
Opinión
La magia de transformar realidades y crear equipos con propósito
Trabajar con propósito no es un lujo, es una necesidad. Cuando los equipos están conectados con su “para qué”, las ideas además de inspirar, transforman.
Hay un momento —silencioso, casi imperceptible— en el que algo se sacude por dentro. En medio de una jornada cualquiera, una reunión, o al mirar una pantalla que no emociona, surge una sensación: la de estar funcionando en automático. Como si el cuerpo fuera al trabajo, pero el alma se quedara dormida en casa.
Entonces, llega la pregunta que lo cambia todo: ¿para qué estoy haciendo esto?
No es un cuestionamiento superficial. Es el inicio de una transformación.
Las empresas, y en especial las del sector creativo, están llamadas a liderar esa transformación. Porque en nuestra industria —donde las ideas son el insumo principal y la conexión emocional lo que genera valor— trabajar desde el alma no es un lujo: es una necesidad.
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¿Cómo diseñar campañas que inspiren, si quienes las crean están desconectados de su propio propósito? ¿Cómo contar historias que muevan al mundo, si la historia interna de quienes las escriben está en pausa?
El trabajo con propósito es más que un eslogan de bienestar. Es una estrategia profunda de productividad, innovación y humanidad. Los datos lo respaldan: según la Universidad de Warwick, Inglaterra, las personas felices pueden ser hasta un 12 por ciento más productivas. Y Deloitte ha demostrado que las organizaciones guiadas por un propósito retienen 40 por ciento más talento y son 30 por ciento más innovadoras. Pero más allá de los números, hay algo más poderoso: la autenticidad.
Las campañas que realmente trascienden —las que cambian conversaciones, las que quedan en la cultura— no nacen de equipos cansados o mentes estresadas. Nacen cuando las personas se sienten vivas por dentro. Cuando el trabajo se convierte en una extensión del ser. Cuando lo que se crea responde a una búsqueda genuina y se pone al servicio de transformar realidades, inspirar conciencias y mover emociones.
En un contexto donde cada marca quiere diferenciarse, lo más disruptivo hoy es trabajar desde el alma.
Por eso, algunas agencias creativas ya han comenzado ese giro: menos reuniones sin sentido y más espacios de escucha profunda. Menos estructuras rígidas y más cultura consciente. No se trata de poner música zen en las oficinas o tener tardes de meditación (aunque puede ayudar), sino de crear entornos donde las personas puedan ser ellas mismas, conocerse, tener un “para qué” claro, y alinear sus talentos con causas que les importen.
He visto lo que sucede cuando eso pasa. He sido testigo de cómo una directora de arte encuentra su voz en un proyecto social que conecta con su infancia. A un redactor reconciliarse con las palabras al escribir para una causa con la que vibra.
Las industrias creativas tienen la responsabilidad de moldear la forma en que el mundo piensa, siente, actúa. Por eso es urgente que empecemos desde adentro. Si queremos construir campañas con propósito, necesitamos primero equipos con propósito. Si aspiramos a que nuestras ideas generen cambio, nuestras estructuras deben sostener el bienestar. Y si hablamos de transformación en la comunicación, debe comenzar por transformar cómo nos relacionamos en lo cotidiano.
Trabajar con propósito no es una utopía laboral. Es un acto radical de honestidad. Una forma de darle sentido a la vida —y al trabajo— que tenemos cada día.
Y cuando eso sucede, ocurre la magia: ya no se trabaja por obligación, sino por convicción. Ya no se diseña para llenar espacios, sino para dejar huella. Ya no se gestiona talento, se acompañan personas. Y ya no se hacen campañas: se construyen mensajes capaces de mover al mundo.
Las empresas que se atrevan a dar este paso no solo serán más productivas o más rentables. Serán memorables y humanas. Serán semillas de un nuevo modelo donde crecer profesionalmente y vivir con sentido no sean caminos opuestos, sino parte de una misma ruta: la de transformar realidades desde adentro hacia afuera.
María del Socorro González, CEO de Digitarianos Agencia de publicidad