Opinión

“Estás pensando como humano, tienes que pensar como pájaro”

Una experiencia en la naturaleza inspira una poderosa lección de liderazgo y empatía: para conectar de verdad, a veces hay que dejar de pensar como humano… y empezar a pensar como pájaro.

Sara Álvarez
22 de mayo de 2025, 4:37 p. m.
Los pájaros desempeñan un papel crucial en los ecosistemas.
“Pensar como pájaro”, en el sentido figurativo y profundo de este escrito, es una necesidad concreta en los tiempos de revolución y cambio en los que vivimos hoy. | Foto: Getty Images

Era la segunda vez que me decían esto en un solo día, en dos momentos totalmente independientes y sin conexión aparente. No pude evitar soltar una carcajada, pues se me hizo muy curioso escuchar una y otra vez esa frase tan particular. Me encontraba a orillas del río La Miel, un paraíso en el Magdalena Medio, que es un recordatorio de la magia que nos regala nuestro hermoso país. Esa frase que escuché dos veces estaba enmarcada en mis pobres intentos de tratar de entender el comportamiento de los pájaros espléndidos que revoloteaban alrededor del río, un asunto al que rara vez le presto atención en mi vida cotidiana. Pero en medio de la risa, una idea —o mejor, una pregunta más profunda— se apoderó de mí: ¿cuántas veces intento interpretar los comportamientos de los demás pensando desde mi lugar en el mundo, desde mis ojos, desde mi propia perspectiva? Y, sobre todo, ¿cuántas veces, esas interpretaciones me llevan a crear un juicio equivocado, torpe o miope?

En esta reflexión, que ya lleva un par de semanas rondando mi cabeza, me he dado cuenta de con cuánta frecuencia miro sólo desde mis ojos, en vez de, al menos intentar, ponerme los lentes que me permitan ver la perspectiva de los demás. No he dejado de pensar en la cantidad de veces que, parada al frente de un salón de clase, me frustro con los comportamientos de mis estudiantes, pensando en cómo me comportaba yo muchos años atrás, cuando estaba en su lugar. Ni en las veces que he cuestionado profundamente la forma de pensar o el modus operandi de mis equipos de trabajo, pensando que, si para mí algo es demasiado lógico, demasiado obvio, demasiado claro, para los demás también tendría que serlo. Tampoco he dejado de pensar en las veces que, con terquedad, he cuestionado los procederes de mis familiares, mis amigos, los caminos que han elegido mis exparejas.

Si bien para todos es de vital importancia desarrollar y alimentar la empatía, por el simple hecho de la naturaleza de nuestra existencia, para poder crear conexiones humanas profundas y reales, no puedo evitar pensar en cómo “pensar como pájaro” cobra aún más relevancia para quienes ejercemos un rol de liderazgo.

Un buen líder es, por naturaleza, un buen maestro, y ¿cómo podemos esperar que un buen maestro enseñe, si no logra entender cómo piensa y cómo ve el mundo su aprendiz? Un buen líder es, por naturaleza, una fuente de inspiración, y ¿cómo podemos esperar entonces inspirar a quienes tenemos alrededor, si no nos ponemos en sus zapatos para entender qué los mueve, qué los motiva, qué los apasiona?

“Pensar como pájaro”, en el sentido figurativo y profundo de este escrito, es una necesidad concreta en los tiempos de revolución y cambio en los que vivimos hoy. En un mundo en donde los líderes nos sentimos desconcertados al interactuar con las nuevas generaciones, en donde las generaciones mayores quedan perplejas ante la revolución tecnológica, en donde cada vez más interactuamos con personas de otros contextos, otras historias, otros caminares, el ser capaces de salirnos de nuestros propios paradigmas, de nuestras propias visiones, de nuestros propios sesgos, será la fórmula para el éxito. Para el éxito empresarial, para el éxito personal, para el éxito humano, para el éxito como sociedad.

Los invito pues, con estas palabras que me sacaron carcajadas y desataron en mí un proceso de profunda introspección, a que hagamos un esfuerzo más intencional, más comprometido, en pensar como nuestros hijos, nuestros padres, abuelos, parejas, amigos, compañeros de trabajo, jefes, equipos, competidores, estudiantes, maestros, transeúntes; en pensar no como nosotros mismos, sino en expandirnos a través de los ojos de los demás. Creo, pues, que es así como lograremos construir relaciones más humanas, más bonitas, tan mágicas como el río La Miel que me dejó este gran regalo.

Sara Álvarez, Chief Operating Officer & Co-Founder at ESIC Business & Marketing School Medellín.

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