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Si su nevera está aumentando el consumo de energía, haga esto de inmediato para solucionarlo

El uso adecuado de este aparato no solo contribuye al ahorro en la factura de la luz, sino que también garantiza una mejor conservación de los alimentos y prolonga su vida útil.

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Mary Nelly  Mora Escamilla

Mary Nelly Mora Escamilla

Periodista en Semana

3 de octubre de 2025, 6:36 p. m.
La nevera ocupa un papel central, ya que su funcionamiento es continuo durante todo el día y la noche, convirtiéndose en uno de los dispositivos que más repercuten en la factura mensual.
La nevera ocupa un papel central, ya que su funcionamiento es continuo durante todo el día y la noche, convirtiéndose en uno de los dispositivos que más repercuten en la factura mensual. | Foto: Montaje: Semana con fotos de Getty Images

Una de las principales preocupaciones en los hogares actualmente es el consumo de energía, no solo por su impacto ambiental, sino también por el efecto que tiene en la economía familiar debido al incremento en el costo de la factura. Esta situación funciona como un recordatorio sobre la importancia de revisar el uso de los electrodomésticos en casa, ya que algunos consumen mucha más energía que otros.

De acuerdo con cifras de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), más de la mitad del gasto eléctrico en un hogar proviene del uso de los electrodomésticos, lo que evidencia la necesidad de adoptar hábitos de eficiencia y, en muchos casos, plantearse la sustitución de aquellos aparatos que ya quedaron obsoletos en materia de ahorro energético.

Una mala mudanza puede ocasionar daños graves en la nevera.
Un mal uso de la nevera puede ocasionar daños graves. | Foto: Getty Images

Dentro de esta categoría, la nevera o también conocido como refrigerador ocupa un papel central, ya que su funcionamiento es continuo durante todo el día y la noche, convirtiéndose en uno de los dispositivos que más repercuten en la factura mensual.

Por ejemplo, durante la temporada de calor, es común que el consumo energético de las neveras se dispare, pues al abrirlas con mayor frecuencia para buscar alimentos o bebidas frías, se introduce aire caliente que obliga al sistema de refrigeración a trabajar con mayor intensidad, según información compartida por el sitio web Endesa.

El compresor, en conjunto con el gas refrigerante, debe activarse una y otra vez para restablecer la temperatura adecuada, y como el entorno es más cálido en verano, el ciclo de enfriamiento se repite más veces y se prolonga, incrementando notablemente la demanda de electricidad.

¿Qué hacer para reducir el consumo de energía de la nevera?

Dentro de los hábitos que reduce el consumo de energía se encuentran la ubicación de este electrodoméstico, la cual influye directamente en su rendimiento. Lo ideal es colocarla en un espacio fresco y bien ventilado, lejos de fuentes de calor como estufas u hornos, y protegida de la luz solar directa.

Además, expertos recomiendan dejar un margen de al menos 10 centímetros entre la pared y la parte trasera del electrodoméstico, ya que este pequeño espacio favorece la circulación del aire y evita un sobreesfuerzo del motor.

Otro aspecto clave es el estado de la puerta y sus juntas. Cuando la goma de cierre está en mal estado o deteriorada, puede permitir la entrada de aire caliente, lo que obliga al refrigerador a trabajar más de lo necesario. Por ello, revisar periódicamente este componente y reemplazarlo en caso de desgaste es fundamental. De igual manera, realizar un mantenimiento general y atender las reparaciones a tiempo prolongará la vida útil del aparato.

Existen tipos de franjas horarias en las que el precio del consumo varía.
Existen tipos de franjas horarias en las que el precio del consumo varía. | Foto: Getty Images

También es importante cuidar los hábitos de uso diario. Guardar alimentos aún calientes dentro de la nevera eleva la temperatura interna y hace que el compresor se esfuerce más para recuperar el frío perdido. Esperar a que los platos o preparaciones alcancen la temperatura ambiente antes de almacenarlos.

La limpieza y el control del sistema de refrigeración tampoco pueden pasarse por alto. El condensador, ubicado en la parte trasera, necesita estar libre de polvo para disipar correctamente el calor, por lo que conviene aspirarlo o cepillarlo al menos dos veces al año.

Ajustar la temperatura en rangos adecuados —entre 4 y 6 °C en la nevera y -18 °C en el congelador— y mantener un nivel de llenado equilibrado, que permita la circulación del aire frío, son prácticas sencillas que aseguran eficiencia y un menor gasto en la factura.