Luisa Fernanda Jaramillo, CEO de ProyectaT

Opinión

¿Cómo me pensioné a los 40?

Suena imposible, pero es un paradigma que debemos superar. Con proyección y constancia se puede construir un mínimo ingreso asegurado que cambia la perspectiva de vida.

Por: Luisa Fernanda Jaramillo
4 de julio de 2025

Durante años, Colombia tuvo uno de los regímenes pensionales más sólidos de la región. Pero el mal manejo de algunos usuarios, sumado al desconocimiento de otros, lo volvió insostenible y llevó a una reforma profunda.

Hablemos claro, como me gustaría que me lo hubieran explicado. Hasta hace poco, en Colombia teníamos dos formas de pensionarnos: por el régimen privado (los fondos de pensión) o por el régimen público (Colpensiones).

Era sencillo, al menos en teoría:

  • En el régimen privado, debías acumular un capital aproximado de $300 millones para obtener una pensión de un salario mínimo legal vigente (SMLV). Esta opción era más viable para quienes tenían ingresos altos.
  • En el régimen público, si eras mujer, podías pensionarte a los 57 años, y si eras hombre, a los 62, siempre que hubieras cotizado al menos 1.300 semanas. Tu pensión correspondería, como mínimo, al 65 por ciento del promedio salarial de los últimos 10 años. Por cada 50 semanas adicionales, aumentaba un 1,5 por ciento, con un tope del 80 por ciento.

Sin embargo, todo cambiará a partir del 1 de julio de 2025, cuando entre en vigencia la Ley 2381 de 2024, que implementa la nueva reforma pensional. Este cambio responde a una realidad mundial: menos nacimientos, más esperanza de vida (según la OMS, cerca de 90 años) y, por ende, menos personas aportando al sistema. No es un problema exclusivo de Colombia.

Por eso quiero compartir una convicción: la pensión es mi responsabilidad. Y sí, aunque todavía estoy lejos de la edad oficial de retiro, hoy puedo decir que estoy pensionada y me falta mucho para llegar a la edad requerida, y sigo trabajando, pero con más tranquilidad. ¿Por qué? Porque ya tengo lo que podría llamar mi producto mínimo viable para vivir: casa propia y un ingreso suficiente para cubrir mis necesidades.

Y como aún tengo energía, conocimiento, salud y propósito, sigo laborando. Me proyecto a un “júbilo”: seguir siendo productiva, pero sin necesidad de ingresos. ¿Cómo lo logré? Con asesoría profesional en protección patrimonial.

Me senté con un experto, hicimos mi plan de vida a lápiz y papel. ‘Rayamos’ mi futuro. Hicimos un flujo de caja real, incluyendo: gastos obligatorios, lo que me da felicidad y lo que me da futuro. Con disciplina estructuré mis gastos fijos, fondo de emergencias y un fondo de mediano/largo plazo. El objetivo era claro: a los 40, tener ahorrado el equivalente a 2.5 SMLV, no para gastar, sino para reinvertir en productos que me protegieran frente a una incapacidad o enfermedad. Y si no pasaba nada, que ese dinero creciera para darme, a los 65, un ingreso equivalente a 10 SMLV de hoy.

No fue magia. Fue constancia. Usé vehículos financieros no bancarios —seguros patrimoniales— con respaldo de entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera. Sin especulación. Sin correr riesgos innecesarios. Solo visión, enfoque y planificación.

Y cuando tienes ese mínimo asegurado, tu perspectiva de vida cambia. Puedo darme el lujo de elegir en dónde trabajar, tener paciencia con mi emprendimiento hasta que sea sostenible y, sobre todo, planear un retiro más amplio que me permita costear las necesidades que puedan surgir después de los 70: adecuaciones del hogar, cuidados médicos, bienestar, salud.

¿Te imaginas a los 70 montando bici, ‘parándote de cabeza’ a los 75, o caminando 20.000 pasos en un viaje? ¿Te imaginas teniendo conversaciones actuales porque acabas de terminar un diplomado sobre lo que amas?

Despierta. Empieza a dibujar tu plan, como lo hice yo hace años. Y como lo sigo haciendo hoy. No lo hago solo por mí. Lo hago porque quiero ser esa súper abuela para mis nietos (que aún no tengo), esa mujer feliz y plena hasta el último día. Quiero seguir aportando, creando, agregando valor hasta mi último suspiro.

¿Y tú? ¿Qué esperas para hablar con un asesor patrimonial?Hazlo por ti. Por tu empresa. Aunque hoy parezca tarde, en cinco años será aún más tarde.

Luisa Fernanda Jaramillo, CEO DE ProyectaT

Noticias Destacadas