EDUCACIÓN
La nueva era del aprendizaje: inteligencia artificial y educación alternativa
Expertos hablan sobre la educación alternativa, sus cimientos, los temores alrededor de esta metodología y los retos a los que se enfrenta.


En Colombia, muchos padres de familia se enfrentan al desafío de elegir dónde estudiarán sus hijos. Esta decisión no se limita a seleccionar una institución educativa o considerar la inversión económica involucrada, sino que también está marcada por una preocupación crucial: qué tipo de educación o metodología es la más adecuada para potenciar la inteligencia, las habilidades y la capacidad de sus hijos para enfrentar las exigencias de un mundo globalizado.
Ante este panorama, existen varios caminos: la educación tradicional y la alternativa. Jorge Baxter, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes, explica que la educación alternativa ofrece modelos, estructuras, procesos y prácticas pedagógicas distintas a las que predominan en el sistema educativo tradicional. Es un tipo de educación en el que se organiza la experiencia de aprendizaje alrededor de ambientes y materiales, la figura del profesor pasa a ser la de un guía; niños y niñas de diferentes edades conviven y aprenden en la misma aula, tienen la autonomía para aprender a su propio ritmo y no existen los exámenes ni las calificaciones como se entiende convencionalmente. Así, existen varios métodos como el Montessori, el Waldorf, el Reggio Emilia, el Sudbury y el Doman, entre otros.
Baxter señala que la educación alternativa resulta muy interesante para aquellos estudiantes que no encajan en el sistema tradicional como, por ejemplo, aquellos que tienen diversas necesidades o maneras de aprender, algún tipo de discapacidad o incluso para niños y niñas con altas capacidades intelectuales. Sin que este modelo sea entendido como algo exclusivo para este grupo poblacional.

El experto manifiesta además que en el mundo actual, cada vez más complejo e incierto, se necesitan personas que piensen de manera diferente, que sean creativas, que tengan capacidad de colaboración y que puedan resolver problemas. Ante estas exigencias, los modelos alternativos de educación han respondido y se han centrado en cultivar este tipo de competencias, además de animar a la formación de niños y niñas más creativos, artísticos y emprendedores. “Gabriel García Márquez, por ejemplo, fue alumno de una de las primeras escuelas Montessori de Colombia. Los fundadores de Google también pasaron por escuelas Montessori”, afirma Baxter.
Lo más leído
El entorno global contemporáneo demanda que los jóvenes posean una combinación de competencias básicas, con habilidades blandas o power skills y prácticas como el mindfulness, la ética, la resiliencia, la adaptabilidad, el autoconocimiento y el liderazgo. “Las diversas metodologías de educación alternativa varían mucho en su enfoque, pero muchas coinciden en ser más flexibles, con pedagogías más activas y con una visión más integral del aprendizaje”, sostiene el experto en educación.
Al respecto, Lina Idárraga, directora del Colegio Alborada y cabeza de la Cumbre Internacional de Educación Alternativa 2025, señala que existe una nueva generación de padres que se encuentra en un proceso de transición que está rompiendo esquemas frente a lo que fue su propia formación educativa. Por ello, es entendible que al acercarse a un nuevo modelo educativo se provoque cierta resistencia y temor. Sin embargo, la experta manifiesta que es necesario que esta nueva generación de padres entienda que la educación alternativa “no carece de estructura, está aterrizada frente a las necesidades del mundo actual y está fundamentada en evidencia científica y en estudios de neurociencia”.

En esta metodología, los niños son lectores, aprenden a argumentar, desarrollan el pensamiento crítico, no aprenden por repetición, investigan, opinan y son capaces de llegar a conclusiones. La educación alternativa “no es una apuesta romántica que pretende cambiar las maneras de hacer las cosas en los colegios. Es una metodología en la que hay una personalización curricular, que respeta las maneras de aprender de cada persona y sus estilos de aprendizaje”, asegura Idárraga.
Otro de los temores que generan resistencia son las formas de evaluación y calificación; al respecto, la experta asegura que lo que se busca con esta metodología es prestar más atención al proceso que al resultado. “Lo que estamos planteando es la necesidad de aprender de verdad. En la educación alternativa sí se evalúa y de una manera más rigurosa que en la educación tradicional. Aquí no se va a memorizar para un examen, aquí se vive un proceso adaptado a las habilidades y capacidades de cada niño y donde lo que se va a evaluar son sus avances acordes con ese proceso”.
Otro punto importante que resalta Idárraga es la atención que se les presta a los espacios de enseñanza, es decir, aulas más amables con los estudiantes, con sistemas de puertas siempre abiertas y diseñadas para el desarrollo de habilidades como el trabajo en equipo, la empatía y el respeto.

Educación alternativa e inteligencia artificial
Erika Twani, CEO de la Fundación Learning One to One, afirma que inicialmente se creyó que la inteligencia artificial general (AIG) iba a alcanzar el nivel de cerebro humano, de razonamiento y entendimiento en 2030; sin embargo, algunos expertos aseguran que podría adelantarse para 2027.
Frente al impacto que este escenario tendrá en el mundo, la experta señala que la respuesta a nivel educativo debería ser el desarrollo de las habilidades básicas de aprendizaje o IQ (intelligence quotient), el fomento de habilidades emocionales o EQ (emotional intelligence), porque “la inteligencia artificial nunca va a tener inteligencia emocional”. También la promoción del coeficiente de adaptabilidad o AQ, el cual es vital para que las nuevas generaciones puedan adaptarse a nuevos contextos.
“Para asegurar que podamos convivir con la AIG necesitamos dos cosas: primero, asegurar que exista la habilidad de adaptarse y segundo, que exista la capacidad de aprender a aprender, es decir, la autonomía de aprendizaje en el niño, dos cosas que promueve la educación alternativa en niños desde los 2 años”, afirma Twani.
Desafíos

Uno de los grandes retos que enfrenta el sistema educativo en Colombia en la actualidad es que las bases mínimas en el aprendizaje, leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir, no se están alcanzando. Catalina Duarte Salcedo, especialista de educación de Unicef, asegura que “lo que dicen las pruebas Pisa sobre Colombia es que uno de cada dos estudiantes, es decir el 50 por ciento de los evaluados, no tiene las competencias mínimas de lectura y lo que es aún más preocupante es que el 70 por ciento no tiene las competencias mínimas en matemáticas”.
Al respecto, Duarte lanza dos preguntas: ¿qué hacer con ese 50 por ciento que no tiene las capacidades básicas para leer o escribir?, y ¿qué hacer con ese grupo de jóvenes que no va a poder utilizar, por ejemplo, la inteligencia artificial porque no tienen las herramientas necesarias para entenderla?
Ante este crítico escenario se pone de manifiesto el gran desafío que implica entonces promover metodologías alternativas de educación en países como Colombia, donde lamentablemente no se pueden garantizar las bases mínimas de aprendizaje en los niños y las niñas. “Cuando no están las bases mínimas de aprendizaje, no se es capaz de autoaprender y, por lo tanto, no se es capaz de moverse en ese mundo de la educación alternativa”, sostiene la experta.
Finalmente, Duarte también resalta que a la hora de hablar de educación alternativa se debe pensar en las capacidades y posibilidades económicas de las familias, especialmente en un país donde el ingreso básico mensual es de 1.423.500 pesos y la oferta de esta metodología es ofrecida mayoritariamente por instituciones privadas.