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Las seis señales que debe atender antes de cambiar el casco de su moto
Por su seguridad, es fundamental identificar cuándo ha llegado el momento de reemplazarlo.

El casco de una motocicleta es el elemento de protección más importante para cualquier conductor o pasajero. Su función principal es absorber y disipar la energía en caso de impacto, reduciendo drásticamente el riesgo de lesiones graves en la cabeza.
Sin embargo, esta capacidad no es infinita: los materiales con los que está fabricado, como el poliestireno expandido, las fibras exteriores y los acolchados internos, se deterioran con el uso, la exposición a factores ambientales y, sobre todo, después de un golpe.
Utilizar un casco en mal estado o que ya no cumple las condiciones óptimas de seguridad puede ser tan riesgoso como no usar ninguno. Por ello, es fundamental identificar cuándo ha llegado el momento de reemplazarlo.
A continuación, se detallan las señales más relevantes que indican que un casco debe ser cambiado:
1. Ha sufrido un impacto, aunque no presente daños visibles: El material interno absorbente puede comprimirse o fracturarse tras un golpe, perdiendo gran parte de su capacidad de protección. Este daño suele ser invisible a simple vista, pero reduce drásticamente la eficacia del casco. La regla es clara: si ha recibido un golpe fuerte, debe sustituirse sin excepción.
2. Ha superado su vida útil recomendada: Los fabricantes aconsejan cambiar el casco aproximadamente cada cinco años desde la fecha de fabricación, incluso si parece estar en buen estado. Factores como la radiación solar, el sudor, la humedad y las variaciones de temperatura degradan tanto la carcasa como el interior, disminuyendo su capacidad de protección.

3. Desgaste evidente en sus componentes: Cualquier grieta, abolladura, desgaste en la correa de sujeción o deformación en la carcasa es motivo de reemplazo. El deterioro del forro interior o la pérdida de forma del acolchado también afectan el ajuste y la estabilidad, lo que puede ser crítico en caso de accidente.
4. Pérdida de ajuste y sujeción: Un casco debe quedar firme, pero cómodo. Si se mueve fácilmente al girar la cabeza o ya no ejerce presión uniforme, significa que el acolchado interno se ha comprimido o deformado, reduciendo su capacidad de mantenerse en su lugar durante un impacto.
5. Normativa de seguridad desactualizada: Un casco que no cumpla las certificaciones vigentes puede no ofrecer el nivel de protección requerido por las regulaciones actuales. Aunque parezca intacto, es preferible cambiarlo por uno certificado bajo la norma vigente.
6. Olores persistentes y degradación interna: La acumulación de sudor, suciedad y bacterias puede generar olores que no se eliminan ni con una limpieza profunda. Este problema suele venir acompañado de un desgaste del acolchado, lo que no solo afecta la comodidad, también la seguridad.