Arte y sociedad
‘Microdosis para domar el hipopótamo interior’: el animal de la Hacienda Nápoles es ironía, crítica y juego
La muestra, que abre en Bogotá hasta el 4 de diciembre, explora cómo este animal foráneo encarna las contradicciones de un país que ha confundido el mito con la historia y la parodia con la tragedia.
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Por cuenta de su naturaleza masiva, imponente, volátil e impredecible, el hipopótamo es un animal icónico del continente africano, de los más territoriales y peligrosos... Y desde su absurda llegada a Colombia, en los años ochenta, por circunstancias ligadas al ímpetu del narcotráfico, adquirió otras dimensiones inesperadas. De muchas maneras y desde distintas estéticas, esto se explora en Microdosis para domar el hipopótamo interior, una muestra que desde mañana, abre en Bogotá.
La exposición reúne obras de 20 artistas contemporáneos que, desde la ironía, la crítica política y el juego simbólico, han convertido al hipopótamo de la Hacienda Nápoles en un ícono cultural y ecológico, un símbolo grotesco de la violencia tropicalizada, de la estética narco y del colapso institucional.
Aquí se explora entonces cómo este animal foráneo encarna las contradicciones de un país que ha confundido el mito con la historia, la parodia con la tragedia. Se hace desde esculturas y tapices hasta pintura al óleo, pintura popular, graffitis, posters, animaciones con IA, esculturas 3D, inflables, fotografía documental y cultivo de hongos psicoactivos en estiércol de hipopótamo.
La muestra es organizada por la Corporación Acción Técnica Social, con la curaduría de Santiago Rueda, se llevará a cabo en la casa de Échele Cabeza, proyecto de reducción de daños en el consumo de sustancias de la Corporación ATS, que además es un predio cedido por la SAE (Sociedad de Activos Especiales) entregado para enfrentar el fenómeno de las drogas de una manera diferente a la prohibición.
Con esta exposición se plantea otra conversación desde el arte, en torno a temas como ‘La estetización del narco’, ‘Las relaciones entre arte, legalidad y violencia’, ‘La falsificación del patrimonio’, ‘El impacto ambiental y simbólico del hipopótamo’ y ‘El cruce entre naturaleza, psicotropía y cultura contracultural’.

¿Quién y cuándo?
Las charlas tendrán lugar todos los jueves, a las 7:00 p.m. Estas serán: 6 Nov: Charla inaugural con Edgar Jiménez, “El Chino” fotógrafo de la Hacienda Nápoles. / 13 Nov: La vida social de los hipopótamos por Narcolombia. / 20 Nov: Entre la vida y la muerte: ambientalistas, animalistas y droguistas. / 27 Nov: Charla con los artistas. / 4 Dic: Fiesta de clausura.
Vale anotar que el recorrido comienza con los artistas que convirtieron al hipopótamo en emblema del imaginario narco-tropical. Por primera vez se exhibe en Bogotá la obra de Edgar Jiménez “el chino”, fotógrafo personal del capo y quién registró la llegada de los animales a Nápoles. Por primera vez se exhiben también en ésta exposición, imágenes de los primeros ejemplares llegados a Colombia, junto a otros trabajos suyos.
La obra fotográfica de “El Chino” ocupa en esta exposición un lugar incómodo pero necesario. Su mirada, forjada desde la intimidad del poder narco, no se presenta aquí como testimonio de lealtad sino como documento residual de un régimen de representación. Las imágenes de Jiménez son huellas de una época en la que la iconografía del capo se confundió con la del país. Exhibirlas no implica celebrar esa historia, sino recontextualizarla como archivo crítico, exponer el artificio de su poder visual.
Los artistas invitados son
Nadin Ospina, Alberto Baraya, Carlos Castro, Manuel Barón, Chocolo, Zoraida Díaz, Narcos lab, Stephen Ferry, Camilo Restrepo, Iván Navarro, X Andrade, José Manco, Harold Ortiz, Divino Maik, Andrés Villa, Senil, Edgar Jiménez (El Chino), Marcel Marentes, Lesivo.
Al respecto de la muestra, en su texto curatorial, Santiago Rueda explica...
Durante más de cuatro décadas, las artes visuales en Colombia han metabolizado los efectos del narcotráfico, el poder simbólico de las drogas y sus mutaciones culturales. Microdosis para domar al hipopótamo interior surge como una lectura contemporánea de esa larga digestión estética y moral, trasladando el foco desde el exceso hacia la introspección, desde la mitología narco hacia el laboratorio interior.
El hipopótamo -ese animal desbordado, torpe y fascinante que Escobar trajo a la Hacienda Nápoles- ha pasado de ser anécdota zoológica a espejo nacional. Representa el trauma ecológico, el cuerpo intoxicado del país y, a la vez, la pulsión inconsciente de una sociedad que oscila entre la culpa y la fascinación por su propio delirio. Domar al hipopótamo interior es, por tanto, un ejercicio de crítica y de curación.

‘Microdosis para domar al hipopótamo interior’ propone un recorrido entre el afuera y el adentro, entre la historia de un país que fetichizó la ilegalidad y la posibilidad de una mirada crítica que le transforme en autoconocimiento. La exposición articula el archivo y el trance, la sátira y la sanación, proponiendo una lectura curatorial donde la ironía del arte colombiano se equilibra con la potencia reparadora de lo sensible. Domar al hipopótamo interior no significa extirparlo, sino reconocer su fuerza y su sombra: convertir la narcosis cultural en microdosis de conciencia.



