Juntas directivas
Liliana Ospina: la familia como pilar del desarrollo
Experta en el sector financiero, esta abogada se ha ganado un lugar en varias juntas directivas, a las que aporta un liderazgo centrado en el bienestar de las personas.

Esta caldense, nacida en Pensilvania, es un referente del liderazgo corporativo, especialmente por su participación en juntas directivas. Hoy hace parte de los consejos de administración del Instituto Latinoamericano de la Familia (Ilfarus) de la Universidad de la Sabana, el cual preside, y de la Facultad de Derecho del mismo centro de estudios, así como de la junta de la red de colegios y preescolares Aspaen.
Abogada por tradición familiar y vocación personal, se formó en la Universidad del Rosario, se especializó en Legislación Financiera en la Universidad de los Andes y cursó el Programa de Alta Dirección Empresarial (Pade) de la Inalde Business School. Como experta en derecho financiero, desde muy joven escaló posiciones en el entorno altamente competitivo de las casas de intermediación bursátil y la Bolsa de Valores, y llegó a la dirección de la Asociación de Fiduciarias de Colombia.
Su impronta en el mundo de la alta gerencia tiene todo que ver con su vida personal. La llegada de su único hijo, acompañada de una severa trombosis que la alejó del trabajo por 15 meses, marcó un punto de inflexión. Lejos de significar un retroceso, ese momento reveló una nueva dimensión de su liderazgo, más centrada en la vida, el equilibrio y el sentido. A partir de entonces, su carrera dio un giro hacia la academia y el fortalecimiento institucional con enfoque humano.
En 1997 llegó a la Universidad de La Sabana. Allí integró las juntas directivas de la clínica y del Instituto Forum (posgrados), se desempeñó 25 años como vicerrectora académica y en 2022 asumió la dirección de Ilfarus. Fue en esta institución educativa donde descubrió que a partir de su experiencia no solamente podía enseñar, sino también inspirar.
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En sus roles directivos, encarna una visión que integra lo profesional y lo personal como expresiones complementarias de una misma vocación. En cada espacio que ocupa impulsa decisiones con impacto sostenible, que priorizan a la persona, la ética y la corresponsabilidad entre familia, empresa y sociedad.
El ejercicio diario de su filosofía muestra que las mujeres en juntas directivas no solo pueden liderar con firmeza, sino también humanizar el poder. Por eso, habla cada vez menos de liderar proyectos y alcanzar metas empresariales, y más de acompañar personas y fomentar el desarrollo en todos los ámbitos de la vida.
Para ella, el verdadero éxito no es incompatible con la familia, sino que florece desde esta. Y en ese equilibrio ha encontrado su mayor fuerza.