Yazmín Lombana, gerente de Titán Plaza

Opinión

La inteligencia emocional: el poder silencioso que transforma el liderazgo femenino

Muchas mujeres han tenido que cultivar y perfeccionar su inteligencia emocional, no solo como una ventaja, sino como una estrategia de adaptación y supervivencia en culturas organizacionales que, en el pasado, no siempre fueron favorables o incluyentes.

Por: Yazmín Lombana
29 de julio de 2025

En el vertiginoso entorno empresarial contemporáneo, donde los desafíos son tan constantes como la competencia implacable, la inteligencia emocional ha emergido no solo como una habilidad valiosa, sino como una destreza indispensable en el liderazgo.

A pesar de que es una capacidad que todos pueden desarrollar con esfuerzo y dedicación, en el camino de muchas mujeres ejecutivas ha sido una fortaleza inherente y estratégica, un faro que les ha permitido no solo liderar con efectividad, sino también prosperar y sobrevivir en ambientes que, históricamente, no siempre les abrieron las puertas con facilidad.

La inteligencia emocional, esa profunda habilidad para reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones y las de quienes nos rodean, se convierte en una aliada incondicional. Es la brújula que guía la toma de decisiones con claridad, la herramienta que facilita la resolución de conflictos con empatía y la fuerza que permite construir equipos cohesionados, basados en la confianza y el respeto mutuo.

Las mujeres ejecutivas que lideran desde este lugar de conciencia emocional suelen ser percibidas como “cercanas y firmes”, “empáticas y estratégicas”. Con cada decisión y cada interacción, rompen el viejo paradigma del liderazgo autoritario, aquel que durante décadas dominó las estructuras corporativas y que hoy se muestra cada vez más obsoleto.

Confianza y vínculos auténticos

Uno de los aportes más significativos de la inteligencia emocional en las mujeres líderes es su innata capacidad para generar vínculos de confianza auténticos y duraderos.

Mientras otros estilos de liderazgo pueden basarse en la jerarquía rígida y el control férreo, muchas ejecutivas construyen su influencia desde el diálogo abierto, la escucha activa y un profundo conocimiento de las fortalezas y aspiraciones de sus equipos. Esta aproximación no es, en ninguna circunstancia, un signo de debilidad; por el contrario, es una comprensión más madura y trascendente del poder, entendiéndolo no como una imposición, sino como una profunda responsabilidad hacia el crecimiento y bienestar colectivo.

Sin embargo, sería ingenuo o incompleto hablar de inteligencia emocional en mujeres sin abordar el doble estándar persistente al que se enfrentan. Con demasiada frecuencia, una mujer que demuestra asertividad emocional, que expresa sus sentimientos con convicción o que busca soluciones a través de la empatía, es tristemente percibida como “demasiado sensible” o “emocionalmente volátil”.

En marcado contraste, un hombre con esas mismas habilidades suele ser celebrado y elogiado como un “líder empático” o un “gestor excepcional”. Este sesgo de género no solo limita el justo reconocimiento del valor intrínseco de la inteligencia emocional femenina, sino que también obstaculiza el camino hacia un liderazgo verdaderamente diverso, equitativo y equilibrado en nuestras organizaciones.

Además, muchas mujeres han tenido que cultivar y perfeccionar su inteligencia emocional no solo como una ventaja, sino como una estrategia de adaptación y supervivencia en culturas organizacionales que, en el pasado, no siempre fueron favorables o incluyentes. En este arduo proceso, han aprendido a “leer entre líneas”, a descifrar contextos complejos, a gestionar tensiones invisibles y a navegar con una habilidad admirable entre expectativas contradictorias, tanto internas como externas. Esta resiliencia emocional, forjada en la adversidad, es una lección invaluable para cualquier líder, hombre o mujer.

Un camino hacia el liderazgo del futuro

En un mundo que clama por líderes más humanos, resilientes y conscientes, la inteligencia emocional no debería ser percibida simplemente como una ventaja competitiva femenina o un atributo exclusivo de un género. Por el contrario, es una cualidad esencial para todos, un pilar fundamental sobre el cual construir el liderazgo del futuro. Pero no cabe duda de que, hoy más que nunca, las mujeres ejecutivas de nuestro país están mostrando el camino. Con su ejemplo, demuestran que el verdadero poder reside en la capacidad de conectar, comprender y transformar, liderando no solo con la mente, sino también con el corazón.

Yazmín Lombana Romero, gerente Titán Plaza Centro Comercial y Empresarial