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Colombiana padeció 48 años de “esclavitud y abusos” en Costa Rica, esta es su historia

El diario La Nación de Costa Rica habló en exclusiva con la víctima, quien rompió el silencio y aseguró que vivió una pesadilla durante décadas.

10 de agosto de 2025, 4:18 p. m.
La mujer contó su historia y reveló años de abuso en Costa Rica
La mujer contó su historia y reveló años de abuso en Costa Rica. | Foto: Getty Images

Una joven colombiana, nacida en San Andrés en 1965, habría padecido un horror en Costa Rica después de ser víctima de “esclavitud y abusos”, de toda índole, en un viaje que, en teoría, buscaba ofrecerle una mejor calidad de vida.

La mujer relató su historia en el diario La Nación de Costa Rica, contó cómo su infancia estuvo marcada por la pobreza y por un padre violento. Sin embargo, su vida cambió después de que su madre la entregara a una mujer costarricense llamada Liliana, quien le prometió educación y bienestar en su país.

Finalmente, la niña viajó sola a Costa Rica con la ilusión de una vida mejor, pero al llegar a la casa las promesas desaparecieron: nunca fue inscrita en un colegio y, en cambio, comenzó a trabajar como empleada doméstica de manera extenuante, mientras dormía en un pequeño cuarto de servicio.

La joven colombiana denunció a la mujer de origen costarricense ante organismos de protección de derechos humanos
La joven colombiana denunció a la mujer de origen costarricense ante organismos de protección de derechos humanos | Foto: Getty Images

Poco tiempo después llegaron los maltratos físicos y verbales, siempre teñidos de racismo. “Los negros nacimos para ser esclavos”, le repetía Liliana, que justificaba su dominio diciendo que había “pagado mucho” por ella. Por cualquier error, la golpeaba con ganchos de madera. Apenas podía salir para realizar compras rápidas, vigiladas, y en la casa atendía a personalidades políticas y sociales que desconocían su situación.

En ese mismo entorno, sufrió abusos sexuales por parte de la pareja de una de las hijas de Liliana. Cuando intentó hablar, recibió amenazas de muerte y advertencias de represalias de supuestos contactos criminales. El miedo la mantuvo atrapada durante décadas, según el diario costarricense.

Años después, la joven dio a luz a un hijo fruto de una relación que, según cuenta, fue manipulada. Liliana se apropió incluso del registro del niño, apareciendo como madre junto a la víctima, y le prohibió decidir su nombre, dormir con él o llevarlo al colegio.

El abuso se prolongó durante muchos años, sin que ella pudiera comunicarse con ninguna autoridad para escapar de la “prisión” que representaba esa casa. Sin embargo, una tragedia marcó un punto de quiebre: en 2019, su hijo murió en un accidente automovilístico a los 31 años de edad.

En medio del dolor, una vecina le ayudó a sacar sus pertenencias a escondidas poco a poco, hasta que un día se fue sin decir nada. Ese mismo año denunció el abuso que había recibido ante el Organismo de Investigación Judicial.

Actualmente, la Fiscalía investiga a Liliana y a una de sus hijas por trata de personas con fines de servidumbre doméstica.

Las cifras oficiales muestran que la trata sigue siendo una realidad oculta en Costa Rica: entre 2023 y julio de 2025, la Policía Judicial registró 74 denuncias, de las cuales el 16,2 % correspondieron a explotación laboral, aunque se estima que los casos reales son muchos más.

La mujer trabajó como empleada doméstica por años bajo el abuso de la mujer costarricense
La mujer trabajó como empleada doméstica por años bajo el abuso de una mujer costarricense. | Foto: Getty Images

Tras su huida, la mujer encontró apoyo en la Fundación Rahab, dedicada desde hace 28 años a la atención a víctimas de trata. Gracias a esta organización, ha recibido acompañamiento psicológico, becas y educación. Hoy, a sus 60 años, cursa tercer grado de primaria.

También ha intentado retomar contacto con sus hermanos en Colombia, aunque varios han fallecido, incluidos sus padres. Su madre murió en 2020, antes de que pudiera preguntarle directamente por qué la entregó. Esa pregunta sigue siendo una herida abierta, junto con el dolor de no haber tenido infancia ni oportunidades escolares.

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