Más allá de la técnica, este tema nos invita a cambiar la manera en que hablamos -y pensamos- sobre la fertilidad.

Opinión

Criopreservar: la libertad de elegir cuándo ser padres

La fertilidad ya no tiene por qué ser un asunto del azar ni del reloj biológico. La criopreservación de óvulos y espermatozoides permite planear la maternidad y la paternidad con autonomía, seguridad y humanidad.

Por: Yanca Miranda
14 de julio de 2025

Desde la antigüedad, la fertilidad fue vista como un regalo divino. En distintas culturas se realizaban rituales, homenajes y celebraciones colectivas con la esperanza de que estas ofrendas propiciaran comunidades fuertes y prósperas. La fertilidad era asunto público, celebrada con orgullo y esperanza. Hoy, en cambio, se vive en silencio. En pleno siglo XXI, hablar de fertilidad aún genera incomodidad, y muchas veces solo se menciona cuando se convierte en una urgencia.

Pero ¿ser padres tiene que ser una casualidad? La ciencia médica ha demostrado que no. Hoy es posible planear la maternidad o paternidad con mayor conciencia, libertad y herramientas que permiten alinear ese deseo con los proyectos personales y profesionales. Una de esas herramientas -poderosa y todavía poco visibilizada- es la criopreservación de óvulos y espermatozoides.

Lejos de ser una técnica futurista o reservada para celebridades, la criopreservación se ha convertido en una solución concreta para quienes desean decidir sobre su fertilidad con autonomía. Permite preservar las células reproductivas en su mejor momento biológico para usarlas más adelante, cuando se esté listo. Este avance brinda tranquilidad: ya no se depende únicamente del reloj biológico ni de las circunstancias externas. Se puede planear el futuro con calma, sin renunciar al deseo de tener una familia.

Hablar de intervenir en la salud futura de un hijo puede sonar disruptivo, pero no debería serlo. Si contamos con la posibilidad de conservar lo mejor de nosotros para el momento ideal, ¿por qué no hacerlo? Así como normalizamos el uso de anticonceptivos o los métodos quirúrgicos definitivos, es hora de incluir la preservación de la fertilidad como una opción cotidiana, accesible y profundamente humana.

Y este no es un procedimiento exclusivo para personas con enfermedades o que postergan la maternidad o la paternidad por razones médicas. Es, sobre todo, una decisión preventiva y consciente. Permite a cualquier persona —soltera o en pareja— guardar lo mejor de su fertilidad para cuando se sienta lista, emocional, física y socialmente, para tener un hijo. Es una herramienta que transforma la urgencia en elección.

Eso sí: para que esta elección sea viable y segura, debe realizarse en un entorno ético, con atención personalizada y acompañamiento profesional. La criopreservación requiere equipos multidisciplinarios, donde participan médicos especializados en fertilidad, embriólogos, psicólogos y asesores que guían con información clara, veraz y empática en cada etapa del proceso.

¿En qué consiste?

Técnicamente, la criopreservación consiste en obtener óvulos o espermatozoides en su mejor momento biológico y vitrificarlos -es decir, congelarlos de forma ultrarrápida- para su almacenamiento en bancos especializados. Allí pueden mantenerse durante meses o años sin perder calidad. Cuando la persona o pareja decide iniciar un tratamiento de fertilidad, esos gametos pueden ser utilizados con altas probabilidades de éxito.

En Colombia, esta tecnología es cada vez más accesible. Existen unidades médicas con altos estándares técnicos y humanos que ofrecen programas de preservación a precios razonables. Esto convierte al país en un referente regional en salud reproductiva, y en un lugar donde planear la maternidad o la paternidad no es un privilegio, sino una opción real.

Más allá de la técnica, este tema nos invita a cambiar la manera en que hablamos -y pensamos- sobre la fertilidad. No es una conversación que deba reservarse para médicos o especialistas. Es una decisión de vida, íntima pero profundamente humana, que merece espacio en nuestras charlas cotidianas, en los medios, en las aulas y en las familias.

La criopreservación de gametos no es solo una alternativa médica: es una declaración de libertad. Significa tomar el control del propio tiempo, transformar la incertidumbre en posibilidad y convertir el deseo de ser padres en un proyecto planificado y sereno. No se trata de reemplazar a la naturaleza, sino de colaborar con ella de la mejor forma que la ciencia y la ética permiten hoy.

En un país donde el deseo de formar familia sigue siendo profundo y genuino, la criopreservación es una respuesta moderna a una necesidad ancestral. Adoptarla, conocerla y hablar de ella abiertamente es avanzar hacia una cultura más informada, empática y libre.

Esta columna no solo busca informar, sino también inspirar. Si algún día decides ejercer tu derecho a elegir cuándo y cómo formar una familia, recuerda que hoy existen caminos para hacerlo posible. Tu fertilidad también puede ser un proyecto de vida. Solo hace falta dar el primer paso.

Yanca Miranda, Directora financiera de la Unidad Médico Quirurgica y Reproducción Asistida Agost+