Ciencia
Así luce el nuevo mapa global del fondo submarino “más detallado hasta el momento”, a propósito de las advertencias marinas
La NASA reveló el mapa más preciso del fondo marino en medio de crecientes alertas ambientales.

A simple vista, el fondo oceánico parece una vasta extensión ajena a las urgencias humanas. Sin embargo, nuevas observaciones científicas están reconfigurando la manera en que se entiende su papel en procesos clave para la vida en la Tierra.
Aunque históricamente ha permanecido en las sombras de la investigación, su cartografía avanza como un eslabón crucial para entender fenómenos ecológicos, económicos y de salud pública.
Corrientes marinas: un nuevo canal de contaminación por mercurio
Dos estudios recientes revelan una preocupación creciente en torno al mercurio, un metal tóxico que ha comenzado a acumularse peligrosamente en los ecosistemas acuáticos. En el primero, liderado por universidades danesas, se documenta que el Ártico está recibiendo una carga significativa de contaminación por mercurio transportada por las corrientes oceánicas. Esta amenaza se mantiene, pese a que las emisiones globales han disminuido.
Por otro lado, investigadores de la Universidad Tulane, en Estados Unidos, alertan sobre una tendencia histórica: desde mediados del siglo XIX, los niveles de mercurio en los ríos del mundo se han duplicado. Esta acumulación tiene implicaciones directas sobre la biodiversidad acuática y sobre la salud humana, debido a que el mercurio bioacumula en peces y otros organismos consumidos por las personas.
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En paralelo a estas alertas ambientales, un avance tecnológico impulsado por la Nasa busca iluminar lo desconocido. A través de la misión SWOT (Topografía de las Aguas Superficiales y Oceánicas), desarrollada en conjunto con la agencia espacial francesa CNES, se ha generado uno de los mapas más detallados hasta la fecha del suelo marino.
“Cartografiar el lecho marino es clave tanto para las oportunidades económicas ya establecidas como las emergentes, entre las que se cuentan la extracción de minerales raros en el suelo marino, la optimización de las rutas de transporte, la detección de peligros y las operaciones de guerra en el suelo marino”, dijo Nadya Vinogradova Shiffer, jefa de programas de oceanografía física en la sede central de la NASA en Washington.

Este nuevo modelo se basa en mediciones milimétricas de la altura del agua en la superficie de océanos, ríos y lagos. El método permite detectar ligeras elevaciones causadas por la atracción gravitatoria de formaciones geológicas sumergidas, como montañas submarinas y colinas abisales. A lo largo de un año de datos recopilados, los investigadores identificaron zonas donde la corteza continental se encuentra con la oceánica, revelando estructuras antes invisibles.
“Las colinas abisales son las formas de relieve más abundantes en la Tierra, y cubren alrededor del 70% del fondo oceánico”, dijo Yao Yu, oceanógrafa del Instituto Scripps de Oceanografía y autora principal del artículo.

Según el equipo a cargo, encabezado por el investigador David Sandwell, el número de montañas submarinas podría duplicarse, pasando de 44.000 a más de 100.000. Estas estructuras no solo modifican las corrientes marinas profundas, sino que también influyen en la distribución de nutrientes, generando hábitats únicos en zonas donde normalmente reinaría la escasez.
Más allá de la ciencia: implicaciones geopolíticas y ambientales
Este esfuerzo cartográfico no es una simple curiosidad académica. La NASA advierte que conocer con precisión el relieve del lecho marino es vital para la navegación, la colocación de cables submarinos, la exploración de recursos minerales y las maniobras estratégicas en aguas profundas.
Además, estas mediciones ayudan a comprender mejor procesos geológicos como la tectónica de placas y las dinámicas de calor y nutrientes que impactan directamente los ecosistemas marinos y las comunidades costeras.

En un contexto donde los océanos ya están actuando como canales de transmisión de contaminantes como el mercurio, contar con un mapa preciso de su geografía interna se vuelve una herramienta indispensable para la protección ambiental y la gestión global de los recursos naturales. Lo que antes era invisible hoy comienza a emerger, delineando un nuevo paradigma para entender y cuidar el planeta azul.