Empleo
Por reducción de la semana laboral sube el costo de la hora de trabajo en el país. En julio viene otro recorte
La medida, que se aplica de forma gradual desde 2023, se sumará a los nuevos costos generados por la reforma laboral.

El mercado laboral nacional se prepara para un fuerte remezón en el segundo semestre de 2025. El 15 de julio arrancará una nueva reducción de la jornada semanal y entrará en vigencia la reforma recientemente aprobada en el Congreso, que encarece los costos de los recargos nocturnos y en días festivos, al tiempo que las oficinas de recursos humanos se tendrán que preparar para los cambios que traerá la futura ley pensional.
Todos estos factores encarecerán el costo de generar empleo, pero mientras los de las reformas laboral y pensional aún tomarán algo de tiempo, la reducción de la jornada sí tendrá un impacto inmediato.
Esta medida es resultado de la Ley 2101 de 2021, que estableció una disminución gradual de 48 a 42 horas semanales, con el objetivo de promover un mayor balance entre vida profesional y laboral, lo que debería redundar en una mayor productividad. El primer recorte se dio en 2023, cuando la jornada bajó a 47 horas, en 2024 descendió a 46 horas y el próximo 15 de julio será de 44 horas.
Sin embargo, esa disminución no solo implica que los trabajadores ordinariamente tengan que laborar menos horas, sino que cada una de esas horas tendrá un costo superior para las empresas. “Mientras que para 2021 cada hora de trabajo de una persona que devengaba el salario mínimo costaba 3.786 pesos, para 2025 la misma hora cuesta 6.355, aumento sustancial en el que, si bien ha incidido el crecimiento anualizado del salario mínimo, también lo ha hecho en gran medida la reducción de la jornada. A menos horas de trabajo, con un salario igual o mayor, mayor costo por hora”, explica la abogada Saida Quintero, socia de Quintero y Quintero Asesores.
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Esta experta señala que el crecimiento en el valor de la hora a su vez desencadena el aumento del coste de la nómina en general, toda vez que otros factores salariales como recargos por trabajo nocturno, dominical o festivo, entre otras, se calculan en función de un porcentaje del valor de cada hora de trabajo. Ese aumento de los costos incide a su vez en el crecimiento del valor de las prestaciones sociales y en los aportes a la seguridad social, ya que dichos conceptos se calculan en función del salario del trabajador. “Es decir, el impacto va mucho más allá de una mera reducción de las horas de trabajo de cada empleado”, precisa.
Repercusiones de las reformas
La reducción gradual de la jornada laboral, proceso que llegará a su fin en julio de 2026 cuando se alcancen las 42 horas cada semana, sumada a los costos derivados de la reforma laboral implicarán un escenario de impacto para todos los empleadores del país, con un ensanchamiento en los costos de la contratación formal, que representan un reto particularmente complejo para las micro y pequeñas empresas, que son más del 90 % del tejido empresarial colombiano.

Ahora bien, la abogada Quintero indica que la reducción de la jornada aplicada hasta ahora no se ha sentido de la misma manera en todas las empresas, pues depende del sector de la economía a la que estas pertenecen.
“En el caso de las industriales, que requieren el funcionamiento de sus plantas sin solución de continuidad, algunas han adoptado la estrategia de que su personal continúe trabajando igual número de horas previo a la implementación de la Ley 2101 de y pagarles las que excedan la jornada reducida, como extras”, indica la experta y agrega que en este caso la Ley no se ha cumplido, pues la productividad no ha aumentado, ni los trabajadores disfrutan más horas con su familia, lo único que han crecido son los costos laborales para las compañías.
En otras empresas, como resultado de la reducción de la jornada laboral, han tenido que contratar más trabajadores para asumir la misma carga de trabajo, medida que afecta su estabilidad económica.
Han sido pocas, y en su mayoría, empresas dedicadas a actividades más administrativas que se desarrollan desde oficinas, las que han podido ajustarse a la reducción sin requerir el aumento de su fuerza laboral, ni que sus empleados trabajen más horas extras.
“En conclusión, el panorama no es positivo”, sentencia Quintero y les recuerda a los empresarios que, por ley, los empleados pueden trabajar hasta dos horas extras diarias y 12 horas semanales. “Tener en cuenta estos límites es fundamental para evitar riesgos de reclamaciones individuales, o de investigaciones y eventuales sanciones por parte del Ministerio del Trabajo”, insiste.