Estados Unidos
Trump desata caos en la NASA: científicos denuncian despidos, censura y amenazas a la seguridad espacial
Casi 300 empleados y exempleados firmaron una carta interna alertando que los recortes del Gobierno podrían comprometer misiones fundamentales y silenciar voces técnicas clave dentro de la agencia.

Cerca de 300 miembros actuales y exmiembros de la NASA han firmado la denominada “declaración Voyager”, una carta abierta dirigida al administrador interino Sean Duffy, en la que expresan profunda preocupación por los recortes presupuestarios y de personal impulsados desde la Casa Blanca.
Los firmantes advierten que dichas medidas, implementadas sin la aprobación del Congreso, amenazan la seguridad de las misiones espaciales, la integridad científica y la estabilidad operativa de la agencia.
La misiva señala explícitamente que el proyecto de presupuesto para el año fiscal 2026 contempla recortes de hasta 6.000 millones de dólares, equivalentes al 25 % del presupuesto total de la NASA, reduciendo casi a la mitad los fondos destinados a ciencia.

Entre los firmantes, 131 lo hicieron públicamente y 156 de forma anónima, debido a un clima de temor por posibles represalias internas.
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El origen de la crisis se remonta a la firma de una orden en abril que retiró las protecciones laborales de varios empleados y autorizó un programa de “resignaciones diferidas”, diseñado para reducir la plantilla sin recurrir a despidos directos.
Como consecuencia, se proyecta que más de 2.000 empleados sénior serán elegibles para salidas voluntarias o jubilaciones anticipadas, especialmente en los niveles GS‑13 a GS‑15.
Según la carta abierta, estas acciones ya han provocado el cierre o debilitamiento de tres departamentos y la cancelación de contratos y subvenciones, impactando directamente en misiones clave como la del telescopio espacial Nancy Grace Roman y la misión de retorno de muestras marcianas.

Además, los firmantes advierten sobre una creciente “cultura del silencio organizacional” que entorpece la comunicación interna crítica y pone en riesgo el sistema de Autoridad Técnica, diseñado tras el accidente del transbordador Columbia en 2003.
En respuesta, científicos y expertos han señalado que estas decisiones violan la separación de poderes, dado que el presupuesto corresponde al Congreso y no puede ser ejecutado de forma unilateral.
Las principales voces republicanas en el Senado, como Ted Cruz, han promovido enmiendas para proteger misiones afectadas y mantener el enfoque científico dentro de la agencia.
Desde la NASA, la secretaria de prensa Bethany Stevens ha defendido que, pese a las reducciones, “no se comprometerá en absoluto la seguridad” y que los recortes se harán conservando los roles críticos. Sin embargo, esta promesa no ha acallado el malestar generalizado en el personal, que teme que retrasos o abandonos puedan dejar sin supervisión proyectos vitales como los sistemas de lanzamiento SLS o las misiones robóticas profundas.
La protesta de la “declaración Voyager” coincide con días de aniversario significativos, el 56.º de la llegada del hombre a la Luna y aparece en un contexto de tensión institucional.
La preocupación ya trasciende fronteras y se incorpora a movimientos similares de trabajadores del NIH o la Agencia de Protección Ambiental (EPA), quienes también han denunciado interferencias políticas en agendas científicas esenciales