Vacunación

Turismo de vacunas: ¿asunto de supervivencia o una muestra más de la desigualdad?

Ante las demoras en la vacunación, personas con dinero están optando por viajar a países donde es fácil conseguir las vacunas. Un negocio redondo en donde hasta las agencias de viaje ofrecen planes “siete estrellas” para viajeros que quieran inmunizarse.

3 de febrero de 2021
MINIATURA MONICA
MINIATURA MONICA | Foto: MINIATURA MONICA

La pandemia en el mundo no da tregua. Ahora el debate gira en torno a quiénes deberían ser los primeros en recibir la vacuna. La línea es muy amplia y depende de asuntos éticos, de la capacidad logística y adquisitiva de los gobiernos, de las políticas públicas e incluso de la religión y la cultura. Pero hay quienes quieren ir más rápido y optan por viajar y conseguirla. Se trata del llamado ‘turismo de vacunas’, asunto que vuelve a poner al aire el tema de igualdad versus privatización.

El nuevo proceso de inoculación aún genera incertidumbre en las personas que tienen temor a no estar inmunizadas a tiempo y resultar infectadas por el virus que ha dejado muchas muertes a su paso. De ese temor a morir se han estado lucrando varias empresas que ofrecen abiertamente paquetes turísticos que incluyen alojamiento de lujo, destinos exóticos y, su mayor atractivo, la tan anhelada vacuna.

El llamado “turismo de vacunas” se ofrece en todo el mundo. Desde finales del año pasado, cuando comenzó la inmunización en algunos lugares del mundo, empresas turísticas están ofreciendo paquetes con destino a países como Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Emiratos Árabes, India, entre otros. Por su puesto, el público objetivo son personas adineradas con posibilidad de viajar. Esta nueva forma de turismo se presenta como una oportunidad de supervivencia, pero para otros, es otra de las tantas pruebas de la desigualdad que ha destapado la pandemia.

Los defensores de este turismo han dicho que la vacunación pagada por privados ayudaría a que los países y el mundo alcancen la inmunidad de rebaño más rápido, sin contar que contribuiría a reducir la presión fiscal en los países que tienen que invertir millones de dólares en los planes de vacunación.

En Inglaterra se encuentra el caso del club británico Knightsbridge Circle, que ofrece a sus miembros un viaje “siete estrellas” a Dubái por tres semanas, el tiempo requerido para recibir las dos dosis de la vacuna. Aparte del alojamiento y el transporte, el plan cuenta con un servicio de acompañamiento personalizado, una especie de mayordomo. El costo del viaje podría llegar a valer unos 230 millones de pesos colombianos, opción viable para aquellos adinerados que, en un principio, pueden pagar una cuota anual de membresía que asciende casi a los US$40.000.

En Estados Unidos, en Florida, el tema ya se estaba saliendo de control. Personas no residentes con solo demostrar que tenían más de 65 años, podían acceder a la vacuna. Al estado llegaron tantos extranjeros que tuvieron que empezar a exigir certificado de residencia e identificación estatal.

Las personas que rechazan el turismo de vacunas creen que un asunto de política pública termina siendo presa de los intereses de los más privilegiados. Estos críticos consideran que, en lugar de acelerar la inmunidad de rebaño, esta privatización puede echar al traste las políticas de salud pública. Según expertos, lo anterior podría ser más que perjudicial para aquellos países en desarrollo. Un mercado privado para vacunas de covid-19 llevaría a que la población más pobre tenga que esperar aún más tiempo para recibir la tan anhelada inoculación.

Mientras en países como Indonesia la prioridad de vacunación son los jóvenes, en naciones como Colombia son los adultos mayores. El hecho es que cada estado es libre de gestionar su plan de vacunación a su manera. Lo que los ciudadanos exigen es una infraestructura de atención médica eficiente. Ahora, en la actual coyuntura, esa es la mayor razón de la búsqueda de estos servicios en otros países.