Patricia Urrea, gerente general de Salitre Plaza

Opinión

La reforma laboral, un desafío para el centro vital de la comunidad

Es urgente una implementación gradual y diferenciada de la reforma laboral. Necesitamos transiciones responsables que protejan el empleo, preserven la competitividad y reconozcan las particularidades del comercio organizado.

Por: Patricia Urrea Urrea
21 de agosto de 2025

Los centros comerciales en Colombia son mucho más que espacios de compra: son auténticos epicentros de vida comunitaria. En ellos convergen la cultura, el entretenimiento, la socialización y la economía. Son el segundo hogar de miles de colombianos y, por ello, cualquier transformación normativa que incida en su operación demanda una reflexión profunda.

La reforma laboral, cuyas implicaciones comenzarán en 2026, plantea un reto estructural significativo. Si bien sus ajustes buscan mejorar las condiciones laborales, es fundamental considerar las dinámicas específicas del comercio organizado, que requiere flexibilidad operativa para continuar generando empleo y bienestar de forma sostenible.

Este sector genera más de 310.000 empleos directos y cerca de 700.000 indirectos, con horarios extendidos que responden al pulso del consumidor moderno. En nuestros espacios coexisten MiPymes, emprendimientos familiares, marcas nacionales y globales, todos dependientes de una operación flexible y eficiente.

El adelanto de la jornada nocturna a las 7:00 p.m., el aumento progresivo del recargo dominical y festivo al 100 por ciento, y la reducción de la jornada semanal a 42 horas sin ajuste salarial, proyectan incrementos operativos que podrían oscilar entre el 17 por ciento y el 35 por ciento. Sectores como gastronomía, entretenimiento y servicios, que operan incluso 24/7, serían especialmente afectados. Vale la pena recordar que cerca del 20 por ciento de los visitantes acceden a los centros comerciales en horario nocturno. Restringir esta flexibilidad afectaría, no solo la operación, sino la experiencia que ofrecemos.

Desde ACECOLOMBIA hemos manifestado nuestra preocupación por el efecto que esto podría generar, especialmente en las MiPymes. Con márgenes reducidos, el encarecimiento de la mano de obra puede comprometer en algunos casos su viabilidad y limitar la contratación formal, afectando la esencia misma de nuestro ecosistema comercial.

El impacto también se extenderá a servicios esenciales como la seguridad y el aseo. Esta nueva realidad nos obliga a replantear estructuras, buscar eficiencias y preservar estándares de calidad.

Los centros comerciales modernos no son simplemente vitrinas de consumo: son espacios donde las familias construyen recuerdos, las comunidades se fortalecen y el país respira bienestar. Por eso, es urgente una implementación gradual y diferenciada de la reforma laboral. Necesitamos transiciones responsables que protejan el empleo, preserven la competitividad y reconozcan las particularidades del comercio organizado. En nuestro sector, estamos preparados para adaptarnos, optimizar recursos, aplicar inteligencia operativa y mantener el compromiso firme con el país.

La reforma es un reto y una oportunidad para reforzar nuestra resiliencia. El diálogo abierto con gremios y autoridades es vital para lograr un equilibrio entre la protección de los derechos laborales y la sostenibilidad de los negocios. Solo así garantizaremos que los centros comerciales sigan siendo ese corazón vibrante que late al ritmo de la vida colombiana.

Patricia Urrea, gerente general de Salitre Plaza Centro Comercial y gerente coordinadora del capítulo centro de ACECOLOMBIA