Economía
La debilidad de la inversión en Colombia: ¿la cuenta de cobro de la incertidumbre?
Un análisis de Corficolombiana establece que en los últimos dos años la inversión se ha rezagado 20% respecto a Brasil, México, Chile y Perú, y está por debajo de los niveles prepandemia. Si se mantiene esta tendencia, el crecimiento de la economía no superará el 2,6% y los riesgos de insostenibilidad fiscal serán aún mayores.

Aunque la economía el año pasado logró recuperarse después del bajo crecimiento de 2023, que rozó, incluso, con una recesión, uno de los indicadores que más preocupa es el de la inversión y la formación bruta de capital fijo, pues la inversión de hoy, es el crecimiento de mañana.
Corficolombiana hizo una radiografía del comportamiento de la inversión en 2024 y su debilidad. A pesar de que la economía pasó de 0,7% de crecimiento en 2023 a 1,7% en 2024, la formación bruta de capital fijo permanece un 10,1% por debajo de sus niveles de 2022 y un 10,7% por debajo de su valor prepandemia, aunque al cierre del año pasado creció 3%.

En 2023, la inversión fija registró su peor desempeño de las últimas dos décadas, excluyendo el año de la pandemia, señala el reporte y explica que tras crecer a tasas de dos dígitos en 2021 y 2022, la inversión fija reportó una caída del 12,7% en 2023 que contrastó con lo ocurrido en otros países de la región. Más aún, en el cuarto trimestre de 2023, la inversión fija presentó su mayor contracción en 18 años (-16,1%), excluyendo el periodo de la pandemia. En el segundo trimestre de 2024, la inversión alcanzó su nivel mínimo de las últimas décadas, como porcentaje del PIB, situándose en 15,2%
Un coctel de factores, que han deteriorado las condiciones, ha impactado el comportamiento de la inversión privada en los años recientes: aumento de los costos financieros, una mayor carga tributaria luego de las reformas de 2021 y 2022; aumentos de los costos de producción por la coyuntura global y la depreciación del peso a finales de 2022, la persistente incertidumbre regulatoria, lo que se refleja en el deterioro en la confianza del sector empresarial, y el aumento de la inseguridad física y jurídica.
“Como resultado, la inversión fija privada se contrajo un 14% en 2023, en contraste con una expansión del 5% en la inversión pública. Así la tasa de inversión en Colombia alcanzó su nivel más bajo en las últimas dos décadas”, señala Corficolombiana, y hace una dramática advertencia: “Con esta tasa de inversión, el crecimiento tendencial de la economía no superará el 2,6% y los riesgos de insostenibilidad fiscal serán aún mayores”.
Y dejó claro por qué se ha dado este comportamiento en el país: a diferencia de episodios anteriores –como la Gran Crisis Financiera global en 2008, cuando la inversión fija se contrajo 2,7%; los bajos precios del petróleo en 2015-2016, que llevaron a una reducción de 4,4% de la inversión fija en 2016, y la pandemia en 2020, que produjo una contracción de 23,6% en la inversión fija en el país-, parece responder principalmente a factores idiosincráticos. “Estimamos que en los últimos dos años la inversión en Colombia se ha rezagado más de 20% respecto al desempeño promedio que ha tenido en Brasil, México, Chile y Perú. La brecha actual representa una pérdida de inversión equivalente a 3,1 puntos porcentuales del PIB”. Es decir, el deterioro que ha tenido la inversión en Colombia desde 2023, no ocurrió en otros países de la región, más allá de las altas tasas de interés: mientras en Brasil, México, Chile y Perú la inversión cerró 2024 un 14,5% por encima de los niveles de 2019, en Colombia se ubicó un 10,4% por debajo.
El deterioro de la inversión en Colombia frente a otros países en la región se explica, dice Corficolombiana, por los elevados tipos de interés y el incremento de la prima de riesgo país, que afecta principalmente las tasas de largo plazo y refleja los riesgos en las perspectivas fiscales y de crecimiento de la economía colombiana, incrementando además la rentabilidad de capital esperado de la economía. “Este último factor es precisamente el que se ha deteriorado más en Colombia relativo a otros países de la región. A esto se suma el aumento de la incertidumbre política y económica. Factores idiosincráticos, como la incertidumbre regulatoria y el deterioro en la seguridad física, han postergado las decisiones de inversión de las empresas. Los factores idiosincráticos han sido centrales en la contracción de la inversión en 2023 y su lenta recuperación en 2024, al incrementar la incertidumbre y debilitar la confianza empresarial”, afirma el análisis.

Explica, además, que, si bien las condiciones externas ayudaron a que la economía colombiana creciera en la década prepandemia, en promedio, más de 3,5% por año, “fue el fortalecimiento institucional –mejoras en seguridad física, responsabilidad en el manejo de la política económica y cambios regulatorios para atraer la inversión privada– el factor diferencial que permitió a Colombia destacarse como uno de los de mejor desempeño de la región”.
Para Corficolombiana, el pobre desempeño de la inversión en Colombia desde 2022 no responde solo al contexto de altas tasas de interés, que ha sido un fenómeno global después de la pandemia, sino también al deterioro de la confianza empresarial, aumento de la carga tributaria y la incertidumbre regulatoria en sectores como infraestructura, vivienda e hidrocarburos.

La incertidumbre se ha reflejado en el impacto de decisiones regulatorias y mensajes del Gobierno Nacional, que han afectado sectores intensivos en capital, como infraestructura, vivienda e hidrocarburos. “Ejemplos de ello son el recorte presupuestal en infraestructura, la intención de modificar las vigencias futuras de grandes proyectos, la suspensión del programa Mi Casa Ya y la oposición del Gobierno Nacional a adjudicar nuevos contratos de exploración de hidrocarburos. Estas acciones han afectado la confianza empresarial, un factor esencial para dinamizar la inversión”, dice el informe y agrega que las condiciones tributarias han elevado los costos de inversión, reduciendo la competitividad del país. “Colombia tiene la tasa de impuesto de renta para empresas más alta de América Latina y de la OCDE y ha sido el país que más ha incrementado esta tarifa en la última década, pasando del 25% en 2014 al 35% en la actualidad”, puntualiza.
Para finalizar, el análisis recomienda que la estrategia de crecimiento del país en los próximos años debe girar en torno a crear condiciones atractivas para la inversión, empezando por mejorar la seguridad física, reduciendo la excesiva carga tributaria de algunos sectores y ajustando el marco regulatorio en actividades estratégicas para el crecimiento del país en la próxima década.