Tecnología
Tenga cuidado al descargar aplicaciones bancarias porque podría estar manipulada por delincuentes para dejar sus cuentas en ceros
La seguridad digital de entidades financieras, tanto tradicionales como digitales, se encuentran en jaque por el aumento de ciberataques cada vez más sofisticados.

Las estafas cibernéticas se han convertido en una preocupación global que no discrimina fronteras ni perfiles. Los delincuentes informáticos implementan engaños cada vez más sofisticados, capaces de infiltrarse en los sistemas y engañar al usuario sin levantar sospechas.
Muchas veces, el daño solo se hace evidente cuando las consecuencias ya son irreversibles, dejando a las víctimas sin recursos ni respuestas inmediatas.
El impacto de estos ataques va mucho más allá de la pérdida económica. La confianza del usuario en las plataformas digitales se ve gravemente afectada, y en muchos casos, el trauma emocional asociado con el fraude financiero puede tener repercusiones a largo plazo.

Lo más preocupante es que estos ataques no siempre ocurren durante una interacción directa, como el phishing, sino que pueden originarse en fallos internos de seguridad durante las fases de desarrollo o actualización del software, donde las amenazas permanecen ocultas hasta que es demasiado tarde.
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Al instalar una aplicación bancaria en el celular, muchos usuarios desconocen que detrás de ese simple gesto existe una compleja cadena de procesos técnicos que involucran a desarrolladores, proveedores de software, plataformas de almacenamiento y distribución.
Esta cadena, que va desde la programación inicial hasta la publicación en las tiendas de aplicaciones, está compuesta por múltiples etapas que pueden ser blanco de ataques, incluso antes de que el producto llegue al usuario final.
Cada paso en el desarrollo de una app representa una oportunidad para que actores maliciosos intenten infiltrarse. La inclusión de librerías de terceros, los entornos de prueba automatizados y los sistemas de actualización continua aumentan los puntos vulnerables dentro del ecosistema digital.
Como advierte el experto Juan Carlos Cepeda, la amenaza no solo está en el dispositivo del usuario, sino en todo el proceso que permitió que esa aplicación llegara hasta él.

Aunque una aplicación bancaria pueda parecer confiable y operar con normalidad, existe la posibilidad de que contenga fragmentos de código alterado o elementos contaminados desde fases anteriores de su desarrollo.
Estas modificaciones maliciosas pueden introducirse de forma encubierta en partes esenciales como el código fuente o en los sistemas automatizados que se utilizan para compilar y distribuir el software, lo que convierte a la app en una posible puerta de entrada para ciberataques sin que el usuario o incluso el banco lo detecten a tiempo.