Economía

De la duda a la confianza: vender sin miedo

Psycho Selling, una consultora creada por Agustín Rondinelli, se enfoca en asesorar en ventas, pero con una particularidad: parte del vínculo que cada persona tiene con lo que ofrece.

28 de julio de 2025, 11:21 p. m.
Agustín Rondinelli
Agustín Rondinelli. | Foto: Agustín Rondinelli

Durante mucho tiempo, Baltasar intentó vivir de su marca personal. Probó distintos formatos, invirtió en cursos, publicó contenido con regularidad y trató de aplicar lo que había aprendido. Aunque lograba generar cierta atención, algo se quedaba corto: la venta no llegaba. La dificultad no estaba en atraer personas, sino en convertir ese interés en decisiones concretas.

“Sentía que tenía algo para ofrecer, pero no entendía por qué nadie compraba”, recuerda. La frustración empezó a volverse algo personal. Dudaba de su propuesta, pero también de sí mismo.

Con el tiempo entendió que no era un tema de talento, ni de carisma. Lo que le faltaba era una forma ordenada de conducir las conversaciones, de entender qué buscaba realmente la otra persona y de sostener con calma los momentos incómodos del proceso comercial.

“Cuando empecé a usar una estructura, no solo vendí más. Me sentí mejor con lo que estaba haciendo”, dice.

Historias como la suya se repiten entre quienes pasaron por Psycho Selling, una consultora creada por Agustín Rondinelli. Aunque su trabajo está enfocado en ventas, su abordaje tiene una particularidad: parte del vínculo que cada persona tiene con lo que ofrece.

No se trata simplemente de técnicas o fórmulas, sino de revisar cómo se toma la iniciativa, qué parte del proceso genera más dudas y cómo sostener la conversación sin perder claridad.

Rondinelli lleva varios años acompañando a emprendedores y vendedores independientes. Su recorrido no nació como una apuesta teórica, sino desde la práctica.

La compañía realizará el pago de las acciones en Colombia, en pesos colombianos y en una sola cuota, dentro de los cinco días hábiles siguientes al Registro de la operación.
| Foto: iStock

“Muchas veces, el problema no es que no saben vender. Es que no entrenan. No repasan lo que hacen, no ajustan. Y eso los hace dudar”, suele decir.

Antes de empezar cualquier formación, aplica un test de personalidad simple. No es una herramienta para clasificar a nadie, sino un punto de partida para entender cómo se comunican, con qué perfiles se sienten cómodos y dónde aparecen las fricciones. A partir de ahí, trabaja sobre el proceso comercial con bloques definidos, pero flexibles.

Una de las personas que pasó por su acompañamiento fue Micaela, nutricionista, que ofrecía sus servicios online. Aunque tenía formación y audiencia, hablar de precios o enviar propuestas le resultaba incómodo. Lo sentía como un pedido, no como una oferta.

Durante una de las primeras sesiones, Rondinelli le planteó que cerrar no es presionar, sino simplemente ayudar a la otra persona a tomar una decisión. Eso le permitió reordenar su proceso. Dejó de explicar de más, ajustó cómo presentaba su servicio, y se sintió más tranquila. “La facturación mejoró, pero lo que más valoro es que dejé de sentir vergüenza por cobrar”, cuenta.

La lógica de trabajo es simple, pero poco común. No parte del entusiasmo ni de frases motivacionales. Tampoco del intento de forzar una personalidad extrovertida. En cambio, busca construir desde la estabilidad.

Para Rondinelli, no se trata de formar grandes oradores, sino de personas que puedan conversar sin perder foco, sin sentir que deben justificarse constantemente.

En paralelo, está desarrollando Psycho Seller, una herramienta que simula conversaciones de venta con inteligencia artificial. La idea es que cualquier persona pueda entrenar a diario, sin necesidad de tener un cliente real enfrente ni depender de una mentoría constante. El sistema ofrece distintos escenarios, con respuestas variables y feedback concreto.

El objetivo no es automatizar la venta, sino generar espacio para la práctica. Como si fuera un gimnasio, pero mental.

El entrenamiento no se enfoca solo en qué decir, sino en cómo sostener lo que se dice. Hay indicadores sobre claridad, ritmo, adaptación y control de la conversación. Pero también sobre aspectos más sutiles: en qué parte se pierde seguridad, cuándo se cambia de tema para evitar una objeción, cuánto tiempo se sostiene un silencio incómodo.

Según Rondinelli, vender implica también mirar hacia adentro. No por una cuestión filosófica, sino porque en muchas situaciones lo que se pone en juego no es el producto, sino cómo la persona lo representa: “Si alguien no está cómodo con lo que dice, eso se nota. Y el otro lo percibe”.

En contextos como el argentino, donde muchos emprendedores se mueven en escenarios inestables, esta forma de trabajar empieza a ganar espacio. Más allá de los resultados económicos, quienes participaron en el proceso destacan otra cosa: la sensación de volver a confiar en sí mismos. De hablar sin tensión. De poder cobrar sin culpa. De dejar de improvisar lo que tienen para ofrecer.

Y eso es, tal vez, lo que mejor defina el fenómeno de Psycho Selling. No como una técnica de ventas, sino como una herramienta para reconectar con el poder personal.

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