Ciencia

Así pueden ser las terribles consecuencias en la Tierra ante una intensa llamarada solar

La superficie solar presentó una actividad que recuerda episodios históricos.

David Alejandro Rojas García

David Alejandro Rojas García

Periodista en Semana

24 de mayo de 2025, 1:53 a. m.
El monitoreo del Sol se ha intensificado tras su última manifestación energética.
Una llamarada teñida de rojo reveló el dinamismo extremo del astro rey. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Aunque desde la Tierra el Sol parezca una esfera inmutable en el cielo, en realidad es un hervidero de energía capaz de desencadenar fenómenos de enorme potencia.

Uno de ellos ocurrió el 14 de mayo, cuando se registró una de las llamaradas solares más fuertes del año: una explosión clase X2.7 detectada por el Solar Dynamics Observatory de la NASA.

Este tipo de actividad solar, lejos de ser solo un espectáculo astronómico, puede tener consecuencias concretas y preocupantes para la vida moderna.

Una erupción solar que activó las alarmas científicas

La reciente llamarada solar quedó plasmada en una imagen impactante teñida de rojo, que evidenció la violencia con la que el Sol puede expulsar materia y energía al espacio.

Este evento ha sido motivo de análisis y advertencias de la Nasa frente a las posibles consecuencias.

Estas van desde cortes inesperados de energía eléctrica y fallos en sistemas de navegación GPS, hasta interrupciones en las comunicaciones por radio y amenazas directas para satélites y misiones espaciales.

Pueden afectar las comunicaciones por radio, las redes eléctricas y las señales de navegación, y suponer riesgos para las naves espaciales y los astronautas”, señala la agencia.

Una imagen reciente del Sol, teñida de rojo por luz ultravioleta, muestra la violencia de una llamarada registrada por la NASA.
El Sol emitió un destello brillante captado por la NASA en luz ultravioleta extrema, destacando la intensidad de la llamarada del 14 de mayo. | Foto: NASA/SDO

La intensidad del fenómeno sorprendió incluso a quienes monitorean constantemente el comportamiento del Sol. Desde millones de kilómetros, la energía liberada puede interactuar con el campo magnético de la Tierra, afectando infraestructuras tecnológicas clave.

Tormentas geomagnéticas, auroras y fallos tecnológicos

Las llamaradas solares como la registrada en mayo suelen venir acompañadas de eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés), verdaderas olas de partículas altamente cargadas.

Cuando estas alcanzan la magnetosfera terrestre, pueden desencadenar espectáculos naturales como auroras boreales, pero también provocar tormentas geomagnéticas con impacto directo en la red eléctrica, la aviación y los sistemas de posicionamiento.

Expertos del Centro de Predicción del Clima Espacial (NOAA) han activado sistemas de monitoreo ante la posibilidad de nuevas perturbaciones.

Entre ellos se encuentra la doctora Tamitha Skov, especialista en meteorología espacial, quien advierte sobre interrupciones en señales de radio de alta frecuencia, problemas en la cobertura GPS y aumentos en la radiación durante estos episodios solares extremos.

Un Sol inquieto y una infraestructura vulnerable

La preocupación no es nueva. La actividad solar reciente ha sido comparada con eventos históricos como el famoso Evento Carrington de 1859, que generó auroras visibles en latitudes inusuales y fallas en los sistemas telegráficos de la época, y el apagón masivo en Quebec en 1989, causado por una tormenta solar.

En el contexto actual, donde la dependencia tecnológica es mayor que nunca, un fenómeno de estas características podría tener efectos devastadores.

Según el portal especializado Halo CM, el 17 de mayo la Tierra habría quedado conectada directamente con un enorme agujero coronal de polaridad positiva en el hemisferio sur del Sol.

Esta conexión, tras una tormenta geomagnética clase G2, subraya el riesgo latente que implica la constante interacción entre nuestra estrella y el planeta.

La vigilancia constante del clima espacial se convierte, así, en una herramienta crucial para anticipar y mitigar posibles impactos en una sociedad cada vez más interconectada y dependiente de la tecnología.

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