Relaciones

Poner límites con asertividad y sin sentir culpa sí es posible, asegura la psicóloga española Alba Cardalda

La psicóloga y autora española Alba Cardalda, experta en psicoterapia cognitivo-conductual, conversó con SEMANA sobre la importancia de aprender a poner límites y a decir no.

8 de febrero de 2025, 5:14 a. m.
La psicóloga y autora española Alba Cardalda. | Foto: Sabrina Solfa

En algún momento de la vida, todos se han encontrado o se encontrarán en situaciones retadoras con compañeros de trabajo, jefes, amigos e incluso con parejas y familiares. Desde sentir la necesidad de complacer, la incomodidad a la hora de decir no, la sensación de culpa después de hacer un favor sin quererlo hasta tratar con personas mentirosas y manipuladoras.

Lo cierto es que poner límites en cualquier relación, laboral, familiar o sentimental, no es fácil, pero es fundamental para vivir en paz y para mejorar la relación con los demás y con nosotros mismos. Como lo menciona Alba Cardalda, psicóloga experta en psicoterapia cognitiva-conductual, terapia breve y estratégica, y en neuropsicología, en su libro Cómo mandar a la mierda de forma educada, “una carretera sin indicaciones es igual que una relación sin límites; nadie sabe lo que está permitido y lo que no, o qué esperar de los demás o si los demás esperan algo de uno”. Poner límites permite mantener vínculos sanos y seguros para proteger la integridad de los involucrados.

El libro, publicado en 2023, ha sido recomendado por más de 100.000 personas en el mundo.
El libro, publicado en 2023, ha sido recomendado por más de 100.000 personas en el mundo. | Foto: ..

Si los límites son tan importantes y necesarios, ¿por qué es tan difícil ponerlos? En conversación con SEMANA, Cardalda asegura que una de las principales razones por las cuales cuesta tanto sentar límites parte de los modelos de crianza, cultura y creencias sociales. “Es algo que no nos lo han enseñado desde pequeños, y muchas veces lo hemos asociado con algo que es negativo, que es de mala educación y que es de personas egoístas”. En este punto, la experta señala que es importante enseñarles a los niños a temprana edad sobre la importancia de decir no y poner límites, “porque eso los va a ayudar a construir una identidad mucho más fuerte, a saber protegerse de situaciones que les puedan hacer daño y a tener una autoestima sana”.

Añade que la dificultad parte también de la falta de educación emocional para abordar estos temas de forma asertiva y empática, lo que produce miedo y temor por cómo podrían reaccionar los otros. Los miedos más comunes a la hora de poner límites consisten en pensar que la otra persona se podría enfadar, generar rechazo hacia nosotros, dejar de hablarnos o incluso abandonarnos. Ante el miedo de poner límites surge otro obstáculo: la complacencia. “Nos han enseñado que lo que está bien es ser complaciente, a pesar de que eso pueda ser perjudicial para nosotros e incluso pueda ir en contra de nuestros valores”, señala. Frente a este escenario, es clave trabajar junto con un experto en cómo dejar el miedo y el temor a la hora de poner límites para desarrollar mejores relaciones con los demás y consigo mismo.

Sin embargo, el vertiginoso ritmo de la vida diaria hace que ese camino no sea fácil, especialmente cuando de por medio hay personas mentirosas y manipuladoras que utilizan el miedo y la culpa para obtener lo que quieren. Por eso, Cardalda asegura que es necesario detectar cuando se está teniendo una culpa insana, es decir, aquella que sentimos “por haber hecho algo que no está mal” y también aprender a identificar a las personas manipuladoras en nuestro entorno, pues “ese tipo de personas suelen ser muy inteligentes” y utilizan esa inteligencia social para su beneficio propio.

Los 4 comentarios que debería ignorar para evitar discusiones, según una experta
Mantener el respeto hacia la otra persona es crucial durante una discusión. | Foto: Getty Images

Cuando se ha logrado identificar a los manipuladores, la recomendación inicial de la experta es limitar el contacto con ellos; de ser posible, dejarlo en cero. Sin embargo, no es tan fácil cuando aquellas personas son familiares o compañeros de trabajo con los que, sí o sí, se debe interactuar. En esos casos es necesario “dejar muy claro desde el principio que a ti no te van a poder manipular. Esto significa ponerle límites lo antes posible y de forma clara”, y, ante el primer intento de manipulación o de hacernos sentir culpables, parar la interacción con esa persona o confrontarla directamente mediante una comunicación asertiva.

La experta explica que la asertividad es la capacidad para expresar lo que pensamos, cómo nos sentimos y cómo expresamos nuestras necesidades de forma clara y respetuosa tanto con el otro como con nosotros mismos. La comunicación asertiva es el punto de equilibrio entre una conversación agresiva y una pasiva. Para lograrlo es necesario un análisis introspectivo en el cual se deben identificar aquellas cosas que nos molestan, lo que estamos dispuestos a ceder y lo que forma parte de los límites no negociables. La clave para ser asertivo es también cómo se comunican las cosas tanto de manera verbal como no verbal. “El 80 por ciento de lo que decimos lo hacemos a través de la comunicación no verbal y el 20 por ciento restante, a través de las palabras”, explica la psicóloga.

Por eso es importante que haya coherencia entre ambas para que el mensaje no sea contradictorio. Cuando se le dice que no a alguien, se debe hacer de manera firme y sin gestos que reflejen miedo o duda, y esto debe ir acompañado de un lenguaje corporal que transmita seguridad, sin llegar a la agresividad. Una de las pruebas más grandes para la asertividad es al responder las críticas que se reciben, especialmente aquellas que vienen camufladas de humor. Cardalda asegura que ese tipo de comentarios son solo otra forma de agresión y que nunca se debe fingir reír, sobre todo cuando el comentario ha causado malestar e incomodidad. Ante ese escenario, se pueden utilizar técnicas como “la del banco de niebla o la del sándwich”. La primera implica reconocer con calma la posibilidad de que exista algo de verdad en lo que dice la contraparte, sin renunciar a la postura propia. La segunda consiste en iniciar con un comentario positivo, seguir con una crítica y finalizar con otro comentario positivo.

Creativo
Mature businessman giving presentation to colleague. Group of diverse business people brainstorming in meeting. | Foto: Getty Images

Cuando se han aplicado todas las herramientas para mantener una buena relación laboral, sentimental, familiar y de amistad, se han puesto límites, pero los resultados siguen sin ser los esperados y el malestar permanece, es necesario entender que es hora de decir basta y, como lo pregona la experta en su libro, “mandar a la mierda”, así sea doloroso. Llegados a ese punto, también se debe tener en cuenta que en muchas ocasiones no hay culpables, no hay alguien malo y otro bueno, pues intentar culpabilizar al otro no es el objetivo, simplemente hay personas incompatibles.

En su libro, la psicóloga española brinda algunas estrategias para decir basta y poner límites de forma asertiva, que pueden depender del estilo propio de cada persona. “Algunos prefieren la elegancia, otros usan el sarcasmo, otros la contundencia y a otros les gusta hacerlo directamente y sin opción a pérdida”.

La experta recomienda que, cuando se escoja el sarcasmo o la ironía, se haga de una forma inteligente y se considere en dónde se está y con quién se está, dado que, “aunque el humor es una herramienta muy poderosa para reducir tensiones, siempre hay que tener en cuenta el contexto para evitar el efecto contrario”. El secreto del “grotesco arte de enviar a la mierda” es hacerlo de una forma ingeniosa, original, que tenga un sello propio, permita desahogarse, genere libertad y paz. Y, como lo dice la propia Cardalda, a veces la mejor opción es un claro, sencillo, rotundo y bien pronunciado “¡vete a la mierda!”.