Macroeconomía

Pronósticos 2025: Principales indicadores económicos con optimismo moderado

El año que arranca tiene mejores perspectivas en inflación, crecimiento, tasas de interés y empleo que las registradas en 2024 y 2023. Sin embargo, el dólar y el petróleo seguirán muy volátiles.

Redacción Economía
11 de enero de 2025
La inflación continuaría bajando este año, aunque tiene varias amenazas como el aumento del salario mínimo y del precio del dólar. | Foto: istock

Luego de llegar en marzo de 2023 a su nivel más alto del presente siglo (13,34 por ciento), la inflación comenzó un proceso de descenso, que se aceleró en 2024, y todo apunta a que continuará en 2025. En promedio, el mercado espera que en diciembre de este año dicho indicador se ubique en 3,86 por ciento, lo que implica que regresará al rango meta establecido por el Banco de la República, entre 2 y 4 por ciento. Esto reflejará un alivio en los bolsillos de hogares y empresas, lo que podrá ayudar a una recomposición de la demanda interna. Así, se estima que el consumo privado adquiera mayor peso que el consumo público, el cual se prevé que estará limitado por las dificultades fiscales del Gobierno.

Pese a que las expectativas son a la baja, la inflación tendrá varias amenazas que harán que la llegada al rango meta sea más lenta. La primera, el impacto que tendrá el incremento del salario mínimo, que, en total (incorporando el subsidio de transporte), subió 11 por ciento. La segunda, las presiones alcistas en el precio del dólar y su efecto sobre productos, como los importados. Y la tercera, las expectativas de mayores precios de algunos regulados, como energía y gas, derivados de las dificultades climáticas y de las menores reservas del país, así como la esperada alza en el precio del diésel, necesaria para reducir el déficit resultante de los subsidios a los combustibles.

El BBVA advirtió que podría haber una persistencia en la inflación de los arriendos, dado que estos se ajustan con el nivel de precios del año anterior, que es más alto que el previsto para este año.

Crecimiento: ¿sostenido o frágil?

| Foto: istock

Según un documento del Banco de la República, las perspectivas para 2025 indican que la economía crecerá 2,9 por ciento y habrá una convergencia de la inflación a su meta de 3 por ciento. “Con ello se espera dar por terminado uno de los periodos más complejos para la economía colombiana y más retadores para la Junta Directiva del Banco”, agrega el informe.

En general, las expectativas frente a 2025, un año preelectoral, se ubican en un crecimiento de entre 2,5 y cerca de 3 por ciento. Como manifestó Corficolombiana, cuyo cálculo se estima en 2,6 por ciento, la actividad económica empieza a mostrar una reactivación sostenida pero lenta. El consumo de los hogares se mantiene en terreno positivo, respaldado por la reducción de las tasas de interés y la inflación, además del auge de las remesas y la resiliencia del mercado laboral. La inversión comienza a repuntar tras varios trimestres de contracción y, en el ámbito sectorial, la agricultura, los servicios y el entretenimiento se han consolidado como motores del PIB, mientras que el comercio, las obras civiles y los servicios financieros exhiben señales de una reactivación.

El panorama internacional será retador frente a lo que pase en Estados Unidos con la llegada de Donald Trump y el impacto arancelario y migratorio de sus decisiones, a lo que se suman las tensiones por los conflictos entre Rusia y Ucrania y en Medio Oriente.

Como destacó Luz Magdalena Salas, vicepresidenta de Anif, el mayor riesgo es la incertidumbre fiscal. Y destacó otro frente de preocupación: el energético. “Si no mejoran las condiciones climáticas, nos vamos a ver enfrentados a un racionamiento con altos costos de energía, pero también con altos costos para el sector productivo”.

Por su parte, Carolina Soto, excodirectora del Banco de la República, aseguró que en 2025 se verá una recuperación, pero podría ser “frágil” frente a los riesgos que tiene la economía.

Dólar: sigue la incertidumbre

| Foto: istock

La fluctuación constante ha sido una de las principales características del dólar y, para 2025, se mantendrá. Como explicó Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital, la volatilidad de la divisa, desde abril, ha bordeado el 25 por ciento.

El comportamiento del billete verde está atado a factores internos y externos que provocan incertidumbre. En el campo local, las alertas están en el frente fiscal, a lo que se suman los riesgos que podría representar una reducción de la calificación del país, los cambios anunciados en la Junta Directiva del Banco de la República y hasta el impacto por el año preelectoral.

La incertidumbre fiscal ha sido clave en el debilitamiento del peso colombiano durante el segundo semestre de 2024 y seguirá siendo un desafío importante. Las crecientes presiones presupuestarias derivadas de la reforma al Sistema General de Participaciones han elevado la prima de riesgo soberano, incrementando la preocupación de los inversionistas internacionales y afectando la percepción de estabilidad económica del país”, señaló César Pabón, director de Estudios Económicos de Corficolombiana. Él prevé que el precio del dólar promedie en 4.344 pesos durante el primer semestre de 2025 y en el segundo sea de 4.367.

Por el frente internacional, los ojos están puestos en la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la presión que pueda ejercer en las remesas tras el anuncio de una expulsión masiva de migrantes. Estos recursos han alcanzado cifras históricas y se han convertido en uno de los principales generadores de divisas en el país. También, en los efectos de su política comercial y energética, con más aranceles y una mayor producción petrolera, que podría reducir los precios del crudo.

Para Camilo Pérez, director de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, la tasa de cambio cerrará 2025 en cerca de 4.700 pesos, frente a los 4.400 que, estimó, habría terminado en 2024. Explicó que este año el precio del dólar podría tener “dos jorobas”. Un primer trimestre en el que se devalúe de manera importante, incluso llegando a máximos históricos por las presiones fiscales, la calificación de riesgo y el efecto Trump. Luego vendrá la calma, pero hacia el final del año repuntaría de cara a las elecciones en 2026.

“El 2025 va a ser muy movido”, dijo Velandia, e insistió en que el tema fiscal “es lo que más tiene preocupados a los inversionistas”.

Empleo: estancado

| Foto: Adobe stock

Si bien el empleo en Colombia se mantuvo estático, ubicándose en cifras de un solo dígito en los últimos meses de 2024, la preocupación sigue, pues aún la tasa de desocupación se encuentra por encima de los niveles previos a la pandemia. Así lo señaló Anif en un documento en el que estima que el comportamiento del mercado laboral pone de manifiesto una convergencia hacia niveles similares a los que había antes del singular 2020, mas no una recuperación real.

Un punto a favor en el mercado laboral es el empleo asalariado, que tuvo un desempeño destacado en los últimos trimestres y contribuyó al crecimiento anual del empleo total.

Pero no se pueden dejar de lado las debilidades, que siguen siendo las mismas: informalidad, mayor afectación del desempleo en mujeres y jóvenes. Es así como un 55 por ciento de los trabajadores están en la informalidad, circunstancia que se equipara a la precarización del trabajo.

Las posibilidades de que ese panorama cambie no son tan visibles, toda vez que, si bien la economía, que es la que podría impulsar la generación de empleo formal, envía señales positivas, los nubarrones no se disipan. La recuperación de los sectores claves en contratación de personal, como industria y comercio, aún no está consolidada. La rama de la construcción, que también es dinámica en demanda de mano de obra, es otra de las que podría verse afectada luego de que el Gobierno anunciara la suspensión temporal del programa de subsidio a la vivienda Mi Casa Ya, causando incertidumbre sobre lo que pueda pasar en 2025 con este sector.

De esa manera, para Anif, es crucial monitorear las cifras de empleo, pues, si bien en diciembre, por la temporada alta del comercio y el turismo, hay aumento en contrataciones, serían de carácter temporal, lo que lleva a ese centro de pensamiento a estimar que en 2024 la tasa de desocupación del total del año –que se conocerá en enero– sería de 10,3 por ciento, para caer luego a 9,7 por ciento en 2025, cuando se espera un mayor dinamismo económico. Es decir, el desempleo seguiría estancado, muy lejos de lo que se estimaba inicialmente en el Plan de Desarrollo del actual Gobierno.

Petróleo: al vaivén de la geopolítica

| Foto: Adobe stock

Los eventos geopolíticos seguirán siendo los principales determinadores del precio del petróleo en 2025. Así, una escalada militar en el Medio Oriente o cambios en las sanciones internacionales, con mayores restricciones de Estados Unidos a Irán y Venezuela, podrían interrumpir las cadenas de suministro de crudo y de gas, aumentando su volatilidad.

Firmas como Fitch Ratings esperan que la demanda global crezca en línea con 2024, aunque a un ritmo más lento que el registrado entre 2022 y 2023. Su estimación es que este año los precios del petróleo disminuyan a 70 dólares por barril desde un promedio de 80 dólares en 2024, debido a un crecimiento moderado de la demanda y a una mayor producción de países fuera de la Opep+ (grupo de los mayores productores de crudo del mundo), lo que resultará en un exceso de oferta.

Las tensiones geopolíticas representan riesgos de precios al alza, que podrían estar mitigados por la capacidad de la Opep+ para gestionar la oferta. Dicho grupo pospuso los incrementos en la producción de petróleo hasta abril de este año.

La oferta de petróleo, materia prima básica para economías como la colombiana, podría aumentar ante una menor presión global contra los hidrocarburos rusos tras la llegada de Donald Trump al poder. Este mandatario también autorizaría la exploración en zonas restringidas de su país. Por el contrario, la oferta podría verse frenada si los precios bajan mucho, lo que limitaría la rentabilidad, principalmente, de las petroleras no convencionales de Estados Unidos.

Los pronósticos de los especialistas no llegan a un consenso. Por ejemplo, Goldman Sachs tiene una previsión para este año de un precio promedio de 76 dólares por barril para el Brent, que sirve de referencia para Colombia. Lo hace anticipando un mercado equilibrado con una oferta moderada de la Opep+. Paralelamente, en el Citi proyectan una disminución significativa en los precios, estimando un promedio de 60 dólares por barril para el Brent en 2025. Esto se basaría en una reducción de la demanda y un aumento de la oferta de países no pertenecientes a la Opep+. Morgan Stanley, por su parte, anticipa precios que podrían oscilar entre 75 y 79 dólares por barril.

Firmas locales como la fiduciaria y comisionista Alianza proyectan que el barril de Brent alcance los 90 dólares para finales de 2025, influenciado por factores como las decisiones de la Opep+ para mantener la oferta limitada, junto con una mayor demanda de petróleo debido a la recuperación económica global.

Tasas: el paso firme del banco de la república

| Foto: BANCO DE LA REPÚBLICA

Pese a haber sido fuertemente criticado por recortar sus tasas de interés a una velocidad mucho más lenta de lo que pedían el Gobierno y el sector productivo, en el Banco de la República se sienten satisfechos con su actuar.

Leonardo Villar, gerente del Emisor, aseguró recientemente que la política monetaria ha sido exitosa en su propósito de bajar la inflación, dado que la caída desde el pico de marzo de 2023 hasta hoy es la más fuerte desde 1991, cuando el banco central colombiano adquirió su autonomía. Villar admitió que, aun cuando ha sido una política que ha tenido costos, estos han sido inferiores a lo que muchos preveían. Recordó, además, que desde finales de 2023 advirtieron que solo hasta 2025 el país volvería a la meta de inflación y explicó que acelerar ese proceso habría exigido una política más restrictiva. La tasa de interés del Banco de la República, que llegó a 13,25 por ciento en mayo de 2023, solo empezó a descender en diciembre de ese año y hoy está en 9,50 por ciento, un dato que sigue siendo contractivo, teniendo en cuenta que la inflación se ubica en 5,20 por ciento.

Así, las tasas de interés reales (descontando inflación) son superiores a las de otros países, como Chile, Perú o Costa Rica, pero Villar explicó que eso se debe a que allá la inflación ha bajado más rápido que acá y ya está en su meta de política. Caso contrario a Brasil o México, donde las tasas reales son mayores a las de Colombia. “En Brasil, de hecho, el banco central ha tenido que aumentar las tasas, y los mercados esperan que las sigan subiendo. Acá la expectativa es de reducciones adicionales”, subrayó Villar.

En el BBVA respaldan la actitud cautelosa del Emisor y creen que este año se mantendrá igual. Su expectativa es que la tasa de interés cierre 2025 en 6,5 por ciento y que el Banco de la República buscará mantener el diferencial de tasas con Estados Unidos por debajo de su media a fin de evitar una depreciación del tipo de cambio mayor a la estimada. Las complicaciones en el frente fiscal también se convierten en un freno para que se acelere la baja en la tasa de interés de intervención.

No obstante, existe un factor que podría cambiar la actitud cautelosa de la Junta del Banco de la República y radica en que este año dos de sus siete miembros serán cambiados, y los elegidos por el presidente Gustavo Petro serán mayoría. Esto podría hacer que se acelere el ritmo de los recortes de las tasas de interés.

En Bancolombia esperan, sin embargo, que no cambie la cautela característica del Emisor, en especial ante la frágil situación fiscal del país. “Un mayor deterioro fiscal impacta la percepción de riesgo, presiona la tasa de cambio y podría retroalimentar nuevamente una mayor inflación”, opinaron en la entidad financiera.