Opinión

Vivir la experiencia, un logro en sí

Quien vive desde la esencia entiende que la verdadera evolución no ocurre cuando se alcanza la meta, sino cuando se transita el camino con conciencia.

Tatiana Ravé Obando
10 de abril de 2025, 4:56 p. m.
Hacer por el simple hecho de hacer, por el gozo de crear, se ha vuelto un acto revolucionario
Hacer por el simple hecho de hacer, por el gozo de crear, se ha vuelto un acto revolucionario. | Foto: 123RF

En un mundo que nos ha enseñado a medirlo todo —el éxito, el avance, el valor personal— con base en logros, títulos y resultados, se nos ha olvidado algo esencial: vivir también es un logro. No me refiero a sobrevivir ni a cumplir con las expectativas sociales, sino a vivir con conciencia, con apertura, con humildad; a vivir como quien sabe que cada día trae una oportunidad de crecimiento más allá de lo que se ve o se aplaude.

Desde pequeños se nos premió por el resultado: la buena nota, el trofeo, la medalla. Se nos enseñó que el valor del hacer está en lo que se obtiene de él. Y así, sin darnos cuenta, empezamos a vivir por y para el logro. Comenzamos a correr detrás de metas como si cada una de ellas validara nuestra existencia. Pero en ese afán, perdimos de vista algo profundamente humano: el valor de la experiencia en sí misma.

Hacer por el simple hecho de hacer, por el gozo de crear, por la satisfacción de la curiosidad, por el deseo de experimentar, por el impulso del alma, se ha vuelto un acto revolucionario —y curiosamente, de mucho éxito—. Mi esposo, que es un hombre que ha leído bastante, que ama el emprendimiento y sigue de cerca la experiencia de los más exitosos, en los términos convencionalmente reconocidos, nos contaba que una de las principales características de los grandes emprendedores es la curiosidad, el deseo de conocer más, de saciar la curiosidad del alma.

Nuestra esencia quiere aprender. Quiere evolucionar, quiere expresarse, vivir, probar, explorar.

Vivir por la experiencia de vivir no significa carecer de objetivos. Los objetivos son importantes; trazan rutas, dan dirección y nos permiten enfocar la energía. Tener foco y mantenerlo con disciplina es absolutamente clave para crecer y evolucionar.

Sin embargo, cuidado, porque cuando los objetivos por sí mismos se convierten en la única medida del valor de nuestra vida, empezamos a vivir desde el ego. Un ego que se alimenta del deber ser, de la comparación, del “debería haber logrado más”. Un ego que se frustra cuando las cosas no salen como esperaba, que teme al error, que siente vergüenza del intento fallido.

La vida desde la esencia es diferente. Es más humilde, sí, pero infinitamente más libre. No niega el dolor ni el fracaso, los abraza como parte del proceso. No se obsesiona con el resultado, celebra el camino. Porque quien vive desde la esencia entiende que la verdadera evolución no ocurre cuando se alcanza la meta, sino cuando se transita el camino con conciencia.

En lo profesional esto es especialmente valioso. Nos han hecho creer que el éxito se mide en cifras, en reconocimientos, en ascensos o en rentabilidad. Pero lo cierto es que muchas personas llegan a esos logros y, aún así, sienten un vacío. Porque no se trata solo de lograr, se trata de vivir mientras se logra. De ser en el proceso. De hacer desde un lugar conectado con lo que somos, no solo con lo que los demás esperan que seamos.

Cuando hacemos por experimentar, por curiosidad, por crecer, por el deseo de manifestar lo que llevamos dentro, estamos vibrando desde un lugar mucho más alineado con nosotros mismos. Estamos en coherencia. Estamos honrando la vida que se nos dio y permitiendo que esa chispa divina que habita en nosotros se exprese de manera auténtica a través de nuestro prisma, y no por parámetros sociales externos.

Haz una pausa y pregúntate: ¿estoy viviendo la experiencia o solo corriendo detrás del logro? ¿Estoy presente en mi día a día o perdido en el deber ser?

Quizá no logres todo lo que tenías en mente. Pero si viviste con conciencia, si disfrutaste el proceso, si te permitiste aprender de ti en cada paso, entonces lograste lo más importante: estar vivo, estar despierto, estar en camino hacia tu crecimiento y en coherencia contigo mismo.

Tatiana Ravé Obando, directora WTpsicólogos