Opinión
Ser empresa B en el sector financiero: más que una certificación, un compromiso
Un compromiso profundo para usar las finanzas como motor de impacto social y sostenibilidad, transformando herramientas tradicionales en oportunidades para impulsar el desarrollo equitativo y responsable.

En un mundo donde por mucho tiempo el dinero ha sido el fin último, hacer empresa con propósito parece, a veces, ir contra la corriente. Pero es justamente en esa decisión —la de poner a las personas y al impacto en el corazón del negocio— donde comienza una transformación profunda. Cuando hablamos de ser una empresa B, no hablamos de un título ni de un logro simbólico. Hablamos de compromiso. De asumir que cada decisión empresarial puede ser una herramienta para regenerar, para incluir, para equilibrar el terreno de juego. Y cuando ese compromiso se asume desde el sector financiero, la conversación se vuelve aún más relevante.
Transformar desde el capital
Durante décadas, las finanzas han estado al servicio de la eficiencia, la rentabilidad y la concentración de capital. Pero también pueden ser una fuerza para el bien colectivo. Herramientas como el factoring y el confirming, por ejemplo, tradicionalmente se han valorado por su capacidad de mejorar el flujo de caja y reducir riesgos. Hoy entendemos que también pueden ser mecanismos para democratizar el acceso a liquidez, impulsar cadenas productivas más equitativas y fortalecer a las pequeñas y medianas empresas que sostienen nuestras economías.
Ser empresa B implica medir el éxito más allá de los balances. Significa preguntarse cómo se trata a los equipos, qué impacto tiene cada operación en la comunidad, cómo se gestiona la gobernanza y qué legado deja la empresa en el entorno que habita. En sectores como el financiero, donde durante años primó la lógica de maximización a toda costa, esta mirada representa un cambio estructural hacia una economía regenerativa.
Lo más leído
Un propósito compartido
En Exponencial, este camino no comenzó con la certificación, sino con una convicción: que la inteligencia financiera debía estar al servicio del desarrollo justo y sostenible de las empresas. A lo largo de los años, hemos visto cómo muchas pymes con gran potencial se ven frenadas por falta de acceso a capital oportuno. Por eso elegimos poner nuestra tecnología, conocimiento y cercanía al servicio de soluciones que realmente marquen la diferencia.
Nuestra reciente certificación como empresa B es, para nosotros, una confirmación de que vamos por el camino correcto. Pero también es una invitación a elevar la vara. A seguir construyendo una organización coherente con sus principios, que actúe con transparencia, que escuche y que acompañe. Sabemos que aún queda mucho por hacer, y por eso seguimos trabajando para que el factoring y el confirming no sean solo productos financieros, sino puentes de confianza, crecimiento y equidad. Porque al final, no se trata solo del capital. Se trata de lo que hacemos con él, de para quién trabaja y de qué futuro queremos construir.
María Camila Muñoz, CEO de Exponencial Confirming.