
Opinión
Ser auténticas para transformar
Integrar todos mis mundos es parte de mi liderazgo, porque soy más completa cuando me permito disfrutar lo que me apasiona, cuando identifico y alimento mis dones aunque no tengan un cargo asociado.
La Juliana que escribe esta columna es la misma que ayer compró flores y puso linda la mesa para recibir invitados. La misma que el jueves llegó cansada, con varios pendientes taladrándole la cabeza, pero que se desconectó del celular para abrazar a su esposo y a sus hijos, y sentarse con ellos con el fin de compartir sus historias del día. Soy la Juliana que lleva a Emilia a clases de equitación, la que cocina con Gabriel y le alcahuetea sus ocurrencias, y la que mañana madrugará a preparar una presentación para seguir liderando un Círculo de Mujeres maravillosas.
Ser directora de este espacio no es mi único oficio, así como ser mamá o un arroba en Instagram tampoco lo es. Soy amiga, esposa, mujer, hermana, vecina, hija. Soy Juliana, con todo lo que voy eligiendo tejerle a esta vida.
En este camino, me he replanteado el concepto de éxito y he aprendido a hilar magias, a perseguir curiosidades, a amasar la inspiración para reconocerme en todas mis facetas. A entender que puedo ir siendo todo lo que quiera ir siendo porque no se trata de elegir una cosa o la otra, sino de habitar todas esas versiones con más intención y menos culpa.
“Vamos siendo”, le oí alguna vez a una psicóloga en un pódcast, y se convirtió en una de mis maneras favoritas de abordar la vida: no somos, no fuimos, no seremos. Sin absolutos. En cambio, vamos siendo, nos vamos moldeando, vamos cambiando. Soy abogada y quizá creí que la vida era memorizar leyes. Por suerte fui descubriendo que no, que la vida es tocar las verdades que se nos fueron perdiendo, es desarmar aquellas que parecían inamovibles sin serlo. Entonces Juliana estudió Derecho, pero también abrió una cuenta de Instagram en la que decora mesas, da consejos para ser buenas anfitrionas y hace colaboraciones con marcas de hogar. La nombraron directora, por lo cual escribe y coordina, pero también camina con sus perritas en la naturaleza, hace manualidades y viaja a Armenia cada tanto a visitar a sus papás para reconfortar el alma y nunca, pero nunca, olvidar sus raíces.
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Estoy aprendiendo que el impacto que buscamos no se mide solo en cifras o ascensos, sino también en la capacidad de mover fibras, inspirar. El liderazgo se nutre del placer y tiene línea directa con la alegría de hacer lo que nos mueve el alma, con las pasiones: nuestro poder está por dentro.
Pensemos muy bien lo que respondemos cada vez que nos preguntan quiénes somos. Hoy diré que soy una mujer conectada con sus propósitos. Integrar todos mis mundos es parte de mi liderazgo, porque soy más completa cuando me permito disfrutar lo que me apasiona, cuando identifico y alimento mis dones aunque no tengan un cargo asociado. Mi invitación es a no dejarnos para el final. Las animo a seguir ocupando su lugar, no solo en la mesa, sino en su vida. A seguir caminando con verdad y propósito. En este Círculo no solo compartimos cargos, también preguntas. Y las respuestas llegan con fuerza: no tenemos que serlo todo, pero sí podemos ir siendo auténticas. Y desde ahí, transformar.
María Juliana Palacio, directora del Círculo de Mujeres Semana-Dinero