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Sostenibilidad: de la aspiración a la creación de valor tangible

Convertir la sostenibilidad en impacto tangible es el desafío clave para empresas y comunidades. Más que un concepto abstracto, implica integrar valores éticos, sociales y ambientales en cada decisión, generando beneficios medibles. En Colombia, normativas como la Ley de plásticos de un solo uso son un punto de partida, pero el verdadero cambio exige ir más allá del cumplimiento legal, adoptando prácticas que aseguren un futuro próspero y equilibrado para todos.

Laura Reyes, Directora Ejecutiva de CEMPRE y Asesora del Consejo Global de las Naciones Unidas sobre Basura Cero
21 de enero de 2025, 3:58 p. m.
Laura Reyes
Laura Reyes, Directora Ejecutiva de CEMPRE y Asesora del Consejo Global de las Naciones Unidas sobre Basura Cero. | Foto: Suministrada por: Laura Reyes

La sostenibilidad ocupa un lugar preeminente en el discurso global. Sin embargo, el verdadero reto radica en transformar este concepto en acciones tangibles que generen impacto real en la vida de las personas, las empresas y las comunidades. La sostenibilidad no es solo un término de moda ni un compromiso abstracto; es la capacidad de satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer los recursos y el bienestar de las generaciones futuras.

Esta premisa exige una integración transversal de valores éticos, sociales, económicos y ambientales, buscando siempre un equilibrio que favorezca tanto a la humanidad como al planeta. En palabras de Anna Granskog y sus coautores en el artículo Sustainability: Sources of Value Creation (2021), las empresas sostenibles no solo mitigan riesgos, sino que generan un impacto financiero positivo al posicionarse como líderes en innovación, eficiencia y atracción de clientes más conscientes. Este enfoque transforma la sostenibilidad de una carga a una ventaja competitiva.

Reciclaje
Reciclar de manera correcta genera un beneficio a nivel social. | Foto: Getty Images

Modelos como la economía circular no solo promueven la sostenibilidad empresarial, sino que también impulsan el desarrollo sostenible al generar un impacto positivo en áreas clave como la equidad social, la creación de empleos dignos y la garantía de seguridad alimentaria. En este contexto, las empresas desempeñan un rol fundamental como agentes de cambio y generadoras de valor para la sociedad.

La sostenibilidad es rentable y medible

En este contexto, medir el impacto positivo se convierte en un componente esencial. Los beneficios de un modelo sostenible son claros cuando las empresas integran indicadores de desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG) en su evaluación de éxito. Aunque estos beneficios puedan parecer intangibles al principio, los resultados son palpables en términos de eficiencia operativa, diferenciación de marca y generación de confianza.

Acolgen contribuye a la sostenibilidad del país a partir de la generación de energía eléctrica con recursos naturales.
Modelos como la economía circular no solo promueven la sostenibilidad empresarial, sino que también impulsan el desarrollo sostenible al generar un impacto positivo en áreas clave como la equidad social, la creación de empleos dignos y la garantía de seguridad alimentaria. | Foto: Getty Images

El artículo Sources of Value Creation destaca que productos comercializados como sostenibles registraron un crecimiento acumulado de un 28% durante los últimos 5 años, en contraste con el 20% de los productos que no lo fueron. Este dato refuerza la idea de que sostenibilidad y rentabilidad no son mutuamente excluyentes, sino fuerzas complementarias que pueden transformar la manera en que hacemos negocios.

De las leyes a la acción efectiva: un camino pendiente

Para poner un ejemplo. En el caso de envases y empaques, en Colombia, leyes como la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) y la Ley de plásticos de un solo uso han marcado un punto de partida esencial. Estas normativas son un avance importante, pero la realidad es que muchas empresas aún luchan por implementarlas de manera efectiva.

El cumplimiento de estas normativas debe ser visto como una oportunidad para reflexionar y dar un paso hacia la integración de prácticas más responsables y sostenibles. Las leyes establecen el mínimo que se debe cumplir, pero es necesario ir más allá de lo obligatorio.

Para las empresas, el camino hacia una sostenibilidad genuina no es sencillo. Uno de los mayores obstáculos es lograr que todos los actores de la cadena de suministro—proveedores, distribuidores, empleados y clientes—comprendan y asuman el verdadero propósito de ser sostenibles. Este “¿para qué?”, debe ser interiorizado por cada uno de los involucrados, de manera que todos estén dispuestos a hacer los ajustes necesarios: desde asumir nuevos costos, hasta adaptarse a cambios en los procesos, en la transparencia y en la gestión.

Compromiso con el medio ambiente, las comunidades de influencia y su entorno, más que filantropía, es una estrategia de negocios.
Compromiso con el medio ambiente, las comunidades de influencia y su entorno, más que filantropía, es una estrategia de negocios. | Foto: iStock

El verdadero cambio no ocurrirá solo desde el cumplimiento de las normativas. Se requiere un esfuerzo colectivo, que involucre a todos los sectores: público, privado y sociedad civil. Las empresas tienen la oportunidad de ir más allá, de integrar prácticas que no solo cumplan con la ley, sino que también generen un impacto y valor compartido que perdure en el tiempo.

Al final, la sostenibilidad no es solo un reto, sino una gran oportunidad para redefinir nuestra competitividad y dejar un legado positivo para las futuras generaciones. Las decisiones que tomemos hoy serán el reflejo de nuestras prioridades como líderes, empresarios y ciudadanos globales.

Por: Laura Reyes, Directora Ejecutiva de CEMPRE y Asesora del Consejo Global de las Naciones Unidas sobre Basura Cero

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