible al público), se abre la puerta a modelos más ajustados a la realidad lunar y marciana. Esta tecnología no solo ayudará en futuras misiones como VIPER, sino que también podría tener aplicaciones prácticas en maquinaria terrestre diseñada para operar en suelos blandos o inestables.
El impacto del hallazgo es doble: permite corregir errores del pasado y aumenta las probabilidades de éxito en futuras expediciones espaciales. Además, fortalece el desarrollo de tecnología avanzada que, con el tiempo, también podría mejorar soluciones en sectores como la construcción, la minería y el transporte en terrenos complejos.