
Innovación
Helena Gutiérrez, pionera de la geografía digital en Colombia
Su trabajo y el de su familia son ejemplo de cómo la tecnología puede revolucionar la relación con el territorio.
Cuando en Colombia aún se hablaba de mapas en papel y computadoras que ocupaban salones universitarios enteros, ella ya estaba gestando una revolución en la forma como se visualiza, planea y gestiona el territorio.
Estudió Matemáticas y se especializó en análisis numérico en Francia. Su incursión en el mundo de la tecnología se remonta a 1969. Ese año, el mismo en el que la humanidad alcanzó la Luna, su padre y hermanos se aliaron para crear una empresa de desarrollo de software y sistemas informáticos aplicados a la ingeniería civil, Prosis, de la cual ella formó parte.
“Tiempo después, en 1972, fundamos Procalculo, que trajo a Colombia el primer ‘minicomputador’, una máquina del tamaño de una nevera que transformó la forma de trabajar en oficinas e industrias”, cuenta. En una época en la que no existían Microsoft ni Oracle, esta compañía fue pionera en el país en aplicaciones de contabilidad, cartera y programación de obra.
En 1988, Gutiérrez dio otro paso trascendental al asumir la distribución de Esri, empresa californiana líder en Sistemas de Información Geográfica (SIG). Colombia no contaba entonces con mapas digitales.
Trabajó con entidades como el Catastro de Bogotá, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el Dane y EPM, para desarrollar desde cero un sistema de datos geoespaciales que hoy es esencial para la toma de decisiones públicas y privadas.
Gracias a su labor de décadas, el país cuenta hoy con mapas inteligentes que integran datos ambientales, sociales, económicos y urbanos, y que permiten desde rastrear epidemias hasta ejecutar una obra vial sin romper tuberías, pasando por monitorear el cambio climático. “Nuestro trabajo ha sido brindar las herramientas tecnológicas adecuadas para que las empresas y las personas puedan ser exitosas”.
Bajo su visión innovadora, Esri Colombia ha llevado su experiencia a otros países, como Ecuador y Panamá, donde impulsa los mismos procesos de transformación digital aplicada al territorio.
“Innovar es atreverse, lanzarse, asumir el riesgo, equivocarse y volver a levantarse”, define. Con esto en mente, impulsa programas como el Semillero de Innovación, dirigido a los jóvenes. “Es un espacio (facilitado por la compañía) para que piensen, se arriesguen y aprendan”.
Ella lidera sin miedo a compartir el conocimiento o a trabajar en equipo. “Si me ayudan, soy feliz. Detecto rápidamente quién sabe. Lo oigo, le creo y lo dejo hacer. Y cuando hay una meta difícil digo siempre que somos capaces, porque creo en la fuerza del grupo”.