Tecnología
Si guarda la tarjeta bancaria en el bolsillo, tenga cuidado porque delincuentes podrían desocupar sus cuentas en un solo instante
La clave está en proteger las tarjetas, mantener la atención en espacios públicos y adoptar hábitos responsables.


En los últimos años, han surgido múltiples modalidades de estafa asociadas al avance de la tecnología. Una de ellas involucra a las tarjetas de crédito y débito, generando preocupación entre los usuarios por el temor de que sus cuentas bancarias puedan ser vaciadas en cuestión de segundos por delincuentes.
Una de las prácticas más recientes, que ha despertado gran interés y debate, es el robo mediante tarjetas contactless. Este método de pago, que se ha popularizado por su comodidad y rapidez, funciona a través de la tecnología NFC (Near Field Communication), la cual permite transmitir datos de forma inalámbrica al acercar la tarjeta a pocos centímetros del lector.
Las tarjetas habilitadas para esta función llevan un símbolo característico, semejante al de una señal de wifi colocada de lado, que indica su capacidad de operar bajo esta modalidad.
Sin embargo, este sistema ha sido aprovechado por ciberdelincuentes que, en espacios públicos, intentan acercar datáfonos a los bolsos o billeteras de los transeúntes para realizar cobros sin autorización. Surge entonces la pregunta: ¿es posible que un datáfono lea la información de una tarjeta de esta manera?

Martina López, especialista en seguridad informática de ESET Latinoamérica, explicó a SEMANA que sí es posible, aunque las probabilidades son bajas. Para que un dispositivo lea una tarjeta contactless debe encontrarse a muy corta distancia y no existir barreras físicas como billeteras con protección RFID.
“Lo que sí puede ocurrir, aunque tampoco es muy habitual, es el uso de lectores NFC/RFID portátiles que, en eventos masivos o lugares concurridos, se acercan a bolsos o bolsillos para intentar capturar datos de tarjetas sin contacto. Estos dispositivos pueden leer información superficial, pero no permiten realizar transacciones sin autorización, ya que se requieren capas de validación para concretar un pago”, precisó la experta.
No obstante, esta no es la única modalidad de fraude vinculada con la tecnología sin contacto. Entre las más comunes se destacan:
- Skimming digital: emplean lectores para copiar datos de tarjetas contactless. Aunque la información obtenida suele ser limitada, puede utilizarse para clonación o compras en línea.
- Cobros fantasma: ocurren cuando delincuentes acercan un datáfono a las tarjetas de las víctimas en lugares concurridos, efectuando pequeños cobros sin que estas lo perciban.
- QR maliciosos: códigos falsos que redirigen a sitios fraudulentos con el fin de robar información o instalar malware en los dispositivos.
- Phishing presencial: suplantación de empleados bancarios o personal autorizado para engañar a los usuarios y obtener tarjetas o datos sensibles.
“Estos fraudes suelen requerir proximidad física y se aprovechan de la distracción o desconocimiento de la víctima”, añadió López.
Protegerse frente a estas amenazas implica combinar medidas tecnológicas con hábitos cotidianos seguros. Una de las más eficaces es el uso de fundas con bloqueo RFID o NFC, que impiden la lectura de la tarjeta por parte de dispositivos externos. También se recomienda establecer límites bajos para los pagos sin contacto, lo que reduce el impacto económico en caso de fraude.

En el caso de los pagos mediante dispositivos móviles, es fundamental activar la autenticación mediante PIN o biometría, ya que añade una capa extra de seguridad. El uso de billeteras digitales con tokenización también representa una alternativa confiable, pues sustituyen los datos reales de la tarjeta por códigos virtuales únicos que no pueden reutilizarse.
Asimismo, para quienes no hacen uso frecuente de la función contactless, desactivarla resulta una forma sencilla de eliminar riesgos. Igualmente, es importante mantener los teléfonos actualizados, dado que las vulnerabilidades de software pueden abrir puertas a los atacantes.
Finalmente, se recomienda monitorear regularmente las transacciones bancarias y activar alertas de movimiento, lo que facilita la detección temprana de operaciones sospechosas. Incluso, conviene llevar las tarjetas en lugares seguros, evitando bolsillos externos o mochilas abiertas que puedan facilitar el acceso de terceros.