TRABAJO
El desempleo está en 11,2 % y los que necesitan un puesto no aparecen, ¿Llegará a Colombia ‘la gran renuncia’
En diciembre 2,6 millones de personas estaban desempleadas, mientras que empresas como TransMilenio llevaban cuatro meses buscando 2.000 conductores. Restaurantes también sufren para encontrar personal. ¿Qué está pasando?
El mercado laboral en Colombia está en apuros. No es fácil hacer coincidir a empleados con empleadores. Las cifras del Dane registraron una desocupación de 11,2 por ciento en 2022, con 2,6 millones de desempleados en diciembre, pero al mismo tiempo, compañías como TransMilenio buscaban afanosamente 2.000 conductores sin lograrlo en poco tiempo.
Aunque es tradicional que en el país el crecimiento de la economía transite por una autopista, y el empleo, por una trocha, esta vez las razones de esa realidad parecen ser distintas.
De hecho, hacen temer a algunos analistas que se esté iniciando el fenómeno que en Estados Unidos se conoce como “la gran renuncia”, que no es otra cosa que la renuncia de muchas personas para buscar trabajos o fuentes de ingreso que cumplan sus expectativas y necesidades.
El PIB colombiano en 2022 se expandió 7,5 por ciento, cifra que muestra un crecimiento robusto, que, sin embargo, no se vio reflejado en el mercado laboral. Si la economía crece, implica que las empresas están produciendo más y, por lo tanto, requieren más personal. Pero la oferta de puestos de trabajo en diciembre solo aumentó 3,6 por ciento, según Javier Hoyos, de la firma Gestión Legislativa.
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Empleo si hay, ¿y entonces?
Son diversas las hipótesis acerca de lo que está pasando. Stéfano Farné, del Observatorio Laboral de la Universidad Externado, defiende la idea de que hay desempleo estructural, es decir, muchas empresas están transformando estructuras, principalmente tecnológicas; o migran a una oferta distinta de negocios para ajustarse al nuevo perfil de demanda de bienes y servicios, el cual cambió, en especial, por los retos que trajo la pandemia. En ese escenario, los empleadores deben reasignar tareas si el trabajador se adapta o buscar nuevo personal, lo que genera desempleo.
La desocupación en Colombia puede mostrar situaciones que requieren atención a la hora de formular la política laboral, de cara a una reforma que presentará el Gobierno.
Basta revisar los portales de empleos para confirmar que ‘trabajo sí hay’, y lo que abunda no es tanto el empleo que tenga altas exigencias académicas y experticia. “En Bogotá se necesitan 7.090 personas para trabajar en restaurantes acreditados”, dice un portal de empleo. “Abren 10.082 vacantes para personal de hotel”, “Arturo Calle lanza 59 oportunidades para auxiliares en puntos de venta”, “Productos Ramo contratará empleados con salarios que oscilan entre 1 y 8 millones de pesos” son algunos de los anuncios de este inicio de año.
El presidente de Productos Ramo, Bernardo Serna, si bien dice que esta compañía no tiene mucha dificultad para que las personas acudan a las convocatorias laborales, sí ha visto cambios. “El perfil de quienes aplican a los empleos ha cambiado, especialmente en candidatos jóvenes, quienes tienen motivaciones distintas al momento de buscar empleo”.
Guillermo Gómez, presidente del gremio de los restauranteros, Acodres, agrega que hay una rotación de personal incontrolable. “Los aspirantes a veces ni siquiera se presentan a una entrevista. En ocasiones llegan, pero cuando encuentran que tienen que cumplir horario, declinan. También están los que aceptan y firman el contrato, pero renuncian a los dos días”.
Añade que el gastronómico es un sector que ni siquiera pide experiencia, por lo que se declaran afectados con la situación, ya que los negocios invierten en capacitación y el esfuerzo se pierde por la falta de permanencia. “Los establecimientos logran retener, a lo sumo, al equipo base, en el que ahora comienzan a presentarse vacantes, llegando incluso a que los propietarios deban cubrir personalmente esos vacíos”, dice Gómez.
Una alta rotación
En general, en todos los sectores hay una alta rotación. Javier Echeverri, de la firma de recursos humanos ManpowerGroup, confirma que los empleadores siguen manifestando dificultades para encontrar las personas que requieren. “Nuestro más reciente estudio mostró que el 70 por ciento de las compañías no encuentra el talento necesario. Es una paradoja que exista una tasa de desempleo tan alta y no se encuentran empleados”.
Varios de los expertos consultados se refirieron a “la gran renuncia” como posible explicación. En Alemania hay 3 millones de desocupados y 8 millones de vacantes.
Firmas como Chipotle, Starbucks y Taco Bell, para mencionar algunas, requieren más de 10.000 trabajadores cada una y no les ha sido fácil encontrarlos, señala Fenalco.
Aunque en Estados Unidos algunos académicos atribuyen el fenómeno a la entrega de subsidios que reemplazaron el ingreso devengado por trabajar, en Colombia, según sostiene Farné, las transferencias monetarias estatales no serían suficientes para una manutención. No obstante, pueden complementar con remesas y otras fuentes de empleo que han aparecido (repartidores de domicilios, por ejemplo).
En el caso de los empleos en TransMilenio que no se habían podido cubrir en cuatro meses, Farné argumenta, además, que los migrantes venezolanos podrían aspirar a esas vacantes, pero no lo pueden hacer, pues con la legislación nacional les resulta difícil homologar la licencia de conducir.Pero, más allá de poder dejar de lado una oportunidad laboral porque se tienen otros ingresos, hay otras aristas alrededor de la incongruencia entre un alto desempleo y la no disponibilidad de fuerza laboral.
‘Los jóvenes no solo quieren esperar el fin de semana para tener bienestar’
Gladys Vega, directora de Acrip, la asociación de gestión humana, sostiene que es un efecto de la crisis que provocó la reciente pandemia. Muchas mujeres que no regresaron a sus trabajos y otros han elegido renunciar solo para practicar yoga, pues su nivel de ingresos así se los permite y, en especial, porque tras la crisis sanitaria quedaron con el temor de que puede no haber un mañana. “Estas renuncias son un fenómeno humano global. Empezamos a entender que el trabajo no es el fin último. La pandemia llegó con cosas malas y traumáticas, pero también a enseñarnos a cuidar de nosotros mismos”.
Según Vega, de Acrip, la rotación laboral aumentó y hoy solo el 21 por ciento de los empleados se mantienen por largas temporadas en sus cargos. Esto llevó a las empresas a competir por la retención de talento, con ofertas como bonos, flexibilidad y más armonía entre la vida profesional y familiar. “En especial los jóvenes, no solo quieren esperar el fin de semana para tener bienestar. Como personas, ya no los define el trabajo, sino el vivir la vida”.
Felipe Delgado, director de PageGroup, holding de compañías de soluciones en recursos humanos, también sostiene que, a la hora de conseguir personal, hay industrias en el ojo del huracán. En parte, porque están en sectores que han subido mucho su necesidad de personal para evolucionar sus negocios. “Hablo de energías renovables, health care y tecnología en general. Es una tendencia global que lleva a las empresas a enfrentar retos para atraer talentos y para retenerlos”.
En PageGroup, por ejemplo, tienen una base de 400.000 asociados y reciben 60.000 visitas, ya sea para consultar o para aplicar. “Los aplicantes se mueven entre 15.000 y 18.000 al mes. Posteamos ofertas laborales, según la industria, entre 600 y 700 al mes. El cierre de vacantes mensuales es de 400. Es decir, quedan 300 que tardan un poco más”.
Las cuentas de este holding revelan que la tasa de rechazo de ofertas oscila entre 30 y 35 por ciento. En esos casos, es necesario arrancar de cero la convocatoria. Esto está sucediendo principalmente en tecnología, lo que encaja con el dato entregado por el Ministerio de las TIC según el cual faltan 150.000 perfiles de tecnología. Esa dinámica abrió nuevos caminos, como el intercambio de talentos. “Las compañías del mundo están contratando colombianos y viceversa. Las que no tengan ese modelo sin fronteras se pierden una parte del mercado”, dice Delgado.
Este es otro elemento para incluir en el debate de la reforma laboral.