Ana Rocío Sabogal, CEO Grupo Altum

Opinión

Liderazgo femenino en la seguridad privada: una fuerza transformadora

La sororidad no es un concepto retórico: en la seguridad privada funciona como palanca estratégica, pues fortalece la cohesión de los equipos, genera confianza en el cliente y consolida la reputación de la empresa.

Por: Ana Rocío Sabogal
21 de agosto de 2025

Durante mucho tiempo, la seguridad privada fue entendida casi exclusivamente como un asunto masculino, vinculado a la fuerza física y a la disciplina estricta. Hoy, esa visión se ha transformado: las mujeres han ganado presencia en la industria, aportando valor en todos los niveles, desde la operación hasta la dirección estratégica. Este cambio no es solo una cuestión de inclusión, sino de reconocimiento: la mujer se ha consolidado como una protagonista clave en el sector.

Sabemos que la seguridad de hoy se mide en términos de prevención, análisis y construcción de confianza. En ese escenario, la mirada femenina ha demostrado ser decisiva. La capacidad de observación, la intuición y el natural sentido de protección.

Lejos de ser cualidades circunstanciales, estas capacidades tienen una base evolutiva y científica. Durante la vida en sociedades cazadoras-recolectoras, los hombres solían salir a cazar, mientras que las mujeres asumían el cuidado de los hijos y la recolección de alimentos. Este rol ancestral desarrolló en ellas una notable capacidad de observación de detalles, memoria espacial y habilidad para atender múltiples estímulos simultáneos. Investigaciones actuales confirman que, en determinadas tareas de “cambio rápido de foco” (task-switching), las mujeres muestran ventajas, lo cual se traduce en la práctica en una mayor eficacia en la multitarea.

A ello se suma el sentido de protección asociado a la maternidad y a la biología del cuidado. La teoría del tend-and-befriend, (cuidar y hacer amigos) ampliamente aceptada en neurociencia y psicología evolutiva, muestra que frente al estrés las mujeres tienden a proteger y a generar lazos de cooperación, impulsadas en parte por la oxitocina, hormona que fortalece la empatía y los vínculos sociales. Este patrón de respuesta se convierte hoy en un recurso invaluable para liderar equipos en contextos de presión, equilibrando firmeza con cohesión y confianza.

Estas cualidades se conectan muy bien con el modelo de liderazgo que he denominado sensibilidad humana estratégica: una forma de gestión que prioriza a las personas, genera valor a los trabajadores, fortalece a la empresa y contribuye a la sociedad en su conjunto.

Los datos respaldan la transformación. Según el Registro Único Empresarial (RUES, 2023), el 49 por ciento de las empresas de seguridad privada en Colombia cuenta con al menos una mujer en cargos directivos, cifra que supera ampliamente a otros subsectores de servicios. De acuerdo con FedeSeguridad (2023), en estas compañías el 26 por ciento del personal operativo y el 46 por ciento del administrativo son mujeres; además, un tercio de los cargos directivos ya está en manos femeninas.

Más allá de las estadísticas, la experiencia muestra que la complementariedad de género genera mayor cohesión, confianza social y mejores niveles de innovación. No se trata de ‘incluir por incluir’, sino de reconocer que la diversidad fortalece el desempeño organizacional.

Sororidad: un principio estratégico

El liderazgo femenino alcanza su máxima expresión cuando se vive la sororidad: solidaridad, apoyo mutuo y crecimiento compartido entre mujeres. Este principio, cada vez más presente en la cultura contemporánea, se traduce en redes de acompañamiento, entornos laborales más positivos y mayor resiliencia organizacional.

La sororidad no es un concepto retórico: en la seguridad privada funciona como palanca estratégica, pues fortalece la cohesión de los equipos, genera confianza en el cliente y consolida la reputación de la empresa.

El momento actual plantea desafíos que van más allá de la operación a fortalecer culturas organizacionales basadas en solidaridad y confianza y conectar con la inclusión femenina con la eficiencia y la calidad del servicio, en condiciones integrales de equidad.

La seguridad privada es estrategia, prevención, liderazgo humano y visión integral. En este escenario, las mujeres se consolidan como protagonistas clave de la transformación del sector, con un aporte que combina intuición, observación, sentido de protección y liderazgo colaborativo.

Hoy que asistimos a la versión robótica y de inteligencia artificial del mundo se están marcando cambios inmensos en la seguridad, que requerirá más que nunca de la capacidad de integrar miradas diversas. Allí, el liderazgo femenino seguirá marcando la diferencia, no solo como complemento, sino como motor de innovación y confianza.

Ana Sabogal, CEO del Grupo Altum, doctora en Derecho y en Administración de Negocios y profesora universitaria.