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La Sala de las Lágrimas | Diez fotos que revelan cómo es el enigmático lugar donde el cardenal se convierte en papa
La habitación suele estar cerrada al público. Es allí donde el nuevo sumo pontífice entra antes de ser presentado al mundo.

Al fondo de la Capilla Sixtina hay una puerta que comunica con una pequeña habitación de nueve metros cuadrados, permanentemente cerrada al público. Es la llamada Sala de las Lágrimas, donde cada nuevo papa, tras ser elegido, entra en compañía del cardenal camarlengo (a cargo de los asuntos del Vaticano durante la transición entre dos papados) y del maestro de ceremonias litúrgicas para, según la tradición, romper en llanto ante la magnitud de la tarea que le espera y vestir su primera sotana blanca, con la que será presentado al mundo.
¿Por qué se llama Sala de las Lágrimas?
El nombre Sala de las Lágrimas es simbólico y no oficial. Se le llama así porque muchos de los nuevos papas, abrumados por la magnitud del momento, han llorado al estar allí. Es un espacio íntimo de recogimiento, donde el nuevo pontífice puede reflexionar, rezar y prepararse antes de salir al balcón de la Basílica de San Pedro para su primera bendición como papa (Urbi et Orbi).
¿Qué hay en la sala?
- Vestiduras papales de diferentes tallas, preparadas para el nuevo papa (ya que no se sabe quién será).
- Un espejo, para que pueda arreglarse.
- Zapatos de diversas tallas (ya que no se sabe quién será).
- Un crucifijo o imagen religiosa, para facilitar un momento de oración.
- A veces se deja una Biblia o libro de oraciones.
- Objetos litúrgicos.
- Un ambiente sobrio y solemne, adecuado para la introspección espiritual.
Es un lugar cargado de significado y uno de los espacios más privados e importantes del proceso de elección papal.
Uno de los casos más conocidos es el del papa Juan Pablo II quien —según testigos— se echó a llorar apenas llegó a esa sala en 1978. Otros, como Benedicto XVI, también habrían pasado por una fuerte conmoción emocional en ese lugar.
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Una vez vestido, el nuevo papa sale de la Sala de las Lágrimas y es acompañado por el cardenal protodiácono, quien anunciará su elección con el famoso Habemus papam desde el balcón de la basílica de San Pedro.
El papa, entonces, se asoma por primera vez al mundo ya investido como sumo pontífice, saliendo de esta sala transformado simbólicamente.
No hay registros precisos de cuándo se instituyó oficialmente la Sala de las Lágrimas, pero su uso está documentado al menos desde el siglo XX.
Antes de tener un espacio designado, los nuevos papas improvisaban su preparación en habitaciones adyacentes, pero con el paso del tiempo, se asignó una sala específica para este momento íntimo. Su uso se formalizó como parte del protocolo papal moderno, especialmente desde el siglo XX con las reformas de los cónclaves.
No existen muchas fotografías de la Sala de las Lágrimas, por su carácter privado y ceremonial. Solo se han filtrado algunas imágenes en libros o documentales vaticanos, en los que se ve una sala austera, con paredes claras, una mesa con crucifijo y un perchero con las sotanas. En general, el Vaticano ha mantenido esta sala en discreción, como un lugar de intimidad con Dios, no de espectáculo.








