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Entró a prisión: Nicolas Sarkozy se convierte en el primer exjefe de Estado francés tras las rejas
El exmandatario fue condenado por corrupción, en un caso que conmocionó a la política francesa.
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Nicolas Sarkozy se convirtió este martes, 21 de octubre, en el primer exjefe de Estado francés entre rejas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, condenado por maniobrar para financiar ilegalmente, con dinero libio, su campaña electoral de 2007.
El presidente conservador entre 2007 y 2012 ingresó en la mañana en la cárcel parisina de la Santé para cumplir una pena de cinco años de prisión por asociación ilícita, impuesta por un tribunal en septiembre.
“Esta mañana encierran a un inocente”, escribió minutos antes en la red social X Sarkozy, quien denunció un “escándalo judicial” y un “viacrucis”. “La verdad triunfará”, pero “el precio a pagar habrá sido abrumador”, agregó.

Su condena estuvo acompañada de polémica porque el también marido de la cantante Carla Bruni cuestionó que el tribunal ordenara su ingreso en prisión sin esperar al resultado de su recurso. El juicio en apelación debe celebrarse en los próximos meses.
La cuestión de la ejecución provisional es “un debate legítimo” que debe llevarse a cabo “con calma”, declaró este martes el presidente, Emmanuel Macron, a quien la oposición de izquierda criticó por reunirse con su predecesor el pasado viernes.
Sin embargo, podría permanecer solo unas semanas. Sus abogados ya solicitaron su libertad condicional, como la legislación permite a los presos que ya tienen 70 años una vez pisan la cárcel. La justicia tiene dos meses para resolver.
Mientras tanto, podrá salir “solo” una hora al día al patio y recibir la visita de su familia tres veces por semana, precisó su abogado Christophe Ingrain. La mayor parte del tiempo estará en su celda, donde leerá y escribirá sobre esta “experiencia tan difícil”, agregó.

“Sarko”, como se le conoce, será el primer exjefe de Estado francés encarcelado desde Philippe Pétain, quien acabó entre rejas al término de la Segunda Guerra Mundial por colaborar con la Alemania nazi. Y el primero de un país ya dentro de la Unión Europea.
Fue condenado por permitir que allegados suyos se acercaran a la Libia de Muamar Gadafi, fallecido en 2011, para obtener fondos para financiar ilegalmente su victoriosa campaña de 2007.
Aunque el proceso no permitió demostrar que el dinero se utilizó en “última instancia”, el tribunal subrayó que sí salió de Libia, por lo que lo condenó por asociación ilícita y por la “excepcional gravedad de los hechos”.
Independencia judicial
Esta condena no es la primera contra el conservador, que ya portó una tobillera electrónica a inicios de año. Suma otras dos por corrupción, tráfico de influencias y financiación ilegal de campaña en 2012, y también tiene otras causas abiertas.
Su encarcelamiento choca con la imagen de mano dura contra los delincuentes que este animal político se forjó como ministro del Interior entre 2005 y 2007, un cargo que lo catapultó a la presidencia.

Aunque seis de cada 10 franceses consideran “justa” su entrada en prisión, según un sondeo reciente, sus críticas a la presunta politización de los jueces le cosecharon apoyos en la derecha y la ultraderecha, y obligaron a Macron a defender la justicia.