Chinchiná, Caldas
El campamento 'millennial' del café
En Chinchiná, Caldas, un centenar de caficultores de entre 18 y 24 años se reunieron para promover el relevo generacional de una industria en donde solo el 3,5 por ciento de los productores son jóvenes.
Idéate Café fue el nombre de la convocatoria hecha por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) para entregarle la posta de innovación y crecimiento a una nueva generación de caficultores.
Inicialmente, la entidad recibió más de 500 propuestas de jóvenes productores de todo el país. Con esta materia prima, seleccionó 50 ideas para que formaran parte de un campamento la semana anterior en Chinchiná, Caldas, en el que mentores, guías, expertos en emprendimiento e industria del café les dieron a los muchachos herramientas para impulsar sus ideas de negocio.
La mitad de las propuestas elegidas están encaminadas al turismo rural. “Ellos quieren incluir en una ruta del café las fincas de sus padres, de las veredas, implicando una explicación sobre el proceso productivo del café, degustar un café, bilingüismos para extranjeros, avistamiento de aves, todo insertado al grano”, dijo Carlos Armando Uribe, director de asuntos gremiales de la FNC.
Los jóvenes participantes, de entre 18 y 24 años, llegaron de 12 departamentos cafeteros con la finalidad de plantear estrategias para frenar la desbandada juvenil del campo colombiano y más precisamente de ese renglón económico, que genera 750.000 empleos directos y medio millón de indirectos y en el que el promedio de edad es de 55 años.
La Industria cafetera genera 750.000 empleos directos y un millón y medio indirectos © Colombia Coffee tree
Entre los participantes estuvieron Alex Aricapa y Cristian Guapacha, de Riosucio, Caldas. La idea en la que trabajaron tiene que ver con agroturismo, planteado desde un problema: el pago de la carga de café no alcanza para los gastos de una familia cafetera. “Nosotros vemos el turismo como una alternativa de ingreso a través de reconocer la cultura cafetera de manera natural”, dijo Guachapa.
Alex dice que la búsqueda constante de las personas de vivir nuevas experiencias les hizo imaginar y diseñar actividades turísticas en torno al mundo del café. Mostrar el día a día de un caficultor al tiempo que se genera una retribución económica es una de ellas. La idea es montar un hotel campestre en su municipio que además es tránsito obligado entre Antioquia y el Eje Cafetero.
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Cobertura tecnológica para la ruralidad
Según Germán Otálora, gerente de la iniciativa Airband de Microsoft en Colombia, el 50 por ciento de la ruralidad está desconectada y en el otro 50 por ciento la cobertura es precaria. Por eso, afirma el representante de la empresa de tecnología, llegar a esas regiones es vital. No se equivoca: la industria caficultora está presente en 603 municipios, más de la mitad del país.
En ese sentido, la FNC trabaja con aliados como el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y Microsoft para conectar 20 millones de personas que están en la ruralidad y no cuentan con este servicio.
Otálora dijo que la compañía está invirtiendo en capacitación a los jóvenes en temas de cobertura “Queremos buscar formas alternativas para dar cubrimiento, por ejemplo el espectro donde se transmiten los canales de televisión, es una banda que permite llegar a zonas donde antes no se llegaba”. Agregó que con esta tecnología se espera llegar a 500 mil personas en los próximos cinco años.
Isabel Salazar, Andrés Sierra, Maria Clara Puerta y Jose Daniel Gallego, hicieron parte del campamento en el que compartieron entre emprendedores y fueron guiados en su proceso de creación de negocios. © Leonardo Numpaque M.
Otro de los emprendimientos que se destacó en el campamento fue el de Colombia Coffee Tree, que pertenece a dos jóvenes paisas amantes de la tecnología. María Clara Puerto y Jose Daniel Gallego son hijos de familias caficultoras que han trabajado juntas incluso antes de que ambos nacieran.
“Hace un año tuvimos el sueño de que cualquier persona -sin importar donde esté- pueda vivir la experiencia de ser caficultor en la tierra del mejor café del mundo”, explica María Clara.
Desarrollaron una página de Internet en la que el usuario escoge un árbol de café entre seis variedades. Le pone un nombre, lo adopta y durante un año es partícipe del proceso de producción, desde la floración hasta el grano cosechado. La iniciativa no solo incluye que el sistema informe al usuario de las cantidades de grano producidas, sino que además le envíe una muestra a su casa. Finalmente lo acredita como caficultor.
José Daniel destaca el valor agregado de este emprendimiento, que ya cuenta con 'caficultores virtuales' en el extranjero.“El café que se va a tomar esa persona es único en el mundo, nadie más tiene ese café”, dice. De los 700 gramos que aproximadamente da el árbol durante el año, se obtienen unas 50 tazas de café. En países como Estados Unidos un taza de café puede costar 2 dólares.
Dentro de los emprendimientos seleccionados el porcentaje de mujeres liderando fue del 40 por ciento. © Colombia Coffer Tree
Más innovación para la caficultura
Además se presentaron iniciativas con foco en la industrialización y comercialización de café; servicios agrícolas; tecnología y maquinaria para mejorar la calidad y la productividad de la cadena de valor.
Entre ellas, están Andres Sierra e Isabel Salazar quienes lideran un laboratorio de biotecnología, con su producto estrella de microorganismos que eliminan la polución que se emite desde el proceso de recolección del café hasta el secado.
Dado que el cultivo de café contamina demasiado, después de despulpar y lavar, este producto desdobla la materia orgánica como las cáscaras para convertirla en abono orgánico y así hacer que este cultivo sea sostenible y ambiental. Además estos jóvenes apoyan a los caficultores que han adoptado buenas prácticas a comercializar de una mejor manera su producto.
Alex Aricapa, Cristian David Guapacha, Jean Carlos Ardila y Yesid Ardila, son emprendedores en el campo del turismo y de los servicios agricolas en torno a la caficultura. ©Leonardo Numpaque Moreno
Otro emprendimiento destacado consiste en implementar la apicultura en asociatividad con los cafetales. Esta idea nació de las cabezas de dos jóvenes: Jean Carlos Ardila y Yesid Ardila de San José de Oriente, Cesar. Ambos jóvenes se criaron en medio de los cafetales de sus abuelos y padres, lo que generó un sentido de pertenencia por este cultivo. Recuerdan que de los primeros regaños que tuvieron fue “sacate de la boca esa pepa de café”.
Yesid cuenta que sus estudios de ingeniería agronómica los pagó recogiendo café durante las vacaciones. Y de primera mano vieron los escasos ingresos que le llegan al caficultor y, en la búsqueda de aumentarlos, idearon una manera natural de mejorar la calidad del producto y a la vez subir los ingresos con la instalación de apiarios en los cafetales.
Teniendo en cuenta que, de los 540 mil caficultores que hay en el país, 270 mil productores no tienen más de una hectárea sembrada de café, esta opción aparece como una solución primero, de espacio y segundo para generar más ingresos. “Además de mejorar la calidad aumenta el precio”, dijo Jean Carlos, quien asegura que las abejas con su proceso de polinización puede mejorar considerablemente al grano cosechado.
Además como el café solo se cosecha una vez al año cuenta Yesid que de estos apiarios se pueden sacar de manera permanente más productos como la miel y sus derivados para que “no se queden de manos cruzadas los campesinos el resto del año”.
Juan Montenegro y Cristian Parra, desde su amor por el café quieren formar catadores y baristas para que el amor por el café no se pierda. © Leonardo Numpaque Moreno
Finalmente el arte y conocimiento del café no se podían quedar por fuera. Juan Manuel Montenegro y Cristian Pizo, de Popayán, vieron en la catación y el barismo una profesión ligado a su amor por el café. Es así que nació Brew Coffee Company, un emprendimiento con impacto social enfocado en formar baristas y catadores con el objetivo de que la gente se culturice de todo el trabajo que hay detrás de una taza de café y que así valoren esa taza que se toman a diario, recalca Juan Manuel.
Además de instruir en la identificación del aroma, acidez, dulzor y cuerpo de cada taza de café, se enseña desde el primer trimestre de este año métodos de filtrado, arte latte (figuras que se hacen sobre los capuchinos) y en alianza con el comité cafetero trabajan en la creación de estrategias que fomenten el consumo de café en las regiones.
Estos jóvenes en su mayoría han vivido las alegrías y dolores de esta industria que en los últimos años ha venido enfrentando problemas como los bajos ingresos para el caficultor, la mayor producción del grano de países como Brasil y Vietnam.
Por su parte Roberto Vélez, gerente de la FNC, dijo que se viene trabajando desde hace un par de años en estos espacios abiertos para que los jóvenes caficultores lleguen a innovar a esta industria, pero aseguró que aún hay retos que enfrentar. "Hay varias cosas pendientes que el Estados debe proporcionar a los agricultores, como un pertinente y cercano acceso a salud, vivienda, educación y ahora también escasea la conectividad en el campo, un muchacho no se queda donde no entre la señal", dijo Vélez.
El evento liderado por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) se desarrolló durante tres días en la sede de la Fundación Manuel Mejía, que contó con el patrocinio de empresas como el Parque del Café, Almacafé, Microsoft y el apoyo de Fundación Bancolombia, Juan Valdez Café, Telefónica y Agrocafé.