Opinión

En el caos emergen las ideas más poderosas

Emprender en el sector de la salud en Colombia es como correr una maratón en terreno movedizo. Durante una década como empresaria he determinado que la resiliencia es uno de los valores esenciales para no decaer en el proceso.

Mariana Rodríguez
13 de junio de 2025, 6:40 p. m.
Emprender en Colombia es un reto. Hacerlo en el sector de la salud es como vivir en arenas movedizas.
Emprender en Colombia es un reto. Hacerlo en el sector de la salud es como vivir en arenas movedizas. | Foto: 123RF

Hace diez años, con apenas 35 millones de pesos, tomé la decisión más arriesgada y apasionante de mi carrera: fundar una clínica con la visión de transformar la atención en salud en Colombia. Lo que comenzó como un pequeño sueño con recursos limitados, pero con mucha ambición, se ha convertido en presencia nacional, con atención a más de 500.000 pacientes y empleos dignos.

Gerenciar una institución de salud en Colombia no es una carrera de velocidad, es una maratón en terreno movedizo. En este camino, he tenido que liderar en medio de crisis económicas, reformas estructurales del sistema; cierres de EPS, regulaciones cambiantes y, por supuesto, la pandemia, uno de los retos más complejos que enfrentó nuestro sector en la historia reciente.

Durante el COVID-19 no solo tuvimos que proteger la vida de nuestros pacientes, sino la de nuestros propios equipos. Implementamos protocolos, habilitamos nuevas rutas de atención en tiempo récord, y nos reinventamos cada semana para garantizar continuidad en el servicio. Pero también hubo noches en las que tuve que revisar nóminas con la calculadora en mano, cuidando cada peso para no despedir a nadie. Porque liderar no es solo tomar decisiones estratégicas; también es cargar con la responsabilidad de cientos de familias que confían en tu visión.

Pero lo que más me ha enseñado esta década es que una empresa no se construye con paredes, se construye con propósito. El mío siempre ha sido poner al paciente en el centro, pero también dignificar el talento humano, particularmente en un sector como la salud.

Me he enfrentado a múltiples desafíos: equipos desmotivados por pagos tardíos del sistema, profesionales quemados emocionalmente, y estructuras que invisibilizan al cuidador. He trabajado para cambiar ese paradigma, creando entornos laborales donde la empatía, el liderazgo consciente y la innovación sean parte de la cultura organizacional.

Liderar una empresa exige algo más que formación técnica. Se necesita intuición, olfato, coraje, y sobre todo, una profunda vocación de servicio. Tuve que aprender a tomar decisiones bajo presión, a aceptar que el error también es parte del crecimiento, y a celebrar los pequeños logros, aunque el entorno externo no diera tregua. Porque si algo define al gerente de una clínica en este país, es la capacidad de sostener la visión en medio de la incertidumbre.

Hoy miro hacia atrás y veo una línea de tiempo marcada por crisis. Pero también por milagros cotidianos: pacientes que recuperan su movilidad, familias que reciben atención humanizada en el momento más difícil, profesionales que crecen, aprenden y se forman dentro de la institución. Nada de esto ha sido fruto de la suerte. Ha sido el resultado de persistencia, disciplina y un equipo que ha creído en una causa mayor.

Los cambios del sistema de salud nos siguen retando. Y aunque a veces pareciera que el entorno conspira contra quienes queremos hacer las cosas bien, también creo que en los momentos de mayor caos es donde emergen las ideas más poderosas. Esta década me ha enseñado que no se trata solo de resistir, sino de evolucionar sin perder el alma del servicio.

Hoy me permito hacer una pausa para agradecer el privilegio de haber podido liderar este proyecto de vida. Aún hay mucho por hacer. Pero si algo tengo claro es que los próximos diez años exigirán menos estructuras rígidas y más liderazgo humano; menos egos y más colaboración real; menos discurso y más acción coherente.

En esta década he vivido en un ejercicio de constante aprendizaje, una especie de maestría no certificada en humanidad, estrategia, ética y esperanza. Y si tuviera que volver a empezar, lo haría con los mismos 35 millones, la misma pasión y, sobre todo, la misma convicción de que la salud no se gestiona solo con cifras, sino con visión, corazón y coraje.

Mariana Rodríguez, presidente y CEO de HELI Salud

Noticias relacionadas