“Vivir es de valientes”, Katherine Porto habla sobre las claves para descubrir el amor propio

La cartagenera Katherine Porto tiene mucho por contar, no solo por su exitosa carrera como actriz, empresaria e influenciadora, también porque su vida ha estado marcada por retos y crisis personales que la han vuelto una mujer resiliente.

A propósito del lanzamiento de Microdosis de amor propio, su más reciente libro, en el que desnuda su alma y sus momentos más oscuros, pero también afirma cómo encontró la luz, SEMANA conversó con ella sobre las claves para descubrir el amor propio, el bienestar integral y sobre cómo transformar el dolor en aprendizaje.

SEMANA: ¿Por qué se le huye tanto al trabajo de autoconocimiento?

K.P.: Porque el trabajo espiritual no es fácil, el trabajo de autoconocimiento no es fácil, es jartísimo, porque a nadie le gusta reconocer lo feo que hay en cada uno de nosotros, porque es muy incómodo gastarle tiempo a tener que recordar traumas de la infancia, a pedir perdón y a preguntar cosas incómodas, a saber de dónde viene tu historia, por qué esto que te está sucediendo está relacionado con cosas que les pasaron a tus antepasados y que ni siquiera te pertenecen. Todo eso es un camello, es un trabajo de 24 horas. Pero cuando tomas el control de tu vida y dices “sí quiero vivir y quiero vivir bien”, te das cuenta de que todo ese trabajo tan difícil de autoconocerse valió la pena.

SEMANA: ¿Cómo volverse la CEO de nuestra propia vida?

K.P.: En ese camino de autoconocimiento y de despertar hay que darse cuenta de que hay cosas que necesitan cambiar. Entender que nos toca cambiar nuestros hábitos, quitar aquellas cosas que no nos hacen bien y quedarnos con las que sí nos hacen bien. Para ser el CEO de nuestras vidas muchas veces tenemos que cambiar nuestra tribu, no podemos seguir rodeados de personas con las que no resonamos, incluso si son familiares y así al otro no le guste, también es necesario tener disciplina, aprender a gestionar nuestras emociones, no apagarlas o minimizarlas, hacernos cargo de ellas y poner límites sanos, aprender a decir no, eso es algo que va por encima de lo que sea.

A mí me costó mucho trabajo aprender a decir no y muchas personas salieron de mi vida. Cuando haces todos esos cambios en tu vida, te sientes como si tuvieras una varita mágica y empiezas a sentir que tienes el poder de tu vida, empiezas a hacer tu propia vida, ya sabes qué quieres y qué no quieres, quién entra y quién no entra en tu vida, cuánto tiempo o energía le dedicas a algo o a alguien, ese es un camino muy lindo.

SEMANA: El amor propio no solo hay que trabajarlo, también hay que rehabilitarlo. ¿Cómo se logra eso?

K.P.: Rehabilitar el amor propio, como lo digo en mi libro, es un acto de amor y necesitamos rehabilitarlo, porque por mucho tiempo hemos creído que el amor está afuera, siempre estamos buscando que alguien nos quiera y que nos dé amor, pero resulta que no nos han enseñado a darnos amor a nosotros mismos, no nos estamos dando a nosotros mismos ni un poquito de lo que queremos que los otros nos den y eso es porque nunca nos enseñaron a gestionar nuestras emociones.

Para rehabilitar el amor propio hay que hacerlo de a pequeñas dosis, eso no sucede de la noche a la mañana; es decir, tú no te despiertas y dices: “Me amo”. No, eso no pasa así. Primero hay que pasar por el lado oscuro y empezar a darte amor en esos puntos débiles de tu vida que sabes que los necesitas. Yo, por ejemplo, para rehabilitar mi amor propio tuve que sanar la relación con mi papá y a partir de ahí empecé a sanar la relación con los hombres. Para rehabilitar el amor propio hay que abrirles el espacio a las heridas y abrazarlas, hay que dejar de querer tapar siempre las heridas. Hay una técnica japonesa muy linda llamada kintsugi, en la cual las vasijas rotas se reparan con oro y eso es lo que se vuelve más preciado. Eso mismo tenemos que hacer nosotros con nuestras cicatrices y heridas más profundas, no taparlas, sino curarlas poco a poco.

Para rehabilitar el amor propio también es importante dejar de querer rehabilitar a los demás, nosotros no tenemos que estar rehabilitando a otras personas y menos si nosotros no nos hacemos cargo de nosotros mismos por miedo o pereza. Nuestra tarea no es intentar cambiar a los demás, primero debemos cambiar nosotros. Cuando lo logramos hacer, ahí empiezan a llegar personas que verdaderamente resuenan contigo.

SEMANA: ¿Cómo transitar ese autoconocimiento cuando se es madre?

K.P.: Entendí la maternidad cuando empecé a ser mi propia madre. Ser madre es una de las cosas más lindas que hay, porque la mamá es aquella que nutre. Entonces, cuando eres una mamá que no está nutrida, que está vacía, ¿qué le vas a dar a tu hijo? Para que nosotros, como madres, podamos guiar a nuestros hijos, primero tenemos que guiarnos a nosotras mismas. Cuando entendí que tenía que ser mi propia madre y que tenía que revisar cuáles eran mis emociones, empecé a darme bienestar a mí misma y a tratarme como mi propia madre; ahí todo empezó a cambiar. Esa es una de las cosas más bellas del amor propio, ser tu propia madre, eso lo aprendí de un maestro budista. En ese momento todo cambia, ahí te conviertes en tu madre y en la de tus hijos, y hoy puedo decir que mi hijo se siente orgulloso de la madre que tiene.

SEMANA: ¿Qué decirle a nuestra niña o niño interior?

K.P.: Parte del proceso de tener amor propio es recordar cuando éramos niños y sanar a esa niña o niño interior. Es importante recordar y hablarle a ese niño, decirle “conócete, no pierdas la inocencia, no pierdas la magia, comete mil errores, porque los errores se vuelven aprendizajes, disfruta, vive, explora, tienes que caerte una y mil veces para volverte a parar y renacer una y mil veces, nunca niegues tu esencia”, porque a veces se nos olvida de dónde venimos, quiénes somos y qué es eso que nos hacía felices cuando éramos chiquitos.

SEMANA: El trabajo de autoconocimiento y transformación personal también conlleva cambios físicos. ¿Por qué es importante la alimentación en ese camino?

K.p.: Porque tu cuerpo es tu hogar, en él habitas, y si no le das alimentación y los cuidados necesarios, estás interfiriendo en su proceso saludable. El bienestar tiene que ser 360 y la alimentación tiene que ir en todo ese proceso. Una alimentación saludable te ayuda a tener más energía y a pensar mejor. Cuando empiezas a escuchar a tu cuerpo, a entenderlo y a dejar de lado aquello que te hace daño, empiezas a romper patrones y tu cuerpo empieza a cambiar. Si tu intención es transformar tu vida, tienes que hacer sacrificios, que en el futuro dejan de ser sacrificios porque ya forman parte de tu vida. Comer no se trata solo de llenarte, se trata de nutrirte y darle vida a tu cuerpo. A la hora de comer es importante hacerlo en un espacio tranquilo, masticar bien los alimentos, agradecer por lo que se come, ritualizar ese momento, observar los alimentos, olerlos, eso forma parte del mindfulness. Se trata de tener más conciencia a la hora de alimentarnos.

SEMANA: ¿El ejercicio también aplica?

K.P.: Por supuesto, por ejemplo, a una persona con depresión hacer ejercicio le ayuda mucho, porque te activa la serotonina y la dopamina, y te permite encontrar paz. El cuerpo es una máquina demasiado inteligente y tú lo que tienes que hacer es meterle esa ‘gasolina’ para que él rinda; es decir, una buena alimentación, ejercicio, meditación. Lee libros, ve a terapia, de eso se trata la microdosis de amor propio.

SEMANA: Buscar ayuda profesional también es importante en ese tránsito...

K.P.: Buscar ayuda profesional es muy importante, porque cuando no lo haces, te encierras en tus pensamientos y no sales de esa oscuridad que te dice ‘mátate’. Es importante entender que la ayuda está ahí y que está para ayudarte, para apoyarnos y ayudarnos a transitar por aquello que estemos pasando. Que no nos dé pena decir que estamos en terapia, la terapia es clave en nuestras vidas.

SEMANA: Usted menciona en el libro que se deben dejar ‘morir’ algunas cosas en nuestras vidas para que la mejor versión de nosotros nazca. ¿Qué cosas?

K.P.: El miedo a vivir, porque vivir es de valientes, la culpa y el ego. En la medida en que dejamos que algunas cosas ‘mueran’, también debemos abrir campo a que nuevas cosas lleguen y solo tú decides qué quieres que entre. Tenemos que dejar que entren el amor propio, las bendiciones, las sonrisas, los abrazos, los sueños y las nuevas oportunidades, ahí nace la mejor versión de nuestras vidas.

SEMANA: Si una persona que está pasando por un momento oscuro de su vida llega a su libro, ¿con qué se va a encontrar?

K.P.: Este libro le va a servir a mucha gente porque está escrito desde el alma, tiene mucha verdad y sé que muchos van a resonar con las historias que les cuento, porque si yo logré salir de ahí, ellos también van a poder. Todo en la vida pasa; los milagros en la vida se producen cuando damos ese salto después de una decisión difícil. No están solos.