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Escondido en un pueblo mágico: este es el pesebre vivo más grande de Colombia
Con más de 40 esculturas a escala hechas a mano y más de 30 artistas personificando a figuras religiosas como la Virgen o los Tres Reyes Magos, este pueblo celebra la Navidad e impulsa la economía local.
La Jagua es un pueblo mítico. Por sus calles empedradas y sus fachadas coloniales se cuentan historias insólitas sobre brujas, animales fantásticos e importantes figuras políticas de la historia colombiana. En octubre, por ejemplo, resuena la leyenda de Silveria, una bruja que envenenó al párroco del pueblo y luego se fugó. Lo mismo ocurre con la historia de Francisco José de Caldas, una de las mentes maestras detrás del primer grito de Independencia, de quien se dice nació en La Jagua aun cuando las biografías aseguran que lo hizo en Popayán.
Inverosímiles o no, estas historias sobreviven en la memoria de los jagüeños, casi como mitos fundacionales. Escondido en el municipio de Garzón (Huila), a 124 kilómetros de Neiva, y con el río Magdalena como fuente primaria de inspiración, La Jagua transforma cualquier festividad del calendario en un acontecimiento mágico. La Navidad no podía ser la excepción.
La noche del 8 de diciembre, Francisco Calderón, alcalde del municipio, encendió la primera luz del pesebre vivo de La Jagua. Más de 40 esculturas talladas a mano por artesanos locales y más de 30 artistas personificando a las figuras emblemáticas de la religión judeocristiana: la Virgen María, los Tres Reyes Magos, San José, los pastores. No era cualquier pesebre, sino el más grande de Colombia: recorría alrededor de 17 cuadras.
“Es un pesebre muy bonito, que invita a recorrer todo el centro poblado de La Jagua, que tiene alrededor de 534 viviendas y 21 hectáreas de extensión. Es un circuito de 17 cuadras. Al caminar, cuadra por cuadra, las personas pueden ir hasta Egipto, Jerusalén o conocer en el parque principal el gran pesebre”, aseguró Calderón.
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El circuito del pesebre vivo de La Jagua recorre los lugares más representativos de la historia católica: las calles romanas, Nazareth, Belén, el mercado persa, Egipto y Jerusalén. Cerca de 200 familias oriundas del centro poblado unen sus esfuerzos y sus tiempos para recrear a escala todas las figuras que intervienen en el nacimiento de Jesús. Luego, cada casa decora sus fachadas y sus andenes. Y así nace el pesebre.
“La idea le surgió a Gerardo Buendía, un amigo y habitante de la Jagua, hace siete años. Él trabajaba con la comunidad y hacía un evento pequeño: las personas se disfrazaban y recreaban a los personajes. Todas las personas se unieron alrededor. Yo soy jagüeño de nacimiento y desde que esto ocurrió han llegado muchos turistas y locales para vivir la Navidad”, contó Arnulfo Téllez, presidente de la Junta de Acción Comunal de La Jagua.
Además del trabajo escultórico de los jagüeños, más de 30 artistas locales personifican en vivo y de forma permanente el pesebre. Su papel es acompañar y explicar a los turistas que visitan La Jagua la historia de la instalación y de la costumbre navideña.
El pesebre navideño tiene dos orígenes: el primero se remonta a un relato consignado en algunos versículos de la Biblia y el segundo a una acción que tuvo lugar hace más de 800 años. El libro de Lucas, del nuevo Testamento, lo dice: “Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
En una historia más reciente —hace más de 800 años—, Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, creó un Belén viviente en una cueva del pueblo de Greccio (Italia). Se dice que regresaba de Tierra Santa y que era el año 1223.
“Cuando hicimos la inauguración se sentía el ambiente de Navidad, que es lo que uno más anhela: sentir el espíritu vivo. Es una experiencia maravillosa que, ante todo, realza el punto más importante de vivir este mes: el nacimiento de Jesús”, agregó el alcalde.
Hasta el 6 de enero, La Jagua enfocará todos sus esfuerzos en convocar a miles de personas al municipio. En 2023, esta iniciativa, liderada por la Junta de Acción Comunal y apoyada por la Alcaldía municipal, la Gobernación y la Cámara de Comercio del Huila, convocó a 500 mil personas. Este año aspiran recibir a más de 700 mil.
“Nuestro propósito es darle altura a la capital diocesana del departamento del Huila: Garzón. Nos hemos enfocado en nuestro sello, en la marca religiosa, que es fundamental para el turismo. Estos esfuerzos ayudan a dinamizar la economía y fortalecen el turismo rural”, puntualizó el alcalde.
Con la inauguración del pesebre, la economía en La Jagua también se moviliza. Según la Alcaldía y la Junta de Acción Comunal, este evento les permite a los emprendedores exhibir sus propuestas de valor a un público más grande.
“Con el pesebre, nosotros le apostamos a un turismo rural, en el que los jagüeños pueden exponer sus artesanías y productos. No hacen falta los que sacan las empanaditas, el guarrú, la chicha y otras expresiones gastronómicas huilenses”, completó Téllez.
