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Nueva York estudia ambicioso plan piloto para instaurar la semana laboral de cuatro días con incentivos y sueldos garantizados
Con propuestas legislativas orientadas a acortar la jornada laboral convencional, las autoridades pretenden elevar la calidad de vida tanto de empleados públicos como privados.
En una iniciativa que podría redefinir el esquema laboral habitual, el estado de Nueva York se alista para experimentar con la semana de trabajo de cuatro días, impulsado por dos proyectos de ley que aún están siendo revisados en comité.
De acuerdo con Fox 5, las medidas fueron presentadas por Phara Souffrant Forrest, asambleísta del 57.º Distrito en Brooklyn. De ser aprobadas, estas propuestas llevarían al estado hacia la implementación de una semana laboral de 32 horas, marcando un giro histórico en la forma de trabajar.
La primera iniciativa, conocida como Assembly Bill A5423, está enfocada exclusivamente en los trabajadores del estado de Nueva York. Su objetivo es modificar la ley de servicio civil estatal, exigiendo que el departamento pertinente determine cuáles agencias estatales podrían implementar una semana laboral reducida de forma “viable y beneficiosa” para al menos el 60 % de su plantilla.
Un aspecto fundamental de esta propuesta es que asegura que los empleados incluidos en el programa piloto mantendrán tanto sus salarios como sus beneficios sin recortes. Asimismo, se establece que su carga laboral no podrá disminuir a menos de 36 horas por semana.
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Datos y evaluación de la productividad: el impacto de la reducción de la jornada laboral
La segunda iniciativa, conocida como Assembly Bill A5454, propone estimular a los empleadores del sector privado a adoptar la semana laboral de cuatro días mediante la creación del “Programa Piloto de la Semana de Trabajo Inteligente de Nueva York”.
Este programa contempla la entrega de generosos créditos fiscales, que podrían alcanzar los 250.000 dólares por empresa o 5.000 dólares por cada empleado que participe, como incentivo principal. La intención es alentar a las compañías a reconsiderar sus modelos laborales y ajustar sus operaciones a este esquema alternativo. Según reportó Fox 5, el proyecto también subraya la relevancia de recolectar información valiosa a través de encuestas, entrevistas y otros métodos, con el propósito de analizar cómo afecta esta reducción de jornada, tanto la productividad como el bienestar de los empleados.
La iniciativa de implementar una semana laboral reducida no es novedosa y ha sido objeto de discusión en distintos países y regiones como una estrategia para elevar el bienestar de los trabajadores, mientras se conserva o incluso incrementa la productividad.
La premisa principal es que quienes laboran menos días puedan disfrutar de una mejor calidad de vida, lo que podría reflejarse en una mayor motivación y desempeño laboral. La recolección de datos será esencial para comprobar si estos posibles beneficios se materializan efectivamente en Nueva York.
Ventajas fiscales: estímulos para el sector privado
El proyecto de ley A5454, al brindar atractivos incentivos fiscales, pretende fomentar activamente la implementación de la semana laboral de cuatro días entre los empleadores del sector privado.
Esta estrategia reconoce que muchas empresas podrían mostrarse reticentes a modificar sus modelos laborales sin una compensación económica directa que mitigue los costos iniciales vinculados a la adopción de una nueva estructura laboral. Al ofrecer hasta 250.000 dólares en créditos fiscales por empleador, la iniciativa se posiciona como un apoyo clave para aquellas compañías que desean innovar en sus prácticas laborales sin enfrentar pérdidas financieras importantes.
Los incentivos alcanzan también a los empleados, quienes podrían aprovechar directamente un esquema laboral más flexible y enfocado en su bienestar. Los créditos fiscales de 5.000 dólares por cada trabajador participante funcionan como un fuerte mecanismo para sincronizar los objetivos personales de los empleados con las metas de la empresa, fomentando así un entorno laboral más inclusivo y productivo.
Nueva York se encuentra al borde de una posible transformación profunda en la forma de organizar el trabajo, con el potencial de brindar mayor flexibilidad y eficiencia tanto a trabajadores como a empleadores. Mientras avanzan los debates legislativos, el enfoque se dirige hacia los retos y las ventajas que podría implicar la adopción de una semana laboral de cuatro días en un estado marcado por su dinamismo y su variada estructura económica.
