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Su información personal podría terminar en manos de delincuentes con solo dar clic en sitios web: así puede prevenirlo

Detrás de esta acción aparentemente inofensiva, podría esconderse una serie de riesgos que podrían afectar la privacidad, la seguridad y el control de los datos personales.

17 de julio de 2025, 5:48 p. m.
Las cookies son archivos de datos que los sitios web guardan en el dispositivo del usuario con el fin de recoger información sobre cómo navega por internet.
Las cookies son archivos de datos que los sitios web guardan en el dispositivo del usuario con el fin de recoger información sobre cómo navega por internet | Foto: Getty Images

Hoy en día, es común que las personas recorran páginas web, convirtiéndose en una acción habitual para millones de internautas alrededor del mundo. Sin embargo, existe un mensaje que llama la atención y aparece justo cuando ingresa a estos sitios: un aviso solicitando el consentimiento para usar cookies.

En la mayoría de los casos, este mensaje se cierra con un clic automático, sin que el internauta se detenga a leer o entender lo que está aceptando. Pero, detrás de esta acción aparentemente inofensiva, podría esconderse una serie de riesgos que podrían afectar la privacidad, la seguridad y el control de los datos personales.

Es importante entender qué son las cookies. Se trata de pequeños archivos que los sitios web almacenan en el navegador del usuario para recordar información sobre su visita. Existen cookies esenciales, que permiten el funcionamiento técnico de la página, y cookies no esenciales, como las de rastreo y publicidad, que recopilan datos con fines comerciales.

El verdadero problema surge cuando el usuario otorga permiso para que estas últimas registren su comportamiento en línea, creando un perfil detallado de sus hábitos, como el idioma preferido, los artículos añadidos al carrito o los inicios de sesión, sin que sea plenamente consciente de ello.

¿Para qué sirven las cookies de internet?
¿Para qué sirven las cookies de internet? | Foto: Getty Images

Lo más preocupante es que este tipo de cookies suele compartirse con terceros, muchas veces sin que la persona lo sepa, lo que abre la puerta a prácticas invasivas de marketing y al uso indebido de datos personales.

¿Cuáles son los riesgos de aceptar cookies sin precaución?

Aceptar cookies, especialmente aquellas de terceros, puede tener un impacto directo en la privacidad del usuario. Al hacerlo, autoriza a empresas y plataformas a recolectar información detallada como la ubicación geográfica, el historial de navegación, las búsquedas realizadas y hasta las preferencias personales.

Las plataformas de correo electrónico  son utilizadas por delincuentes para estafar.
Las plataformas de correo electrónico son utilizadas por delincuentes para estafar. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Estos datos no solo se utilizan para mostrar publicidad dirigida, sino que también pueden ser vendidos a anunciantes u otras entidades interesadas en conocer el perfil del consumidor, lo que representa una exposición constante y poco visible para el internauta.

Esto significa que cada página visitada, cada clic y cada producto consultado puede ser registrado y almacenado. Con esta información se crea un perfil digital muy preciso, que podría utilizarse para influir en decisiones de compra, mostrar contenido manipulado o incluso alterar la experiencia de navegación de forma intencionada, sin que el usuario lo perciba claramente.

Si bien las cookies no son peligrosas por sí solas, pueden convertirse en una vía de acceso para atacantes cuando los sitios web no están correctamente protegidos. En escenarios donde las cookies almacenan información importante —como tokens de sesión o datos de autenticación—, un cibercriminal podría interceptarlas mediante técnicas como el secuestro de sesión, logrando ingresar a cuentas personales o suplantar la identidad del usuario sin necesidad de conocer su contraseña.

En muchas ocasiones, la información reunida a través de cookies es compartida con empresas externas sin que el usuario sea debidamente informado. Este intercambio de datos, lejos de estar controlado, puede terminar en bases de datos expuestas o ser vendido en mercados ilegales, facilitando que caiga en manos de ciberdelincuentes y se utilice con fines fraudulentos.