Johana Cerpa y el arte de apalancarse en los miedos para servir

El liderazgo no se mide por el cargo que se ocupa, sino por el impacto que se genera. Esa es una de sus máximas de vida. “En el lugar donde nos encontremos siempre podemos buscar el bienestar del otro”. Desde muy joven decidió ser influencia positiva donde quiera que se encuentre. “Especialmente para las mujeres y niñas de comunidades que enfrentan desafíos como el mío”, enfatiza. Se refiere al desplazamiento forzado que sufrió junto a su familia cuando tenía 9 años. Su padre fue víctima de un atentado que le produjo una discapacidad visual permanente, y esto los obligó a dejar Montería para radicarse en Bogotá.

“Lo que se logra con esfuerzo se cuida y se comparte –repite–. Además, siempre me enseñaron que debía arriesgarme e ir cada vez más arriba y más adelante, resignificando los miedos y apalancándome en ellos para cumplir mi propósito de vida: servir”.

Estudió Derecho con el convencimiento de que esa carrera le permitiría ayudar a construir una sociedad más justa. Su primera elección profesional fue el sector público. Trabajó como cónsul en la Embajada de Colombia en Turquía, asesora del Despacho del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y asesora de Presidencia en el Icetex.

Desde hace poco más de cuatro años ejerce un alto cargo en Coca-Cola FEMSA, la mayor embotelladora de productos de esta marca (por volumen de ventas), que opera en América Latina. “Llegué con la convicción de que el sector privado también tiene un rol esencial en la generación de valor social y ambiental. En el lugar donde nos encontremos, siempre podemos buscar el bienestar del otro y construir sociedad”. En ese sentido, destaca iniciativas de la compañía como Cinta Violeta, que fomenta el crecimiento de las empleadas de la multinacional en roles tradicionalmente masculinos, además de reforzar la prevención de la violencia de género; Reciclave, que recolecta y aprovecha las botellas PET y dignifica la labor de más de 10.000 recicladores, y Emprendamos Junt@s, que impactó a más de 15.000 pymes, la mayoría lideradas por mujeres. Cerpa destaca el valor de tener mentoras que han impulsado su crecimiento profesional: “Ellas me enseñaron que el liderazgo con propósito trasciende los logros individuales. No se trata solo de alcanzar metas personales, sino de abrir camino para que muchas más mujeres puedan avanzar”.

Se confiesa fanática de Karol G. “No solo por su talento, sino por su fuerza, su compromiso con el empoderamiento femenino y la forma en que rompe estereotipos”. Además de escuchar reguetón, le gusta leer, caminar al aire libre y conectarse con causas sociales.