Comercio Exterior

En medio de la guerra comercial de Trump, ¿quién podrá defendernos?

La constante amenaza de aranceles de EE. UU. a sus socios comerciales tiene en vilo no solo a México, Canadá y China, sino también a Colombia, cuyas exportaciones agrícolas son altamente vulnerables.

8 de marzo de 2025, 4:00 a. m.
El ataque comercial de Trump a México, Canadá y China puede provocar un desvío de la producción de dichos países a otros mercados como el nacional. | Foto: getty images

Más que el inicio de una guerra comercial, el mundo, en principio, está presenciando una estrategia de negociación en la que el presidente Donald Trump utiliza los aranceles, su palabra favorita del diccionario, como una herramienta para presionar a otros países y avanzar en sus objetivos de política exterior y promesas de campaña. En este contexto, los gravámenes han sido el mecanismo para presionar negociaciones y proteger a la industria estadounidense.

El martes de esta semana había llegado la hora cero para el temido aumento de aranceles, estimado como el más grande en un siglo, y Estados Unidos lo aplicaría inicialmente a los bienes provenientes de México, Canadá y China. Pero 48 horas después, cuando las acciones cayeron y los republicanos expresaron su preocupación por las consecuencias económicas, Trump redujo su amenaza y, además, eximió durante un mes a los fabricantes de automóviles de México y Canadá de los nuevos tributos.

En la guerra comercial de 2018, Trump no logró mejorar la balanza comercial de EE. UU. con los países afectados.
En la guerra comercial de 2018, Trump no logró mejorar la balanza comercial de EE. UU. con los países afectados. | Foto: getty images

Si bien Colombia, por ahora, no ha sido mencionada en esta tanda de aranceles, desde el pasado 26 de enero, en medio del rifirrafe entre Trump y el presidente Petro por el trato a los deportados, el país quedó expuesto y vulnerable ante posibles castigos de la Casa Blanca.

El ataque comercial de Trump a México, Canadá y China puede provocar un desvío de la producción de dichos países a otros mercados como el nacional. Así pues, una parte importante del acero que no entre a Estados Unidos podría llegar acá, y es, de hecho, uno de los principales temores en empresas como Acerías Paz del Río. Su presidente, Fabio Galán Sánchez, aseguró que “en un contexto difícil en el mercado nacional, la competencia se va a tornar un poco más compleja por esos aceros que no entren a Estados Unidos”.

Debido a que el Tío Sam tiene un superávit comercial con Colombia (nos vende más de lo que le compramos), se cree que eso podría blindar al país de la subida de aranceles. No obstante, tras el mencionado rifirrafe, Colombia se ha convertido en un caso de referencia para demostrar la efectividad de la presión comercial estadounidense. “Las tensiones futuras podrían girar en torno a seguridad y migración, particularmente en la erradicación de cultivos ilícitos, donde la amenaza de descertificación sigue latente. Además, el incremento del arancel al aluminio del 10 al 25 por ciento impacta a más de 237 empresas colombianas, aumentando costos y reduciendo competitividad”, advirtió María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia.

Agregó que otro riesgo es la aplicación de aranceles recíprocos, anunciados por Trump el pasado 13 de febrero con la idea de imponerlos a partir de abril, sin entregar mayor detalle respecto de países afectados. La reciprocidad hace referencia a reducir las disparidades arancelarias y así nivelar la cancha de juego entre Estados Unidos y sus socios comerciales. Esto, teniendo en cuenta que muchos países le cobran más a Estados Unidos que lo que este les cobra por el ingreso de su mercancía. Un análisis de Bancolombia, con datos del Banco Mundial, indica que Colombia tiene un arancel (promedio ponderado) del orden de 0,2 por ciento, mientras que le aplica un 7 por ciento a Estados Unidos.

María Claudia LacouturePresidenta de AmCham Colombia
María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia | Foto: alejandro acosta

“Estos temas, junto con al menos 19 asuntos pendientes en la relación bilateral, reflejan la posibilidad de una revisión más estricta de los acuerdos comerciales. Ante este panorama, Colombia debe fortalecer su estrategia comercial y diplomática para minimizar riesgos y garantizar la estabilidad de sus exportaciones”, señaló Lacouture.

Paralelamente, Javier Díaz, presidente de Analdex, indicó que el buen comportamiento de las exportaciones en enero, en especial las no minero-energéticas, puede explicarse, en parte, porque algunos exportadores se están anticipando a los posibles aranceles que pueda poner Estados Unidos a esas importaciones.

La mayor incertidumbre está en los aranceles a las importaciones agrícolas, pues, de ser incluida Colombia, productos como el café y las flores se verían fuertemente afectados. Esta guerra psicológica, más que comercial, tiene a muchos países al borde de un ataque de nervios.