Hacienda
Germán Ávila, el ministro de Hacienda que le hará caso a Petro. Estas son las fichas que moverá en la cartera con la plata pública
Germán Ávila Plaza, tras haber tomado posesión, sin la tradicional ceremonia, hizo su primer pronunciamiento. Moverá fichas en el tablero para capotear la crisis fiscal. Recaudo, reforma tributaria y deuda, sus retos.

Aunque Germán Ávila, el nuevo ministro de Hacienda y el cuarto en el Gobierno de Gustavo Petro, no la tendrá fácil. De primerazo, salió al ruedo mostrando una complacencia con la misión que le han encomendado en un momento altamente complejo para las finanzas públicas.
En su debut como ministro, habló de las jugadas que hará en el tablero de una economía que apenas comienza a reanimarse, tras haber tenido un pobre comportamiento –de 0,7 por ciento en 2023 y de 1,7 por ciento en 2024–, con una expectativa este año que, aunque es mejor, sigue siendo insuficiente para enderezar el camino: la proyección de crecimiento es de 2,6 por ciento, según el Plan Financiero actualizado.

Continuidad
El mensaje transversal que emitió Ávila es el de la continuidad, pues resaltó el papel que cumplieron dos de sus antecesores: Diego Guevara y Ricardo Bonilla, mientras que no mencionó a José Antonio Ocampo, quien en su más reciente columna habló de la necesidad que tiene el país de contar con un ministro de Hacienda que sea capaz de decirle no al presidente cuando así se requiera.
El nuevo funcionario no ve el panorama tan gris como lo perciben la mayoría de colombianos, principalmente los inversionistas, que están sumidos en la incertidumbre y que no se lanzan a poner muchos recursos para aumentar su producción.
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Fue así como dijo que, al recibir el Ministerio, corroboró que “los resultados son positivos en las variables macroeconómicas más importantes de la economía”.
Además de las cifras del PIB de los dos años anteriores y de la proyectada para 2025, se refirió a la inflación, de la cual, dijo: “Está controlada y decreciente (en febrero se ubicó en 5,28 por ciento)”; mientras que puso también sobre la mesa el desempleo, que fue de 11,6 por ciento en enero, pero, en general, manifestó que “está dentro de los rangos promedio de una situación estable en la economía del país”.

Asimismo, sacó pecho con el peso colombiano, que ha resistido los coletazos que llegan por todas partes y hasta hizo alegoría a que le achacaron 100 pesos del aumento de la tasa de cambio en los días posteriores a su designación en la cartera. “Pero la realidad es que hay un comportamiento estable y razonable de la tasa de cambio”, insistió.
Entre tanto, lo que de ninguna manera se puede meter bajo la alfombra es la aguda crisis fiscal, por lo cual, cada una de las fichas que moverá Ávila Plazas tiene que ver con la búsqueda de una luz en ese túnel.
Ministerio de Hacienda del gobierno
El mensaje del ministro de Hacienda dejó ver su alineación con las ideas del presidente Petro, lo que ahora estaría siendo un requisito para permanecer en el Ejecutivo, pero, justamente, cuando Diego Guevara ocupó esa cartera, le destacaban su capacidad para ser el palo en la rueda cuando había riesgos. Ahora se habla de que varios de los integrantes del gabinete que han salido se habrían alejado del rebaño, y el mandatario lo que quiere a su alrededor es un equipo que esté alineado para cumplir su proyecto político.
En ese sentido, Ávila Plazas fue claro al señalar que, bajo su batuta, el ministerio de Hacienda será del Gobierno. “Soy el ministro de Hacienda de una propuesta de gobierno que ganó las elecciones; que tiene una agenda de trabajo; un plan de desarrollo que cumplir. Mi función no es ni la de ser el contradictor del presidente ni el encargado de controlarlo”.

Reforma tributaria, en remojo
En ese contexto, las propuestas que trae el jefe de las finanzas públicas rescatan parte de lo que ya se ha intentado sin llegar a feliz término. Por ejemplo, una reforma tributaria, cuya salida a la palestra formará parte de la agenda que adelantará con el Congreso de la República, del que, sin embargo, dijo que “no ha sido muy colaborador”, en alusión al hundimiento en ese estrado, de varias de las reformas del Gobierno. “Estamos estudiando el tema (la tributaria), todavía está en proceso de elaboración. No hay una decisión inmediata de presentarla, vamos a evaluar el ambiente en el Legislativo para poder trabajarlo”, señaló.
Se sabe que en un momento como el actual, en el que ya el foco está en las elecciones, podría no haber ambiente para el trámite de una tributaria. En más, en respuesta a lo anunciado por Ávila, el parlamentario y precandidato presidencial Miguel Uribe anunció que será férrea su oposición a una reforma tributaria.
Va por más recaudo
El ministro, por su parte, sabe que tiene que usar varias piezas para capotear la crisis fiscal. Una de ellas es la de reforzar el recaudo por impuestos, que ha tenido estrepitosas caídas en el último año e inicios de este. Para ello, ya hay un plan estructurado en la Dian, según confirmó. “Esperamos que eso tenga un primer efecto en el transcurso de este año”.
Sin embargo, la apuesta no estaría asegurada, pues la entidad recaudadora de impuestos habló de una estrategia de persuasión con el deudor tributario, pero es bien conocido que con la cartera pendiente en materia de impuestos y la evasión de tributos, ni siquiera las medidas extremas han funcionado, entre ellas la de aplicar cárcel para el infractor, como se incluyó en la pasada reforma tributaria.

‘Han sido subvencionados innecesariamente’
De lograr tramitar otro proyecto tributario, inevitablemente, para el nuevo ministro, se tocarán sectores que tradicionalmente no le han aportado a la economía del país, pese a que lo pueden hacer. “Han sido subvencionados innecesariamente. Uno de ellos es el de los juegos de suerte y azar, que generan importantes volúmenes en transacciones”, aseguró el jefe de la cartera de finanzas.
Las fichas que moverá buscan poner en un lado y quitar en el otro. Lo hará, por ejemplo, con el incremento en el precio del diésel, que, en todo caso, no tocará al transporte de carga, en el entendido en el que estaría dentro de los sectores a estimular porque son productivos y, por tanto, entran en la prioridad del Gobierno para empujar el crecimiento. “Queremos pasar de la economía de la supervivencia a la del crecimiento”, dijo, en alusión a la languidez del PIB.

Aumento en el precio del diésel
El alza en el diésel será una de las olas más difíciles de atravesar para el ministro, como ya se vio en el pasado, cuando el paro camionero que se desató en 2024, retrasó la aplicación de la medida. Finalmente, se requirió un acuerdo de 14 puntos para poder ser conjurado.
En parte, porque se argumenta que un mayor costo para el transporte de carga, terminaría por descarrilar la inflación, por lo cual Ávila enfatizó en que el incremento solo tocará al segmento de los vehículos de lujo, que son el 25 por ciento del universo que utiliza el diésel.
Unas por otras
En ese sentido, también habló de buscar las estrategias para que ese mayor costo por un combustible en paridad con el precio internacional, sea asumido por el generador de carga, lo que no suena alcanzable, ya que los transportadores afirman que ni siquiera se ha logrado que asuman el costo de los fletes. “Estamos pensando en que esos ajustes que se hagan sobre el valor del costo del diésel, sean transferidos a los generadores de carga, que son quienes causan ese mayor valor en la utilización del combustible”, expresó.
Para compensar, teniendo en cuenta que con un alza en el diésel se encarecerían algunas materias primas importadas que se requieren para producir, Ávila dijo que va a procurar una reducción en la tasa de interés del mercado, para que la financiación sea más asequible.

El 31 de marzo se sabrá lo que pasará con las tasas de interés
Es más, afirmó que ya ha tenido conversaciones con el Banco de la República –que tendrá su junta directiva decisoria en materia de tasas de interés el 31 de marzo–. “Estamos procurando que el Banco de la República nos acompañe con posibles nuevas reducciones en tasas de interés”.
Cada pedazo de la economía que está averiada requiere un esfuerzo complejo. La deuda, por ejemplo, que llegó a niveles del 61 por ciento del PIB, luego de los compromisos que implicó la crisis de la pandemia, tiene el agravante de que el país perdió el grado de inversión ante las calificadoras, con lo cual, cuando va a pedir créditos en el exterior, le cobran mayores intereses. En ese sentido, el nuevo ministro habló de “desarrollar instrumentos que nos permitan también reducir los costos de la deuda”.
Lo cierto es que, tal como señaló Felipe Campos, analista de la fiduciaria y comisionista Alianza Valores, el taxímetro del ministro Ávila echó a andar y, al igual que en hora pico, está corriendo “con tarifa dinámica”, tal como se vio esta semana, cuando el mercado de bonos colombianos registró un visible deterioro, concluyó el analista.
